/ jueves 11 de abril de 2024

¡Cristo es la respuesta! | Tradición, o una relación de Corazón

Marcos 7:5–7 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.


Estos versículos del Evangelio de Marcos, nos llevan a reflexionar sobre la verdadera esencia del cristianismo y la importancia del corazón en nuestra relación con Dios. Este pasaje nos presenta una conversación entre Jesús y los fariseos, quienes cuestionan a Jesús sobre por qué sus discípulos no siguen las tradiciones de los ancianos al lavarse las manos antes de comer.


Jesús, en su respuesta no se centra en las prácticas externas, sino que va directamente al corazón del asunto. Él les dice: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres".


Este pasaje nos enseña que Dios no solo está interesado en nuestras acciones externas, sino lo que realmente le importa es el estado de nuestro corazón. Puede ser fácil caer en la trampa de enfocarnos en las tradiciones y prácticas religiosas, pero si nuestro corazón no está verdaderamente comprometido con Dios, todo eso no tiene valor ni significado.


Entonces, ¿qué significa tener un corazón comprometido con Dios? Significa primeramente reconocer nuestra necesidad de perdón y redención y aceptar el sacrificio de Jesús como la única forma de salvación; también es el amarlo con todo nuestro ser, obedecer sus mandamientos y buscar su voluntad en todo lo que hacemos.


En lugar de seguir ciegamente las tradiciones humanas, Jesús nos llama a buscar una relación personal y genuina con Dios. Esto implica un compromiso diario de tener comunión con Él dedicando tiempo en oración y estudio de la Palabra. También implica vivir una vida de integridad y amor hacia los demás, reflejando el carácter de Cristo en todo lo que hacemos.


La advertencia de Jesús a los fariseos es importante para nosotros hoy en día. Podemos ser tentados a enfocarnos en las apariencias externas de la religión, pero si nuestro corazón no está verdaderamente entregado a Dios, nuestras acciones no tienen sentido y valor. Es importante examinar constantemente nuestro corazón y asegurarnos de que esté alineado con la voluntad de Dios.


En conclusión, estos versículos nos recuerdan que lo que realmente importa es el estado de nuestro corazón, no las obras y apariencia externa. Que busquemos siempre tener un corazón comprometido con Dios, amándolo y sirviéndolo con toda nuestra alma, mente y fuerzas. Que nuestras acciones reflejen la verdadera adoración que proviene de un corazón entregado a Dios.



Marcos 7:5–7 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.


Estos versículos del Evangelio de Marcos, nos llevan a reflexionar sobre la verdadera esencia del cristianismo y la importancia del corazón en nuestra relación con Dios. Este pasaje nos presenta una conversación entre Jesús y los fariseos, quienes cuestionan a Jesús sobre por qué sus discípulos no siguen las tradiciones de los ancianos al lavarse las manos antes de comer.


Jesús, en su respuesta no se centra en las prácticas externas, sino que va directamente al corazón del asunto. Él les dice: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres".


Este pasaje nos enseña que Dios no solo está interesado en nuestras acciones externas, sino lo que realmente le importa es el estado de nuestro corazón. Puede ser fácil caer en la trampa de enfocarnos en las tradiciones y prácticas religiosas, pero si nuestro corazón no está verdaderamente comprometido con Dios, todo eso no tiene valor ni significado.


Entonces, ¿qué significa tener un corazón comprometido con Dios? Significa primeramente reconocer nuestra necesidad de perdón y redención y aceptar el sacrificio de Jesús como la única forma de salvación; también es el amarlo con todo nuestro ser, obedecer sus mandamientos y buscar su voluntad en todo lo que hacemos.


En lugar de seguir ciegamente las tradiciones humanas, Jesús nos llama a buscar una relación personal y genuina con Dios. Esto implica un compromiso diario de tener comunión con Él dedicando tiempo en oración y estudio de la Palabra. También implica vivir una vida de integridad y amor hacia los demás, reflejando el carácter de Cristo en todo lo que hacemos.


La advertencia de Jesús a los fariseos es importante para nosotros hoy en día. Podemos ser tentados a enfocarnos en las apariencias externas de la religión, pero si nuestro corazón no está verdaderamente entregado a Dios, nuestras acciones no tienen sentido y valor. Es importante examinar constantemente nuestro corazón y asegurarnos de que esté alineado con la voluntad de Dios.


En conclusión, estos versículos nos recuerdan que lo que realmente importa es el estado de nuestro corazón, no las obras y apariencia externa. Que busquemos siempre tener un corazón comprometido con Dios, amándolo y sirviéndolo con toda nuestra alma, mente y fuerzas. Que nuestras acciones reflejen la verdadera adoración que proviene de un corazón entregado a Dios.