/ jueves 30 de julio de 2020

¡Cristo es la Respuesta!

  • Un precio que pagar
  • 2 Samuel 24:21 al 28

En esta historia se nos habla acerca de las consecuencias que vienen al pueblo por causa de que David había decretado un censo la cual no fue agradable a los ojos del Señor, ya que era motivo de soberbia y vanagloria de parte del rey David, y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado y murieron del pueblo desde Dan hasta Berseba, setenta mil hombres y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla Jehová se arrepintió de aquel mal y dijo al ángel que destruía al pueblo: “Basta ahora, detén tu mano y el ángel de Jehová estaba junto la era de Arauna Jebuseo. En el versículo 18 dice: Y Gad vino a David aquel día y le dijo: sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna Jebuseo. David obedeció y cuando Arauna vio venir al rey y a sus siervos se inclinó rostro a tierra y dijo: “¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? David respondió: para comprar de ti la era a fin de edificar un altar a Jehová para que cese la mortandad del pueblo. Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor al rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para la leña. Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.” Sin duda una oferta muy tentadora, todo le iba a salir gratis, no iba a costar nada, creo que muchos de nosotros no hubiéramos tenido ningún problema en aceptar semejante ofrecimiento, sin embargo David expresó algo que no debemos perder de vista y es que si Dios en verdad va a ser propicio necesitamos entender que hagan precio que pagar en el versículo 24 dice: “Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocausto que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata”.

Estamos en un tiempo en donde queremos que todo sea fácil, sea sencillo, que no requiera sacrificio, que no me incomode. Y si es gratis sin que me cueste, pues mejor. Esa es la manera de pensar de muchos de nosotros, y luego esa manera de ver las cosas y de actuar lo trasladamos a las cosas de Dios. Ahora, Dios no está esperando mandas, que nos vayamos de rodillas de tala a cual lugar, que hagamos largas caminatas, que nos flagelemos, que carguemos pesadas cruces por varios kilómetros o que nos crucifiquemos en algunos pueblos de las Filipinas; pero sí espera que estemos dispuestos a pagar un precio dejando de lado la apatía, la indiferencia, la tibieza, nuestra conveniencia, y comodidad. Por ejemplo en Josué 1:6-9 Dios le dijo a Josué que si él va a obedecer la palabra de Dios, si él va a ser fiel en predicar, en guardar, lo que está escrito; le manda que se esfuerce, que sea valiente, que no tema, que no desmaye; es ahí donde con toda seguridad Dios espera que estemos dispuestos de pagar un precio.

Otro ejemplo lo encontramos en Marco 9:29 donde Jesús dice: “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”. Y claro para llevar a cabo oración y ayuno se requiere disciplina, esfuerzo, carácter. Concluyó diciendo que en el versículo 25 dice: “Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocausto y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel”.

La reflexión obligada en estos tiempos ser que algunos de nosotros los cristianos estemos en serio, para que cese la mortandad y cese la plaga ¿estaremos dispuestos de pagar el precio? .Que Dios nos permita entender qué es importante recordar que hay un precio que pagar.

  • Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí
  • Calle Nube # 560
  • Garita de Jalisco
  • Tel. 444-8415387
  • Un precio que pagar
  • 2 Samuel 24:21 al 28

En esta historia se nos habla acerca de las consecuencias que vienen al pueblo por causa de que David había decretado un censo la cual no fue agradable a los ojos del Señor, ya que era motivo de soberbia y vanagloria de parte del rey David, y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado y murieron del pueblo desde Dan hasta Berseba, setenta mil hombres y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla Jehová se arrepintió de aquel mal y dijo al ángel que destruía al pueblo: “Basta ahora, detén tu mano y el ángel de Jehová estaba junto la era de Arauna Jebuseo. En el versículo 18 dice: Y Gad vino a David aquel día y le dijo: sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna Jebuseo. David obedeció y cuando Arauna vio venir al rey y a sus siervos se inclinó rostro a tierra y dijo: “¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? David respondió: para comprar de ti la era a fin de edificar un altar a Jehová para que cese la mortandad del pueblo. Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor al rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para la leña. Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.” Sin duda una oferta muy tentadora, todo le iba a salir gratis, no iba a costar nada, creo que muchos de nosotros no hubiéramos tenido ningún problema en aceptar semejante ofrecimiento, sin embargo David expresó algo que no debemos perder de vista y es que si Dios en verdad va a ser propicio necesitamos entender que hagan precio que pagar en el versículo 24 dice: “Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocausto que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata”.

Estamos en un tiempo en donde queremos que todo sea fácil, sea sencillo, que no requiera sacrificio, que no me incomode. Y si es gratis sin que me cueste, pues mejor. Esa es la manera de pensar de muchos de nosotros, y luego esa manera de ver las cosas y de actuar lo trasladamos a las cosas de Dios. Ahora, Dios no está esperando mandas, que nos vayamos de rodillas de tala a cual lugar, que hagamos largas caminatas, que nos flagelemos, que carguemos pesadas cruces por varios kilómetros o que nos crucifiquemos en algunos pueblos de las Filipinas; pero sí espera que estemos dispuestos a pagar un precio dejando de lado la apatía, la indiferencia, la tibieza, nuestra conveniencia, y comodidad. Por ejemplo en Josué 1:6-9 Dios le dijo a Josué que si él va a obedecer la palabra de Dios, si él va a ser fiel en predicar, en guardar, lo que está escrito; le manda que se esfuerce, que sea valiente, que no tema, que no desmaye; es ahí donde con toda seguridad Dios espera que estemos dispuestos de pagar un precio.

Otro ejemplo lo encontramos en Marco 9:29 donde Jesús dice: “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”. Y claro para llevar a cabo oración y ayuno se requiere disciplina, esfuerzo, carácter. Concluyó diciendo que en el versículo 25 dice: “Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocausto y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel”.

La reflexión obligada en estos tiempos ser que algunos de nosotros los cristianos estemos en serio, para que cese la mortandad y cese la plaga ¿estaremos dispuestos de pagar el precio? .Que Dios nos permita entender qué es importante recordar que hay un precio que pagar.

  • Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí
  • Calle Nube # 560
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