Dios Jesucristo, en San Lucas capítulo 4 de la Biblia, hace unos 2,000 años, luego de estar sin comer durante cuarenta días en el desierto, y de haber vencido a Satanás que trató de tentarlo en tres ocasiones, sin lograrlo; se fue enseguida, triunfante Jesús, a Galilea, difundiéndose su fama por todos los alrededores; avanzando así, este Cristo, hacia la consumación de su oficio eterno como Salvador de sus creyentes.
En efecto, Cristo Jesús continuó su Camino para ser Crucificado en el Calvario, enseñando en las sinagogas y era glorificado por todos, y llegando a Nazaret entró al templo donde leyó a los judíos reunidos lo siguiente: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para dar Buenas Nuevas a los pobres; me ha enviado a Sanar a los quebrantados de corazón; a Pregonar libertad a los cautivos, y Dar vista a los ciegos; a Poner en libertad a los oprimidos; a Predicar el Año Agradable del Señor”, según Lucas 4:14-19, mensaje éste, profetizado en Isaías 61:1-3, unos 700 años antes de Cristo, el cual está vigente, y podemos hacerlo nuestro, porque es Palabra de Dios que permanece para siempre, según 1 Pedro 1:25.
Por lo tanto, ante la cercanía de la llamada Semana Mayor de la conmemoración de la Crucifixión, Muerte y Resurrección de Cristo, si queremos, podemos acercarnos a Jesús, para aceptarlo como Salvador arrepentidos de nuestros pecados, lo cual nos es indispensable, porque todos somos pecadores, según Romanos 3:10 y 23; y ya con el perdón de Cristo, El, de inmediato hará nuestros sus Dones Espirituales consistentes en: las Buenas Nuevas de Salvación, Salud, Libertad, Vista, y Año Agradable, que significan Feliz y Gozosa Vida Eterna, según Lucas 4:14-19, porque para ello, Jesús se sacrificó por nosotros en el Calvario, según Juan 3:16; y, además, El es también, Nuestro “Camino, Verdad y Vida”, que nos lleva de la mano y nos entrega a Dios Padre para ser sus hijos, según Juan 14:6 y 1:12, y nos edifica para ser Templos del Espíritu Santo, según 1 Corintios 3:16.
Estimado Lector: Te invita Cristo a hacer tuyo su Camino del Calvario con sólo decirle:
“Cristo, Señor mío y Dios mío, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, y límpiame con tu Sangre Divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Si Dios permite continuaremos el viernes siguiente.