/ jueves 22 de febrero de 2024

¡Cristo es la Respuesta! | Estad Quietos

Salmos 46:10

Dice la Biblia en el Salmo 46:10: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”. Hay ocasiones en que Dios nos pide estar quietos.

En 2 Crónicas 20:13-18, habla de un hombre sobre el cual vino el Espíritu de Jehová, el cual le dice al pueblo: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso, paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros”. Y en los versículos 22 y 23 del mismo capítulo dice: “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero”.

El propósito de Dios en que estemos quietos tiene varias aplicaciones; y en esta ocasión, podremos ver algunas. En 2 Crónicas 20:17, es primeramente para ver la salvación de Jehová; en este versículo se refiere a la salvación de los enemigos, pero también puede aplicar a la salvación de nuestra alma que viene de parte del Señor Jesucristo, según Efesios 2:8,9 que dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación de nuestra alma no depende de nuestras obras, sino del esperar, confiar y creer en que Cristo ya lo ha hecho todo por nosotros; eso es lo que significa estar quietos.

En el Salmo 46:10, en la primera parte, dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Y es que es importante entender que en esa quietud, es que el Señor se quiere dar a conocer en nuestra vida; su suficiencia, su poder, su misericordia, su amor, su voluntad.

En 1 de Reyes 19:11 y 12 dice: “Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado”. Es en esa quietud que el profeta Elías pudo oír la voz del Señor, pudo entender la voluntad de Dios para su vida.

Ciertamente habrá momentos en nuestra vida en que lo mejor será quedarnos quietos, descansar y reposar en Él, para verlo obrar y conocerlo mejor; y así poder darle toda la gloria y la honra que Él solo merece, sin que nosotros podamos tomar mérito alguno. ¡Amén!

Salmos 46:10

Dice la Biblia en el Salmo 46:10: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”. Hay ocasiones en que Dios nos pide estar quietos.

En 2 Crónicas 20:13-18, habla de un hombre sobre el cual vino el Espíritu de Jehová, el cual le dice al pueblo: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso, paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros”. Y en los versículos 22 y 23 del mismo capítulo dice: “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero”.

El propósito de Dios en que estemos quietos tiene varias aplicaciones; y en esta ocasión, podremos ver algunas. En 2 Crónicas 20:17, es primeramente para ver la salvación de Jehová; en este versículo se refiere a la salvación de los enemigos, pero también puede aplicar a la salvación de nuestra alma que viene de parte del Señor Jesucristo, según Efesios 2:8,9 que dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación de nuestra alma no depende de nuestras obras, sino del esperar, confiar y creer en que Cristo ya lo ha hecho todo por nosotros; eso es lo que significa estar quietos.

En el Salmo 46:10, en la primera parte, dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Y es que es importante entender que en esa quietud, es que el Señor se quiere dar a conocer en nuestra vida; su suficiencia, su poder, su misericordia, su amor, su voluntad.

En 1 de Reyes 19:11 y 12 dice: “Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado”. Es en esa quietud que el profeta Elías pudo oír la voz del Señor, pudo entender la voluntad de Dios para su vida.

Ciertamente habrá momentos en nuestra vida en que lo mejor será quedarnos quietos, descansar y reposar en Él, para verlo obrar y conocerlo mejor; y así poder darle toda la gloria y la honra que Él solo merece, sin que nosotros podamos tomar mérito alguno. ¡Amén!