/ martes 28 de noviembre de 2023

Espacio Tec | Redefiniendo la experiencia del empleado

En un mundo que se caracteriza por la asombrosa velocidad de avances tecnológicos y una volatilidad sin igual, la única constante es el cambio. En los negocios, se ha desarrollado una nueva forma de pensar y conceptualizar la existencia de la organización; estamos en la “era del talento”, en la que la influencia de los colaboradores impacta en la toma de decisiones estratégicas. Las organizaciones deben comprender que la esencia de su existencia reside en su gente y no en sus productos o servicios.

En esta era de transformación, adaptación y reconexión destaca la naturaleza innata del ser humano: la curiosidad; aunado a ello, la autenticidad se convierte en la ventaja competitiva indiscutible y la riqueza de las experiencias personales y profesionales cobra vital importancia.

A medida que nos recuperamos de los efectos de la pandemia descubrimos una lección crucial: la vida es efímera. Y esta conciencia ha incentivado nuestro anhelo de explorar el mundo, probar nuevas cosas y vivir experiencias que perduren en la memoria.

Es por ello que muchos de nosotros percibimos un mayor valor en las experiencias a las que tenemos acceso: ir a un restaurante, escalar una montaña, visitar un museo o conocer una nueva ciudad. Las experiencias nos ayudan a sentirnos más conectados con nuestra identidad y nos permiten construir relaciones con otras personas.

Entonces la pregunta obvia es: si las experiencias personales son tan importantes en nuestra vida, ¿cómo influyen las experiencias dentro de las organizaciones? En un mundo empresarial en constante evolución las prioridades cambian, el enfoque se pone en las personas y se restablece la esencia humana en el ámbito laboral.

Este cambio marca el inicio de una travesía para crear una experiencia del empleado que vaya más allá de lo convencional, debe ser una experiencia única y trascendental. El éxito empresarial arranca con una base de empleados talentosos, sin embargo, el papel de los líderes es crucial, ya que deben proporcionar a los colaboradores motivos sólidos para unirse a la causa de la empresa, permanecer en ella y, lo más importante, comprometerse plenamente. La única forma de hacer el trabajo de una forma excepcional es amando lo que haces.

La creación de una experiencia del empleado no es una tarea trivial ni efímera, sino un proceso a largo plazo que requiere un profundo entendimiento de las expectativas y deseos de los colaboradores. Esta experiencia emerge en la intersección de las necesidades individuales y el diseño organizativo para satisfacerlas. La clave está en crear una razón genuina para que los empleados no solo trabajen en una organización, sino que se sientan impulsados a contribuir con su máximo potencial y poner al servicio de los demás lo mejor de sí mismos.

De acuerdo con Jacob Morgan, autor del libro “The Employee Experience Advantage”, existen tres entornos que impactan directamente en la experiencia del empleado. El entorno tecnológico, que son las herramientas con las que cuentan los colaboradores para desarrollar de manera más eficiente y eficaz su trabajo, el físico, que son los espacios en donde se desarrollan las labores; y cultural, el cual representa la vibra que se siente y percibe de la organización.

Si bien, resulta complicado el abordar y satisfacer el 100% de las expectativas de los colaboradores, las empresas como por ejemplo LinkedIn, han trabajado en desarrollar entornos tecnológicos, físicos y culturales que actúen como símbolos positivos y se ajusten al perfil de los colaboradores que comparten un mismo propósito y filosofías de trabajo similares.

Los momentos que importan e impactan desempeñan un papel crucial en la narrativa de la experiencia del empleado, no solo forjan una conexión emocional con los individuos, sino que también crean vínculos más sólidos con la organización. Se basan en la autenticidad y surgen de la necesidad de crear experiencias memorables que trasciendan las tareas diarias.

Finalmente, debemos comprender que la experiencia del empleado representa el cimiento sobre el cual se construye una cultura organizacional sólida, la cual tiene el potencial de convertirse en una ventaja competitiva sostenible, capaz de atraer y retener al mejor talento y de inspirar la innovación y la adaptación a un entorno cambiante.

dgarcia.m@tec.mx

En un mundo que se caracteriza por la asombrosa velocidad de avances tecnológicos y una volatilidad sin igual, la única constante es el cambio. En los negocios, se ha desarrollado una nueva forma de pensar y conceptualizar la existencia de la organización; estamos en la “era del talento”, en la que la influencia de los colaboradores impacta en la toma de decisiones estratégicas. Las organizaciones deben comprender que la esencia de su existencia reside en su gente y no en sus productos o servicios.

En esta era de transformación, adaptación y reconexión destaca la naturaleza innata del ser humano: la curiosidad; aunado a ello, la autenticidad se convierte en la ventaja competitiva indiscutible y la riqueza de las experiencias personales y profesionales cobra vital importancia.

A medida que nos recuperamos de los efectos de la pandemia descubrimos una lección crucial: la vida es efímera. Y esta conciencia ha incentivado nuestro anhelo de explorar el mundo, probar nuevas cosas y vivir experiencias que perduren en la memoria.

Es por ello que muchos de nosotros percibimos un mayor valor en las experiencias a las que tenemos acceso: ir a un restaurante, escalar una montaña, visitar un museo o conocer una nueva ciudad. Las experiencias nos ayudan a sentirnos más conectados con nuestra identidad y nos permiten construir relaciones con otras personas.

Entonces la pregunta obvia es: si las experiencias personales son tan importantes en nuestra vida, ¿cómo influyen las experiencias dentro de las organizaciones? En un mundo empresarial en constante evolución las prioridades cambian, el enfoque se pone en las personas y se restablece la esencia humana en el ámbito laboral.

Este cambio marca el inicio de una travesía para crear una experiencia del empleado que vaya más allá de lo convencional, debe ser una experiencia única y trascendental. El éxito empresarial arranca con una base de empleados talentosos, sin embargo, el papel de los líderes es crucial, ya que deben proporcionar a los colaboradores motivos sólidos para unirse a la causa de la empresa, permanecer en ella y, lo más importante, comprometerse plenamente. La única forma de hacer el trabajo de una forma excepcional es amando lo que haces.

La creación de una experiencia del empleado no es una tarea trivial ni efímera, sino un proceso a largo plazo que requiere un profundo entendimiento de las expectativas y deseos de los colaboradores. Esta experiencia emerge en la intersección de las necesidades individuales y el diseño organizativo para satisfacerlas. La clave está en crear una razón genuina para que los empleados no solo trabajen en una organización, sino que se sientan impulsados a contribuir con su máximo potencial y poner al servicio de los demás lo mejor de sí mismos.

De acuerdo con Jacob Morgan, autor del libro “The Employee Experience Advantage”, existen tres entornos que impactan directamente en la experiencia del empleado. El entorno tecnológico, que son las herramientas con las que cuentan los colaboradores para desarrollar de manera más eficiente y eficaz su trabajo, el físico, que son los espacios en donde se desarrollan las labores; y cultural, el cual representa la vibra que se siente y percibe de la organización.

Si bien, resulta complicado el abordar y satisfacer el 100% de las expectativas de los colaboradores, las empresas como por ejemplo LinkedIn, han trabajado en desarrollar entornos tecnológicos, físicos y culturales que actúen como símbolos positivos y se ajusten al perfil de los colaboradores que comparten un mismo propósito y filosofías de trabajo similares.

Los momentos que importan e impactan desempeñan un papel crucial en la narrativa de la experiencia del empleado, no solo forjan una conexión emocional con los individuos, sino que también crean vínculos más sólidos con la organización. Se basan en la autenticidad y surgen de la necesidad de crear experiencias memorables que trasciendan las tareas diarias.

Finalmente, debemos comprender que la experiencia del empleado representa el cimiento sobre el cual se construye una cultura organizacional sólida, la cual tiene el potencial de convertirse en una ventaja competitiva sostenible, capaz de atraer y retener al mejor talento y de inspirar la innovación y la adaptación a un entorno cambiante.

dgarcia.m@tec.mx