¡Directo al Calvario!
DIOS CRISTO JESÚS, en Mateo 3:13-17 de la Biblia, nos muestra el momento en el que fue bautizado por Juan en el rio Jordán, a fin de iniciar su Camino Directo al Calvario, hace unos 2,000 años.
Cristo, por lo tanto, luego de que fue bautizado, dio comienzo a su ministerio de Salvación para cumplir los designios de la Trinidad Santísima en la eternidad a favor de sus de creyentes todos los tiempos, incluidos nosotros, aquí ahora, cuando arrepentidos de todo pecado, aceptamos y recibimos a Jesús, como Salvador personal.
En efecto este Señor Salvador fue Directo al Calvario, como algo inevitable, por ser la única manera posible dispuesta por Dios para que fuésemos salvos, al derramar Jesús su sangre preciosa a favor de sus seguidores: “Porque de tal manera nos ama Dios Padre que nos da a Cristo crucificado en el Calvario, para que todo aquel que en El cree, no se pierda en el castigo del infierno, sino que nos salvemos por medio de El por toda la eternidad en el Cielo de Dios, con todo gozo y alegría, según Juan 3:16. Nada ni nadie, por lo tanto, si así lo decidimos, puede impedir acercarnos a este Jesús para aceptarlo como el Unico Salvador Nuestro: “Porque en ningún otro hay Salvación; porque no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos”, según Hechos 4:12.
Además, Cristo es el más Sólido Cimiento dado solamente por la Trinidad Santa, a favor nuestro, porque: “Nadie más puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”, según 1 Corintios 3:11.
Asimismo, este Señor Cristo nos llama a todos para dejar atrás el pecado y aceptar su Gran Banquete de Nuestra Salvación que sólo El proporciona, previo el arrepentimiento y conversión para ser salvos en El, según Apocalipsis 3:20.
Estimado Lector: eres muy distinguido y apreciado, por Cristo Jesús, quien te invita a hacer tuyo su ¡Camino Directo al Calvario!, con sólo decirle con toda reflexión y valentía: “Cristo, Señor mío y Dios mío, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, y límpiame con tu Sangre Divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Único, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Dios los bendiga ricamente, y si Él permite continuaremos el viernes siguiente.