Los escritos del padre Moisés reflejan una relación personal e íntima con Nuestro
Señor. Él está hablando de «Alguien», es decir de Dios, de quien está enamorado y quiere
que todos se enamoren de Él.
«Este Dios en el que meditamos y en el que vale la pena poner todo nuestro amor,
es a quien hemos de buscar en este mundo, Dios así lo quiere de una manera general de
todos los humanos. Nos hizo para Él, para servirle, conocerle y después gozarlo en la
posesión de la luz y del amor, debemos tener a Dios, vivir para Él con ese tinte filial de
niños como hijos muy amados de Dios».
El padre Moisés vivió lo que enseñó, acuñando la siguiente frase: «Señor cuanto
más me empequeñezco, más me acerco a Ti. Y cuanto te aproximas más a mí, tanto más
aumenta mi pequeñez y con ella mi única grandeza Tú».
Continúa el Apóstol de la bondad: «Para realizar este fin, para llevar a cabo este
ideal de ser totalmente de Dios. Él mismo nos ha puesto un medio que es general para
todos: Jesús. Dios Padre nos dio a su Hijo para que por su Hijo fuéramos a Él. Ciertamente
Dios era inaccesible para nosotros. ¿Cómo subiríamos a Dios sin Jesús? En su providencia
Dios dispuso de un medio para llevarnos a Él y ese medio es al mismo tiempo el fin, es con
quien debemos estar unidos, a quien debemos constantemente tener presente, es el modelo
que debemos copiar y copiándolo, nos unirá a Él y viviremos de Dios.
Debemos amar ardientemente a Jesús. Debemos amarlo y apasionarnos de su amor.
Jesús es hermoso, atractivo, es nuestro hermano, es nuestro redentor. Jesús nos ha amado
hasta el fin, hasta lo indecible, hasta la Eucaristía, hasta el calvario, hasta la muerte. Nos
sigue con la mirada de su alma y nos ama con su corazón de Dios y Hombre, nos ama como
de su familia porque quiso hacerse uno de nosotros, tomó nuestra fragilidad, nuestra
miseria, nuestra naturaleza para elevarnos a Dios.
Si llegáramos a lograr que Jesús viviera en nosotros y nosotros en Él, que Dios
dijera: “Este es mi hijo muy amado, esta es mi hija muy amada, y en el o ella tengo todas
mis complacencias”. Si consideramos a Dios todo Amor es más encantador para nosotros».
El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín goza de la presencia de Dios, y
hoy, se encuentra en proceso de ser reconocido por la Iglesia como santo. Actualmente, en
Roma, se está estudiando un presunto milagro para la beatificación. Proponemos al Siervo
de Dios como modelo e intercesor, encomiéndate a su intercesión y si Dios quiere, pronto
pueda la Iglesia declarar beato al Primer Misionero del Espíritu Santo y Fundador de las
Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. Con tu donativo continuamos la difusión de
la Causa de Canonización del Apóstol de la Bondad. Para dar a conocer gracias y favores
recibidos por su intercesión, comunicarse al teléfono: 5555 47-3139 o al correo electrónico:
secretariageneralmcmi@gmail.com