/ jueves 29 de febrero de 2024

¡Cristo es la respuesta! | La Eficacia de la Oración de Fe

Por Víctor Hugo Guel González


2º Reyes 4:30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.


El relato bíblico de la mujer sunamita, como se encuentra en 2 Reyes 4:18-37, nos ofrece una lección sobre lo eficaz que es la oración de fe. A través de esta historia, podemos identificar tres aspectos clave que caracterizan la oración de fe y su impacto en la vida del creyente.


I. La Expresión de la Oración de Fe (vs. 18-24)


En primer lugar, la oración de fe se expresa en palabras sinceras y directas a Dios. La mujer sunamita, al enfrentar la muerte de su hijo, no duda en dirigirse al profeta Eliseo con su angustia y necesidad. Su súplica es un acto de fe audaz, que muestra una confianza total en la intervención divina.


Además, la oración de fe se expresa en acciones decididas y persistentes hacia el medio de la bendición. A pesar del dolor y la incertidumbre, la mujer no se queda pasiva, sino que busca activamente al profeta y lo insta a actuar en nombre de Dios. Su determinación y perseverancia son ejemplos claros de una fe que obra mediante el amor.


II. Los Obstáculos de la Oración de Fe (vs. 25-31)


Sin embargo, la oración de fe también enfrenta obstáculos. En el caso de la mujer sunamita, el principal obstáculo es la incredulidad y la impotencia humana. A pesar de las palabras de Eliseo, la mujer se enfrenta al desafío de confiar en la promesa divina en medio de circunstancias desalentadoras que involucran la muerte de un hijo.


Pero gracias a su fe inquebrantable y a la intervención divina, el obstáculo de la incredulidad se supera con confianza y en el poder de Dios. La mujer persiste en su búsqueda de ayuda, y finalmente es recompensada con el milagroso regreso a la vida de su hijo, demostrando así lo superior de la fe sobre la adversidad.


III. El resultado de la Oración de Fe (vs. 32-37)


El resultado final de la oración de fe es la manifestación de la gloria y la gracia de Dios. La restauración del hijo de la mujer sunamita no solo es un milagro físico, sino también un testimonio vivo del poder y la fidelidad de Dios para con aquellos que confían en Él.


Además, el resultado de la oración de fe es la restauración y la alegría. La mujer sunamita experimenta la satisfacción de ver a su hijo regresar a la vida, un regalo inesperado que trae gozo y gratitud a su corazón. Este milagro no solo transforma la vida del niño, sino también la de toda su familia, fortaleciendo su fe y esperanza en el Dios de los milagros.


En conclusión, el relato de la mujer sunamita nos inspira a perseverar en la oración de fe, confiando en que Dios es capaz de obrar poderosamente en nuestras vidas, incluso en medio de las circunstancias más difíciles. Que podamos aprender de su ejemplo y experimentar la plenitud de la gracia de Dios a través de una fe que no duda.



Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí.

Calle Nube #560, Colonia Garita de Jalisco

Teléfono. 444-841-5387

Horarios: Domingo: 10:00 A.M. 12:00 P.M. y 6:00 P.M. Miércoles 7:00 P.M.

Por Víctor Hugo Guel González


2º Reyes 4:30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.


El relato bíblico de la mujer sunamita, como se encuentra en 2 Reyes 4:18-37, nos ofrece una lección sobre lo eficaz que es la oración de fe. A través de esta historia, podemos identificar tres aspectos clave que caracterizan la oración de fe y su impacto en la vida del creyente.


I. La Expresión de la Oración de Fe (vs. 18-24)


En primer lugar, la oración de fe se expresa en palabras sinceras y directas a Dios. La mujer sunamita, al enfrentar la muerte de su hijo, no duda en dirigirse al profeta Eliseo con su angustia y necesidad. Su súplica es un acto de fe audaz, que muestra una confianza total en la intervención divina.


Además, la oración de fe se expresa en acciones decididas y persistentes hacia el medio de la bendición. A pesar del dolor y la incertidumbre, la mujer no se queda pasiva, sino que busca activamente al profeta y lo insta a actuar en nombre de Dios. Su determinación y perseverancia son ejemplos claros de una fe que obra mediante el amor.


II. Los Obstáculos de la Oración de Fe (vs. 25-31)


Sin embargo, la oración de fe también enfrenta obstáculos. En el caso de la mujer sunamita, el principal obstáculo es la incredulidad y la impotencia humana. A pesar de las palabras de Eliseo, la mujer se enfrenta al desafío de confiar en la promesa divina en medio de circunstancias desalentadoras que involucran la muerte de un hijo.


Pero gracias a su fe inquebrantable y a la intervención divina, el obstáculo de la incredulidad se supera con confianza y en el poder de Dios. La mujer persiste en su búsqueda de ayuda, y finalmente es recompensada con el milagroso regreso a la vida de su hijo, demostrando así lo superior de la fe sobre la adversidad.


III. El resultado de la Oración de Fe (vs. 32-37)


El resultado final de la oración de fe es la manifestación de la gloria y la gracia de Dios. La restauración del hijo de la mujer sunamita no solo es un milagro físico, sino también un testimonio vivo del poder y la fidelidad de Dios para con aquellos que confían en Él.


Además, el resultado de la oración de fe es la restauración y la alegría. La mujer sunamita experimenta la satisfacción de ver a su hijo regresar a la vida, un regalo inesperado que trae gozo y gratitud a su corazón. Este milagro no solo transforma la vida del niño, sino también la de toda su familia, fortaleciendo su fe y esperanza en el Dios de los milagros.


En conclusión, el relato de la mujer sunamita nos inspira a perseverar en la oración de fe, confiando en que Dios es capaz de obrar poderosamente en nuestras vidas, incluso en medio de las circunstancias más difíciles. Que podamos aprender de su ejemplo y experimentar la plenitud de la gracia de Dios a través de una fe que no duda.



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