Dios Jesucristo, en su Camino del Calvario, hace unos 2,000 años, estando acompañado por sus discípulos en un desierto de la ciudad de Betsaida, hasta dicho lugar llegaron 5,000 seguidores, a quienes recibió y les predicó sobre el Reino de Dios, sanó también a los enfermos, así como alimentó a cada uno de ellos, multiplicando cinco panes y dos pescados, según Lucas 9:10-16.
Después, Cristo, al proseguir con su itinerario para ser crucificado, fue declarado por su apóstol Pedro como: “El Cristo de Dios”; y, acto continuo, Jesús les comunicó a sus 12 discípulos lo siguiente: “Es necesario que, el Hijo del Hombre (Cristo Mismo), padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Por ende, todo lo anterior, como Palabra de Dios, Permanece para Siempre, según 1 Pedro 1:25, e Isaías 40:8, y está vigente para todos nosotros, aquí ahora, para alcanzar el Reino de Dios, de carácter Espiritual, el cual es Cristo Mismo, a Quien si aceptamos, arrepentidos de nuestros pecados y recibimos como Salvador Personal, El nos perdona, porque El ya se sacrificó por nuestros pecados para vencer la eternidad que nos correspondía condenados en el infierno, sanándonos Jesús de todas nuestras enfermedades pecaminosas, las cuales Cristo nos elimina, para ya no continuar en la maldad, sino tomar Nuestra Cruz que es el Mismo Jesús, para seguirle eternamente.
En consecuencia, nada ni nadie nos puede impedir tener con nosotros a Cristo, con sólo perder nuestra vida de maldad, para Salvar (Ganar) Nuestra Vida por Causa de Cristo, Quien Nos Amó desde la eternidad y por ello se inmoló en el Calvario. ¡Entonces, oigamos la Palabra de Dios Cristo, creyendo también en Dios Trino y Uno, para tener Vida Eterna Feliz, al lado de Ellos!, según Juan 5:24.
Estimado Lector: en la proximidad de la conmemoración del Sacrificio de Cristo en el Calvario: ¡Este Dios Salvador te anuncia su Muerte!, y te invita a hacer tuyo su Itinerario del Calvario con sólo decirle con valentía, decisión y reflexión:
“Jesucristo, Señor Mío y Dios Mío, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, y límpiame con tu Sangre Preciosa derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Si Dios permite continuaremos el viernes siguiente.