/ martes 26 de diciembre de 2023

Opinión | ¡Qué milagro!


¡Qué milagro que anda trabajando hoy! Le dijo Esculapito, interno de pregrado, o sea, futuro médico, en forma irrespetuosa, al ilustre Pediatra Dr. Fico Gómez, cuyo nombre se parece a un hospital. ¡No te dejo de guardia extra muchachito! Primero por estas fiestas y luego porque como eres de cristal capaz que me corren los de derechos infrahumanos, sin tomar en cuenta mis 30 años de trabajo. Vine a atender a la pacientita que ingresó ayer y que tiene un diagnóstico grave y su pronóstico prácticamente es mortal.

Llegó acompañada por su mamá Doña Fe y sus tías Esperanza y Caridad. ¡Solo un milagro podrá salvarla! ¿Con sus años de experiencia usted cree en milagros? Volvió a interrogar el mequetrefe en formación. Con paciencia Don Fico le explicó: es verdad que nuestros conocimientos sobre las enfermedades y sus tratamientos han progresado mucho, aún hay algunos padecimientos que no curamos o que el estado del paciente es grave y morirá cualquiera que sea su edad.

Algunas “curaciones” tienen explicación lógica, pues pueden corresponder a enfermedades psicológicas y esas con una “barrida” se pueden aliviar, a eso se llama somatizar y es campo del Psiquiatra. Otra causa puede ser el sobrediagnóstico y entonces la enfermedad no existía.

Mira Esculapito, milagro lo define la RAE como: hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a la intervención sobrenatural de origen divino. Uno de los cirujanos que más admiro, Alexis Carrel, presenció una curación inexplicable en un viaje que hizo con una peregrinación al Santuario de Lourdes, en Francia. En esa época Alexis era no creyente. Una enferma de tuberculosis peritoneal, casi moribunda, cambió totalmente su cuadro clínico, posterior a que le pusieron agua del manantial milagroso sobre el vientre. Él y otros dos médicos dieron fe de lo que sucedió. Carrel recibió el Premio Nobel por sus estudios y técnicas para suturar venas y arterias y para la realización de trasplantes. Los cuales ahora son una esperanza para los pacientes con insuficiencia renal crónica.

Por eso, si Doña Fe pide, puede que su niña mejore. La fe y la confianza en el médico y en el tratamiento hacen que los pacientes mejoren y hasta con solo ver al médico se les quita el dolor, según me han dicho y ya te tocará ver, si los atiendes con conocimientos y amabilidad, le dijo el Dr. Fico a Esculapito. ¡Don Fico venga pronto! Exclamó la Srita. Florencia, la enfermera cuya cofia lleva muchas rayitas. ¿Por qué me asusta de esa manera? Exclamó el Dr. Fico. ¡La niñita incurable y moribunda está mucho mejor!, dijo casi a gritos la Srita Florencia. ¡Parece que se le concedió el milagro a su mamá! Exclamó la Srita Florencia. Don Fico se encaminó lento y con parsimonia a la cama de la paciente para constatar el cambio clínico. ¡Tal vez sea el milagro de la Navidad!, pensó para sí, y Esculapito se quedó perplejo, pues él hizo la historia clínica de la paciente. En casa Don Fico se preguntaba quien había intercedido según la religión de la mamá de la paciente para que se presentaran estos cambios clínicos.

¿Habría sido el futuro beato? Porque había tenido una conversación con unas religiosas y le dijeron que el Padre Moisés Lira Serafín sería beatificado pronto. Haiga sido como haiga sido, la niña está mejor, su respuesta va más allá de lo esperado con la cirugía que se le realizó y los medicamentos. A Dios rogando y con el mazo dando, recordó el refrán el Dr. Fico, aferrándose a su ciencia, que no terminaba de explicar la curación de la niña.

Con estos pensamientos, se fue a la cena de Noche Buena, con su familia. Celebrando el milagro de la vida y la paz que tenemos junto a nosotros, les deseamos mi familia y yo una: Feliz Navidad y lo mejor para el año venidero.

Facebook: Marco Vázquez


¡Qué milagro que anda trabajando hoy! Le dijo Esculapito, interno de pregrado, o sea, futuro médico, en forma irrespetuosa, al ilustre Pediatra Dr. Fico Gómez, cuyo nombre se parece a un hospital. ¡No te dejo de guardia extra muchachito! Primero por estas fiestas y luego porque como eres de cristal capaz que me corren los de derechos infrahumanos, sin tomar en cuenta mis 30 años de trabajo. Vine a atender a la pacientita que ingresó ayer y que tiene un diagnóstico grave y su pronóstico prácticamente es mortal.

Llegó acompañada por su mamá Doña Fe y sus tías Esperanza y Caridad. ¡Solo un milagro podrá salvarla! ¿Con sus años de experiencia usted cree en milagros? Volvió a interrogar el mequetrefe en formación. Con paciencia Don Fico le explicó: es verdad que nuestros conocimientos sobre las enfermedades y sus tratamientos han progresado mucho, aún hay algunos padecimientos que no curamos o que el estado del paciente es grave y morirá cualquiera que sea su edad.

Algunas “curaciones” tienen explicación lógica, pues pueden corresponder a enfermedades psicológicas y esas con una “barrida” se pueden aliviar, a eso se llama somatizar y es campo del Psiquiatra. Otra causa puede ser el sobrediagnóstico y entonces la enfermedad no existía.

Mira Esculapito, milagro lo define la RAE como: hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a la intervención sobrenatural de origen divino. Uno de los cirujanos que más admiro, Alexis Carrel, presenció una curación inexplicable en un viaje que hizo con una peregrinación al Santuario de Lourdes, en Francia. En esa época Alexis era no creyente. Una enferma de tuberculosis peritoneal, casi moribunda, cambió totalmente su cuadro clínico, posterior a que le pusieron agua del manantial milagroso sobre el vientre. Él y otros dos médicos dieron fe de lo que sucedió. Carrel recibió el Premio Nobel por sus estudios y técnicas para suturar venas y arterias y para la realización de trasplantes. Los cuales ahora son una esperanza para los pacientes con insuficiencia renal crónica.

Por eso, si Doña Fe pide, puede que su niña mejore. La fe y la confianza en el médico y en el tratamiento hacen que los pacientes mejoren y hasta con solo ver al médico se les quita el dolor, según me han dicho y ya te tocará ver, si los atiendes con conocimientos y amabilidad, le dijo el Dr. Fico a Esculapito. ¡Don Fico venga pronto! Exclamó la Srita. Florencia, la enfermera cuya cofia lleva muchas rayitas. ¿Por qué me asusta de esa manera? Exclamó el Dr. Fico. ¡La niñita incurable y moribunda está mucho mejor!, dijo casi a gritos la Srita Florencia. ¡Parece que se le concedió el milagro a su mamá! Exclamó la Srita Florencia. Don Fico se encaminó lento y con parsimonia a la cama de la paciente para constatar el cambio clínico. ¡Tal vez sea el milagro de la Navidad!, pensó para sí, y Esculapito se quedó perplejo, pues él hizo la historia clínica de la paciente. En casa Don Fico se preguntaba quien había intercedido según la religión de la mamá de la paciente para que se presentaran estos cambios clínicos.

¿Habría sido el futuro beato? Porque había tenido una conversación con unas religiosas y le dijeron que el Padre Moisés Lira Serafín sería beatificado pronto. Haiga sido como haiga sido, la niña está mejor, su respuesta va más allá de lo esperado con la cirugía que se le realizó y los medicamentos. A Dios rogando y con el mazo dando, recordó el refrán el Dr. Fico, aferrándose a su ciencia, que no terminaba de explicar la curación de la niña.

Con estos pensamientos, se fue a la cena de Noche Buena, con su familia. Celebrando el milagro de la vida y la paz que tenemos junto a nosotros, les deseamos mi familia y yo una: Feliz Navidad y lo mejor para el año venidero.

Facebook: Marco Vázquez