/ viernes 30 de julio de 2021

¡Cristo es la Respuesta!

Mi paz os dejo,

Juan 14:27

En Juan 14:27 dice: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. El Señor Jesús hablando a sus discípulos la noche en que fue entregado, les dice que Él les dará paz, y les anima a no tener miedo.

En medio de las circunstancias en las que vivimos con la pandemia, o circunstancias adversas que vienen a nuestra vida, es muy normal tener temor y perder nuestra paz.

Pensemos en el momento en que el Señor Jesús les dijo eso a sus discípulos; Él estaba a unas horas de ser apresado, y más tarde crucificado; el momento más difícil de la vida terrenal de Cristo, sus discípulos estarán a horas de perder a su maestro y tendrían que esconderse. Pero en medio de estas circunstancias tan adversas el Señor Jesús les deja su paz, la cual también nos ha dejado a nosotros.

Él aclara que no es como el mundo la da, su paz es superior.

Mucha gente cree que en la perfecta salud, en la abundancia de bienes y en la fama habrá paz, pero hemos visto muchos ejemplos de gente que aparentemente teniéndolo todo, caen en depresión, en drogas, y aún muchos se han quitado la vida.

La paz que Cristo ofrece, es la paz del alma; nadie puede darla sino Dios, la paz de ser su hijo y que nadie podrá arrebatarnos de su mano, la paz de tenerle a Él por Señor, sabiendo que Él no se equivocará, y que está en control de todo lo que sucede; la paz de la seguridad del alma y la vida eterna que Dios da a los que creen en Cristo como único y suficiente Salvador.

La paz de Cristo, no significa no pasar por tiempos difíciles, su paz es saber que Él siempre estará con nosotros y que Él sabe lo que es mejor.

En medio de las dificultades, que sin duda vendrán, sólo Cristo puede darnos la paz, pero vivir sin temor, con la confianza de que estamos en sus manos.

Le animo a que en medio de estos tiempos busque a Dios, y no permitamos que las cosas vanas que este mundo ofrece, nos quiten la manera de obtener la paz verdadera, aquella que en medio de las circunstancias más adversas nos sostiene, la paz que sostuvo a Cristo en medio de la cruz, que sostuvo a los discípulos en medio del tiempo adverso.

Que su paz llene nuestros corazones.

Mi paz os dejo,

Juan 14:27

En Juan 14:27 dice: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. El Señor Jesús hablando a sus discípulos la noche en que fue entregado, les dice que Él les dará paz, y les anima a no tener miedo.

En medio de las circunstancias en las que vivimos con la pandemia, o circunstancias adversas que vienen a nuestra vida, es muy normal tener temor y perder nuestra paz.

Pensemos en el momento en que el Señor Jesús les dijo eso a sus discípulos; Él estaba a unas horas de ser apresado, y más tarde crucificado; el momento más difícil de la vida terrenal de Cristo, sus discípulos estarán a horas de perder a su maestro y tendrían que esconderse. Pero en medio de estas circunstancias tan adversas el Señor Jesús les deja su paz, la cual también nos ha dejado a nosotros.

Él aclara que no es como el mundo la da, su paz es superior.

Mucha gente cree que en la perfecta salud, en la abundancia de bienes y en la fama habrá paz, pero hemos visto muchos ejemplos de gente que aparentemente teniéndolo todo, caen en depresión, en drogas, y aún muchos se han quitado la vida.

La paz que Cristo ofrece, es la paz del alma; nadie puede darla sino Dios, la paz de ser su hijo y que nadie podrá arrebatarnos de su mano, la paz de tenerle a Él por Señor, sabiendo que Él no se equivocará, y que está en control de todo lo que sucede; la paz de la seguridad del alma y la vida eterna que Dios da a los que creen en Cristo como único y suficiente Salvador.

La paz de Cristo, no significa no pasar por tiempos difíciles, su paz es saber que Él siempre estará con nosotros y que Él sabe lo que es mejor.

En medio de las dificultades, que sin duda vendrán, sólo Cristo puede darnos la paz, pero vivir sin temor, con la confianza de que estamos en sus manos.

Le animo a que en medio de estos tiempos busque a Dios, y no permitamos que las cosas vanas que este mundo ofrece, nos quiten la manera de obtener la paz verdadera, aquella que en medio de las circunstancias más adversas nos sostiene, la paz que sostuvo a Cristo en medio de la cruz, que sostuvo a los discípulos en medio del tiempo adverso.

Que su paz llene nuestros corazones.