/ domingo 5 de agosto de 2018

Artículo Dominical

POR TENER LO PROPIO, PERDEMOS LO COMÚN

Las cosas más maravillosas de la vida, no cuestan; y son tan grandes, que alcanzan para todos. Pero lo más valioso que tenemos, es un don. Y lo que es gratis, es algo que viene de lo alto.

La vida de un hijo no se logra con esfuerzo, ni se compra con dinero, es un regalo divino; un don que viene de Dios. Y cualquier padre estaría dispuesto a perder todo, con tal de no perder al ser que ama.

Por eso decimos, que lo más valioso de la vida, es gratis. Nosotros luchamos por tener bienes materiales; pero la vida nos da el motivo de luchar por esos bienes. Es decir, siempre tendremos a alguien que nos mueva a seguir adelante. Y la vida del que amamos, es un regalo de Divino.

El amor, la felicidad y la vida, son esos bienes comunes que pueden perderse al estar ocupados cuidando los bienes materiales.

Ya sabemos, que el pensamiento es traicionero. Y hay veces que luchamos mucho, pero perdemos de vista la causa de nuestro esfuerzo. Y es entonces, que cambiamos el amor por el dinero.

Empezamos a trabajar por los que amamos, y por culpa del dinero o el trabajo, acabamos por perder al que decíamos amar. Dice Kempis: “… y el que quiere tener las cosas propias, pierde las comunes. Al poseer lo poco, perdemos lo grandioso.

Ya lo dice San Pablo, que debemos aspirar a los dones más excelentes; de nada sirve tener mucho, y alcanzar renombre, si acabamos perdiendo el amor. Y al perder el amor, la felicidad se nos va de las manos.

Es bueno trabajar, y tener patrimonio. Pero no hay que olvidar la razón de nuestro esfuerzo. No perdamos lo más, por lo menos. Porque de nada sirve tener mucho, sino tenemos con quien compartirlo.



POR TENER LO PROPIO, PERDEMOS LO COMÚN

Las cosas más maravillosas de la vida, no cuestan; y son tan grandes, que alcanzan para todos. Pero lo más valioso que tenemos, es un don. Y lo que es gratis, es algo que viene de lo alto.

La vida de un hijo no se logra con esfuerzo, ni se compra con dinero, es un regalo divino; un don que viene de Dios. Y cualquier padre estaría dispuesto a perder todo, con tal de no perder al ser que ama.

Por eso decimos, que lo más valioso de la vida, es gratis. Nosotros luchamos por tener bienes materiales; pero la vida nos da el motivo de luchar por esos bienes. Es decir, siempre tendremos a alguien que nos mueva a seguir adelante. Y la vida del que amamos, es un regalo de Divino.

El amor, la felicidad y la vida, son esos bienes comunes que pueden perderse al estar ocupados cuidando los bienes materiales.

Ya sabemos, que el pensamiento es traicionero. Y hay veces que luchamos mucho, pero perdemos de vista la causa de nuestro esfuerzo. Y es entonces, que cambiamos el amor por el dinero.

Empezamos a trabajar por los que amamos, y por culpa del dinero o el trabajo, acabamos por perder al que decíamos amar. Dice Kempis: “… y el que quiere tener las cosas propias, pierde las comunes. Al poseer lo poco, perdemos lo grandioso.

Ya lo dice San Pablo, que debemos aspirar a los dones más excelentes; de nada sirve tener mucho, y alcanzar renombre, si acabamos perdiendo el amor. Y al perder el amor, la felicidad se nos va de las manos.

Es bueno trabajar, y tener patrimonio. Pero no hay que olvidar la razón de nuestro esfuerzo. No perdamos lo más, por lo menos. Porque de nada sirve tener mucho, sino tenemos con quien compartirlo.