/ lunes 12 de octubre de 2020

"La cartonería, lo más sublime de mi vida"; Lobito Ferretiz, creador desde hace 22 años

Desde niño, el oficio; ha hecho trabajos hasta para un filme de Demián Bichir y Ana de la Reguera

  • A cada obra le invierte de 8 a 10 horas diarias de trabajo, y para terminarlas requiere de un total de 7 a 10 días
  • Entre lágrimas, recuerda aquellos días que daba clase en los basureros y periferias de la capital, a familias deseosas de aprender cosas nuevas

El arte de la cartonería, se ha incrustado de manera profunda y múltiple en el imaginario mexicano. Este trabajo artístico le ha permitido expresar a diversos artistas un amplio abanico de posibilidades creativas.

Artistas con espíritu libre y aventurero como Lobito Ferretiz que a lo largo de 22 años de carrera plástica, ha creado innumerables personajes y sueños de papel. Este creador de la cartonería comparte lo sublime y emotivo de su trabajo para El Sol de San Luis, una labor que le ha dado la oportunidad de construir otros mundos y realidades.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Su comienzo en esta área artística sería a través de la guía de una mujer que motivaría a Lobito -como le conocen- a seguir la senda en la producción del modelado en cartonería. Su tía Cecilia Ferretiz, sería quien lo incentivaría a muy corta edad a crear máscaras de papel periódico, engrudo y pintura, para que a través de ellas fuera otro personaje más de su dinámica mente infantil.

“De niño, mi tía me ponía a empapelar unos globotes, nos ensuciamos de engrudo, pero siempre todo ese proceso era un juego para mí. Me divertía. Creaba la máscara, y al final sin darme cuenta ya me sabía una coreografía de Cri Crí, llevaba mi máscara puesta y yo era un personaje más dentro de una historia. Traer máscara era para mi, ser otra persona”.

Posterior a esta primera experiencia empapelando, siendo un infante que se enfrentaba al mundo del arte de una manera inocente y casi desapercibida, años más tarde y de la mano de su siempre presente tía Cecilia, conoció su primer espacio de enseñanza y producción de cartonería.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

“Un día mi tía me llevó al Museo Nacional de la Máscara, sólo iba entregar un poco de material, al final le pidió al maestro que me recibiera en su taller. Había como 20 personas. En el primer instante ya me habían puesto una venda de yeso en el rostro.

El maestro me dio el molde, y me pidió que antes de iniciar a crear mi máscara, me diera una vuelta por el museo”.

Desconcertado Lobito, comenzó su recorrido, ¿su sorpresa?, ver todas esas construcciones visuales pertenecientes a diversas culturas y pueblos originarios de México, “Me hablaron las máscaras y me dijeron eres de aquí, !a huevo!”, comentó con orgullo.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Ahí, este intrépido artista supo que se dedicaría de lleno a la creación del arte en papel. Comenzó a pasar horas en el taller por la mañana y luego por la tarde, e incluso llegó a dormir en el museo, pues sus ganas de crear eran insaciables. A partir de ello, realizó sus primeros trabajos que por su excelente calidad e invaluable creatividad, fueron adquiridos a un precio superior por compradores extranjeros.

Desde ese entonces hace más de dos décadas, Lobito, ha configurado un sin fin de historias que han tomado forma a través de la cartonería. Piezas pequeñas, medianas y monumentales de más de 4 metros de altura son parte de su historia creativa, máscaras, personajes surrealistas, alebrijes, diablitos y efigies de cartón y papel han sido algunos de sus trabajos.

A cada obra suele invertirle mínimo de 8 a 10 horas diarias de trabajo, sin descanso y totalmente enfocado en sacar a relucir la mejor de sus técnicas y siluetas. Además para terminarlas requiere de un total de 7 a 10 días para darles el acabado final. El material que utiliza este maestro de la cartonería se reduce a papel periódico, carrizos, alambre galvanizado, engrudo, cartón y pintura.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Pero ha sido su fecunda e inmensa creatividad la que lo ha llevado a realizar piezas impensables. Según indica Lobito, su proceso inicia desde la base, donde deja que sus ensoñaciones y visiones se conviertan en una realidad palpable.

“A veces trabajo con materiales orgánicos, como el carrizo y yute, hay que saber manejarlos pues con el tiempo van cambiando de forma y se van deshidratando.También utilizo materiales sintéticos, como pvc, alambre, cinta canela, todas las herramientas y aditamentos que incorporo en mis piezas son elementos fundamentales y ¿por qué no?, también experimentales para enriquecer mi obra”.

“Antes de imaginar el personaje, visualizo la base. A veces quienes se dedican a esto pasan desapercibido eso, pero tienes que verla en tu mente. Imaginas el alma de tu obra, de tu trabajo. Teniendo una buena “alma”, tu puedes realizar cualquier tipo de pieza y en cualquier formato”.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Piezas que le han valido de reconocimiento a nivel nacional e internacional, y que incluso le han permitido conocer grandes personajes y tener increíbles experiencias.

Una de ellas fue trabajar para una producción fílmica nacional donde participaron Demián Bichir y Ana de la Reguera, elaborando el vestuario de la película. 6 mojigangas en 15 días, para un sólo día de filmación. Estas piezas se trataban de rostros agigantados que simulan unas máscaras y construyen personajes pertenecientes a una farsa representativa de las fiestas públicas carnavalescas del siglo de oro español, esa sería la encomienda para Lobito Ferretiz.

“En el momento que me solicitaron ese trabajo, me puse en los zapatos de un artesano de la época del 1800, empecé a viajar y a estructurar mi trabajo en mi memoria. Me preguntaron en cuánto tiempo podía realizar una sola mojiganga y honestamente contesté que en quince días. La producción se río, pues querían 6 para realizarlas en dos semanas”.

“No pude decir que no, mi orgullo y ego de “potochas” me hicieron plantearme ese desafío. Pensé que trabajaría en mi taller pero no, todos los días a las 5 de la mañana pasaba una camioneta de la producción por mí, me llevaba a unos trailers gigantes en Pozo del Carmen, repletos de materiales para trabajar. Me la pasé haciendo este trabajo día y noche, todo por entregarlo a tiempo y con la factura requerida”.

Estas mojigangas estuvieron listas para la fecha indicada y, a pesar del estrés y la carga de trabajo que le requirió exigirse más para poder terminarlas, su mayor gratificación fue el reconocimiento de la diseñadora de vestuario, la producción y los actores (entre ellos Bichir), que al terminar de grabar la escena le rindieron honores con una gran cantidad de aplausos por su profesional trabajo.

Por otro lado este creador potosino, también ha tenido experiencias conmovedoras e invaluables lejos de lo despampanante y en ocasiones lo banal que puede resultar el mundo de la cultura y el arte.

Crear talleres, formar a jóvenes artistas y dejar su legado del arte de la cartonería, sembrado en las mentes ansiosas e inventivas, también ha sido una de sus motivantes. Estar en contacto con niños, en espacios comúnmente marginados son algunos de los trabajos que más han trastocado emocionalmente a Lobito.

Entre lágrimas, recuerda aquellos días que daba clase en los basureros y periferias de la capital. Como entre el olvido y la violencia, las familias estaban deseosas de aprender cosas nuevas, pero sobre todo de saberse creativas y por momentos artistas dentro del salón de clases que él dirigía.

“Daba clases entre millones de moscas y basura, era difícil, pero era más complejo ver a tantos niños deseosos de cultivar su mente y hambrientos de crear en medio de tanta desigualdad. Ellos no quieren juguetes ni pelotas, ellos quieren materiales, herramientas para aprender nuevas cosas, quieren pintar, quieren dibujar quieren construir obras de arte”.

“Me tocó dar talleres en espacios donde la violencia había cobrado sus víctimas, en el piso donde antes yacía un asesinado, armabamos los talleres horas después de un suceso trágico. Las familias no querían quedarse sin su taller, a pesar del dolor y el horror que les significa estar rodeados de tanta injusticia”.

Para mi eso es lo que cuenta, y es lo más poderoso que me ha dejado mi trabajo, convivir con personas que quieren aprender, que tienen la disposición y sobre todo el talento para sacar su arte a flote. La cartonería ha sido mi vida, una que me ha brindado las experiencias más sublimes de toda mi existencia.

Lobito Ferretiz también se desempeña como músico, sabe tocar el Saxofón, además cuenta con una amplia carrera en el teatro, ha participado en cortometrajes con títeres, y sacó disco de música infantil en sotzil en el estado de Chiapas



Te recomendamos el podcast ⬇️

Spotify

Apple Podcasts

Google Podcasts

Acast

Deezer



Leer más de El Sol de San Luis

  • A cada obra le invierte de 8 a 10 horas diarias de trabajo, y para terminarlas requiere de un total de 7 a 10 días
  • Entre lágrimas, recuerda aquellos días que daba clase en los basureros y periferias de la capital, a familias deseosas de aprender cosas nuevas

El arte de la cartonería, se ha incrustado de manera profunda y múltiple en el imaginario mexicano. Este trabajo artístico le ha permitido expresar a diversos artistas un amplio abanico de posibilidades creativas.

Artistas con espíritu libre y aventurero como Lobito Ferretiz que a lo largo de 22 años de carrera plástica, ha creado innumerables personajes y sueños de papel. Este creador de la cartonería comparte lo sublime y emotivo de su trabajo para El Sol de San Luis, una labor que le ha dado la oportunidad de construir otros mundos y realidades.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Su comienzo en esta área artística sería a través de la guía de una mujer que motivaría a Lobito -como le conocen- a seguir la senda en la producción del modelado en cartonería. Su tía Cecilia Ferretiz, sería quien lo incentivaría a muy corta edad a crear máscaras de papel periódico, engrudo y pintura, para que a través de ellas fuera otro personaje más de su dinámica mente infantil.

“De niño, mi tía me ponía a empapelar unos globotes, nos ensuciamos de engrudo, pero siempre todo ese proceso era un juego para mí. Me divertía. Creaba la máscara, y al final sin darme cuenta ya me sabía una coreografía de Cri Crí, llevaba mi máscara puesta y yo era un personaje más dentro de una historia. Traer máscara era para mi, ser otra persona”.

Posterior a esta primera experiencia empapelando, siendo un infante que se enfrentaba al mundo del arte de una manera inocente y casi desapercibida, años más tarde y de la mano de su siempre presente tía Cecilia, conoció su primer espacio de enseñanza y producción de cartonería.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

“Un día mi tía me llevó al Museo Nacional de la Máscara, sólo iba entregar un poco de material, al final le pidió al maestro que me recibiera en su taller. Había como 20 personas. En el primer instante ya me habían puesto una venda de yeso en el rostro.

El maestro me dio el molde, y me pidió que antes de iniciar a crear mi máscara, me diera una vuelta por el museo”.

Desconcertado Lobito, comenzó su recorrido, ¿su sorpresa?, ver todas esas construcciones visuales pertenecientes a diversas culturas y pueblos originarios de México, “Me hablaron las máscaras y me dijeron eres de aquí, !a huevo!”, comentó con orgullo.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Ahí, este intrépido artista supo que se dedicaría de lleno a la creación del arte en papel. Comenzó a pasar horas en el taller por la mañana y luego por la tarde, e incluso llegó a dormir en el museo, pues sus ganas de crear eran insaciables. A partir de ello, realizó sus primeros trabajos que por su excelente calidad e invaluable creatividad, fueron adquiridos a un precio superior por compradores extranjeros.

Desde ese entonces hace más de dos décadas, Lobito, ha configurado un sin fin de historias que han tomado forma a través de la cartonería. Piezas pequeñas, medianas y monumentales de más de 4 metros de altura son parte de su historia creativa, máscaras, personajes surrealistas, alebrijes, diablitos y efigies de cartón y papel han sido algunos de sus trabajos.

A cada obra suele invertirle mínimo de 8 a 10 horas diarias de trabajo, sin descanso y totalmente enfocado en sacar a relucir la mejor de sus técnicas y siluetas. Además para terminarlas requiere de un total de 7 a 10 días para darles el acabado final. El material que utiliza este maestro de la cartonería se reduce a papel periódico, carrizos, alambre galvanizado, engrudo, cartón y pintura.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Pero ha sido su fecunda e inmensa creatividad la que lo ha llevado a realizar piezas impensables. Según indica Lobito, su proceso inicia desde la base, donde deja que sus ensoñaciones y visiones se conviertan en una realidad palpable.

“A veces trabajo con materiales orgánicos, como el carrizo y yute, hay que saber manejarlos pues con el tiempo van cambiando de forma y se van deshidratando.También utilizo materiales sintéticos, como pvc, alambre, cinta canela, todas las herramientas y aditamentos que incorporo en mis piezas son elementos fundamentales y ¿por qué no?, también experimentales para enriquecer mi obra”.

“Antes de imaginar el personaje, visualizo la base. A veces quienes se dedican a esto pasan desapercibido eso, pero tienes que verla en tu mente. Imaginas el alma de tu obra, de tu trabajo. Teniendo una buena “alma”, tu puedes realizar cualquier tipo de pieza y en cualquier formato”.

Juanita Olivo | El Sol de San Luis

Piezas que le han valido de reconocimiento a nivel nacional e internacional, y que incluso le han permitido conocer grandes personajes y tener increíbles experiencias.

Una de ellas fue trabajar para una producción fílmica nacional donde participaron Demián Bichir y Ana de la Reguera, elaborando el vestuario de la película. 6 mojigangas en 15 días, para un sólo día de filmación. Estas piezas se trataban de rostros agigantados que simulan unas máscaras y construyen personajes pertenecientes a una farsa representativa de las fiestas públicas carnavalescas del siglo de oro español, esa sería la encomienda para Lobito Ferretiz.

“En el momento que me solicitaron ese trabajo, me puse en los zapatos de un artesano de la época del 1800, empecé a viajar y a estructurar mi trabajo en mi memoria. Me preguntaron en cuánto tiempo podía realizar una sola mojiganga y honestamente contesté que en quince días. La producción se río, pues querían 6 para realizarlas en dos semanas”.

“No pude decir que no, mi orgullo y ego de “potochas” me hicieron plantearme ese desafío. Pensé que trabajaría en mi taller pero no, todos los días a las 5 de la mañana pasaba una camioneta de la producción por mí, me llevaba a unos trailers gigantes en Pozo del Carmen, repletos de materiales para trabajar. Me la pasé haciendo este trabajo día y noche, todo por entregarlo a tiempo y con la factura requerida”.

Estas mojigangas estuvieron listas para la fecha indicada y, a pesar del estrés y la carga de trabajo que le requirió exigirse más para poder terminarlas, su mayor gratificación fue el reconocimiento de la diseñadora de vestuario, la producción y los actores (entre ellos Bichir), que al terminar de grabar la escena le rindieron honores con una gran cantidad de aplausos por su profesional trabajo.

Por otro lado este creador potosino, también ha tenido experiencias conmovedoras e invaluables lejos de lo despampanante y en ocasiones lo banal que puede resultar el mundo de la cultura y el arte.

Crear talleres, formar a jóvenes artistas y dejar su legado del arte de la cartonería, sembrado en las mentes ansiosas e inventivas, también ha sido una de sus motivantes. Estar en contacto con niños, en espacios comúnmente marginados son algunos de los trabajos que más han trastocado emocionalmente a Lobito.

Entre lágrimas, recuerda aquellos días que daba clase en los basureros y periferias de la capital. Como entre el olvido y la violencia, las familias estaban deseosas de aprender cosas nuevas, pero sobre todo de saberse creativas y por momentos artistas dentro del salón de clases que él dirigía.

“Daba clases entre millones de moscas y basura, era difícil, pero era más complejo ver a tantos niños deseosos de cultivar su mente y hambrientos de crear en medio de tanta desigualdad. Ellos no quieren juguetes ni pelotas, ellos quieren materiales, herramientas para aprender nuevas cosas, quieren pintar, quieren dibujar quieren construir obras de arte”.

“Me tocó dar talleres en espacios donde la violencia había cobrado sus víctimas, en el piso donde antes yacía un asesinado, armabamos los talleres horas después de un suceso trágico. Las familias no querían quedarse sin su taller, a pesar del dolor y el horror que les significa estar rodeados de tanta injusticia”.

Para mi eso es lo que cuenta, y es lo más poderoso que me ha dejado mi trabajo, convivir con personas que quieren aprender, que tienen la disposición y sobre todo el talento para sacar su arte a flote. La cartonería ha sido mi vida, una que me ha brindado las experiencias más sublimes de toda mi existencia.

Lobito Ferretiz también se desempeña como músico, sabe tocar el Saxofón, además cuenta con una amplia carrera en el teatro, ha participado en cortometrajes con títeres, y sacó disco de música infantil en sotzil en el estado de Chiapas



Te recomendamos el podcast ⬇️

Spotify

Apple Podcasts

Google Podcasts

Acast

Deezer



Leer más de El Sol de San Luis

Local

Con ataúd, protestan contra la CEDH en el Centro Histórico de SLP

Las víctimas reclaman que durante estos poco más de dos años que lleva Giovanna Argüelles al frente de la CEDH, sus quejas no han avanzado

Local

Ex secretario de Finanzas, ahora será titular de la Sedeco

Jesús Salvador González Martínez se comprometió a seguir trabajando en la política de promover y facilitar las condiciones necesarias para atraer nuevas inversiones al estado

Gossip

Fenapo 2024: Kanny García y Dread Mar I se suman a la cartelera

Estos artistas se suman a los destacados artistas internacionales que se presentarán en el Teatro del Pueblo este año

Local

Reinstalan comité para dar seguimiento a morbilidad y mortalidad materna en SLP

Se reinstala de acuerdo a la estructura y normatividad vigente, a fin de proporcionar atención médica de calidad a las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio y de su recién nacido

Soledad

Empresas deben tener dictamen de impacto ambiental en Soledad

El Reglamento para el Equilibrio Ecológico regula las acciones empresariales para minimizar la contaminación y preservar el medio ambiente

Local

Dialogan con periodistas potosinos sobre análisis de riesgo y mecanismos de protección

Se abundó en temas como los componentes del riesgo, análisis de riesgo, vulnerabilidad, capacidades de respuesta