/ lunes 18 de julio de 2022

Opinión | Identifícate con el otro

Alguien, puede estar sufriendo, en este momento, y ésta, es tu oportunidad, de hacer algo por el otro.

Pero, aunque quisiéramos ayudar, hay momentos en que no sabemos cómo. Porque nos puede faltar tacto; y lejos de ayudar, podríamos acrecentar el dolor.

Para hacer el bien, al que está en desgracia, sería bueno portarnos como su prójimo, es decir, hay que identificarnos con él; y pensar, que aquella víctima, bien podría ser yo.

Pensemos: ¿Cómo nos gustaría ser tratados, estando en el lugar del otro?.

Estamos llamados a hacer, lo que nos gustaría que hicieran por nosotros, al estar en la misma situación.

El Evangelio de San Lucas, nos habla de un hombre que fue asaltado, lo hirieron, y lo dejaron medio muerto, y un samaritano se aproximó a él, para curarlo; le brindó hospedaje, y tuvo buenas atenciones con la víctima.

Ese samaritano se portó como prójimo, porque se aproximó a la víctima, sintiéndose identificado con él; pensando que de esa forma, es como a él, le gustaría que lo trataran.

Dios nos manda amar al prójimo, como a nosotros mismos, pero esto, no es posible, mientras no nos sintamos identificados con al otro.

No hay olvidar, aquella frase que dice: “Hoy por tí, mañana por mí”.

El que se ama a sí mismo, sabrá también, cómo amar a su prójimo; porque todos, estamos expuestos al dolor.

Pero, cómo nos gustaría, que en el momento de la desgracia, contemos con alguien que se aproxime a nosotros, es decir, tener a un prójimo. Y que éste, sea nuestro bálsamo en la desgracia.

Por tanto, no hay que ser indiferentes ante el dolor ajeno. Hay que identificarnos, con quien se cruza en el camino; pensando que aquel, bien podría ser yo.

Alguien, puede estar sufriendo, en este momento, y ésta, es tu oportunidad, de hacer algo por el otro.

Pero, aunque quisiéramos ayudar, hay momentos en que no sabemos cómo. Porque nos puede faltar tacto; y lejos de ayudar, podríamos acrecentar el dolor.

Para hacer el bien, al que está en desgracia, sería bueno portarnos como su prójimo, es decir, hay que identificarnos con él; y pensar, que aquella víctima, bien podría ser yo.

Pensemos: ¿Cómo nos gustaría ser tratados, estando en el lugar del otro?.

Estamos llamados a hacer, lo que nos gustaría que hicieran por nosotros, al estar en la misma situación.

El Evangelio de San Lucas, nos habla de un hombre que fue asaltado, lo hirieron, y lo dejaron medio muerto, y un samaritano se aproximó a él, para curarlo; le brindó hospedaje, y tuvo buenas atenciones con la víctima.

Ese samaritano se portó como prójimo, porque se aproximó a la víctima, sintiéndose identificado con él; pensando que de esa forma, es como a él, le gustaría que lo trataran.

Dios nos manda amar al prójimo, como a nosotros mismos, pero esto, no es posible, mientras no nos sintamos identificados con al otro.

No hay olvidar, aquella frase que dice: “Hoy por tí, mañana por mí”.

El que se ama a sí mismo, sabrá también, cómo amar a su prójimo; porque todos, estamos expuestos al dolor.

Pero, cómo nos gustaría, que en el momento de la desgracia, contemos con alguien que se aproxime a nosotros, es decir, tener a un prójimo. Y que éste, sea nuestro bálsamo en la desgracia.

Por tanto, no hay que ser indiferentes ante el dolor ajeno. Hay que identificarnos, con quien se cruza en el camino; pensando que aquel, bien podría ser yo.