/ domingo 26 de mayo de 2024

Los motivos del desaire

La reciente ausencia de Enrique Galindo, candidato del PRIAN a la alcaldía de San Luis Potosí, en el debate organizado por el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) es una señal preocupante. Este desaire no solo refleja una evasión clara de responsabilidades, sino también un desprecio por los ciudadanos potosinos que esperaban conocer de primera mano las propuestas y respuestas de quienes buscan gobernar la capital.

Rehuirle al debate, genera una interpretación que va más allá de lo que parece ser una estrategia recomendada tal vez por su equipo de campaña, pues existe en el trasfondo de todo esto, la posibilidad de que el llamado alcalde viajero, se haya visto alcanzado y tal vez hasta rebasado en las mediciones para alcanzar el triunfo el próximo 2 de junio, lo que aunado a sus denuncias mediáticas implica tal vez jugarle al papel de víctima para ver si así logra revertir la complicada situación por la que atraviesa.

Galindo, en lugar de enfrentar a sus contrincantes y al electorado, optó por justificar su inasistencia aludiendo a una supuesta guerra sucia en su contra, orquestada por la candidata del Partido Verde, Sonia Mendoza. Según sus propias palabras, el equipo de Mendoza está detrás de una campaña de desprestigio que busca minar su candidatura. Sin embargo, estas acusaciones no parecen ser más que una cortina de humo para desviar la atención de sus propias falencias.

La realidad es que el candidato de la "herencia maldita" ha preferido esquivar el debate directo, evitando así confrontar los serios problemas que afectan a San Luis Potosí. Durante los últimos tres años, Galindo ha mostrado una tendencia a evadir la confrontación directa, dejando a los ciudadanos sin respuestas claras y concretas sobre los temas más críticos. Su ausencia en el reciente debate no es una excepción, sino una continuación de su patrón de comportamiento.

El espacio de debate es crucial en una democracia. Es el momento en el que las ideas se ponen a prueba y las soluciones se confrontan. Galindo, al no presentarse, ha desperdiciado una oportunidad invaluable para tratar de convencer con su proyecto a los ciudadanos. Su falta de disposición para participar en este ejercicio democrático sugiere que teme ser cuestionado, posiblemente porque su gestión y propuestas no resisten un escrutinio riguroso.

Además, es paradójico que Galindo denuncie una campaña sucia en su contra, cuando él mismo ha sido señalado por utilizar estrategias mañosas contra Sonia Mendoza. Diversos reportes indican que su equipo ha recurrido a tácticas de intimidación y desinformación a través de llamadas telefónicas desde números desconocidos. Estas maniobras no solo son poco éticas, sino que también reflejan la desesperación de una campaña que no ha logrado despegar.

La falta de compromiso de Galindo no solo es una muestra de una estrategia política fallida, sino también un acto de desdén hacia los ciudadanos de San Luis Potosí. Estos merecen líderes que enfrenten los desafíos con seriedad y que presenten soluciones claras y viables. La evasión y las acusaciones infundadas solo minan la confianza pública y socavan el proceso democrático.

Enrique Galindo debe asumir sus responsabilidades con mayor seriedad. Es alarmante ver cómo se esconde tras excusas mientras su campaña se desmorona. En lugar de acusar sin pruebas, debería enfrentar los desafíos directamente y dar la cara a los potosinos. La ciudadanía merece un debate abierto y transparente, donde todas las voces sean escuchadas y todas las propuestas sean analizadas a fondo.

La actitud de Galindo es un reflejo de su incapacidad para liderar con integridad y transparencia. Los votantes de San Luis Potosí deben estar atentos y exigir que sus candidatos se presenten con honestidad y compromiso. La democracia se fortalece con la participación activa y la confrontación de ideas, no con la evasión y las tácticas sucias.

X @lozano_ray

La reciente ausencia de Enrique Galindo, candidato del PRIAN a la alcaldía de San Luis Potosí, en el debate organizado por el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) es una señal preocupante. Este desaire no solo refleja una evasión clara de responsabilidades, sino también un desprecio por los ciudadanos potosinos que esperaban conocer de primera mano las propuestas y respuestas de quienes buscan gobernar la capital.

Rehuirle al debate, genera una interpretación que va más allá de lo que parece ser una estrategia recomendada tal vez por su equipo de campaña, pues existe en el trasfondo de todo esto, la posibilidad de que el llamado alcalde viajero, se haya visto alcanzado y tal vez hasta rebasado en las mediciones para alcanzar el triunfo el próximo 2 de junio, lo que aunado a sus denuncias mediáticas implica tal vez jugarle al papel de víctima para ver si así logra revertir la complicada situación por la que atraviesa.

Galindo, en lugar de enfrentar a sus contrincantes y al electorado, optó por justificar su inasistencia aludiendo a una supuesta guerra sucia en su contra, orquestada por la candidata del Partido Verde, Sonia Mendoza. Según sus propias palabras, el equipo de Mendoza está detrás de una campaña de desprestigio que busca minar su candidatura. Sin embargo, estas acusaciones no parecen ser más que una cortina de humo para desviar la atención de sus propias falencias.

La realidad es que el candidato de la "herencia maldita" ha preferido esquivar el debate directo, evitando así confrontar los serios problemas que afectan a San Luis Potosí. Durante los últimos tres años, Galindo ha mostrado una tendencia a evadir la confrontación directa, dejando a los ciudadanos sin respuestas claras y concretas sobre los temas más críticos. Su ausencia en el reciente debate no es una excepción, sino una continuación de su patrón de comportamiento.

El espacio de debate es crucial en una democracia. Es el momento en el que las ideas se ponen a prueba y las soluciones se confrontan. Galindo, al no presentarse, ha desperdiciado una oportunidad invaluable para tratar de convencer con su proyecto a los ciudadanos. Su falta de disposición para participar en este ejercicio democrático sugiere que teme ser cuestionado, posiblemente porque su gestión y propuestas no resisten un escrutinio riguroso.

Además, es paradójico que Galindo denuncie una campaña sucia en su contra, cuando él mismo ha sido señalado por utilizar estrategias mañosas contra Sonia Mendoza. Diversos reportes indican que su equipo ha recurrido a tácticas de intimidación y desinformación a través de llamadas telefónicas desde números desconocidos. Estas maniobras no solo son poco éticas, sino que también reflejan la desesperación de una campaña que no ha logrado despegar.

La falta de compromiso de Galindo no solo es una muestra de una estrategia política fallida, sino también un acto de desdén hacia los ciudadanos de San Luis Potosí. Estos merecen líderes que enfrenten los desafíos con seriedad y que presenten soluciones claras y viables. La evasión y las acusaciones infundadas solo minan la confianza pública y socavan el proceso democrático.

Enrique Galindo debe asumir sus responsabilidades con mayor seriedad. Es alarmante ver cómo se esconde tras excusas mientras su campaña se desmorona. En lugar de acusar sin pruebas, debería enfrentar los desafíos directamente y dar la cara a los potosinos. La ciudadanía merece un debate abierto y transparente, donde todas las voces sean escuchadas y todas las propuestas sean analizadas a fondo.

La actitud de Galindo es un reflejo de su incapacidad para liderar con integridad y transparencia. Los votantes de San Luis Potosí deben estar atentos y exigir que sus candidatos se presenten con honestidad y compromiso. La democracia se fortalece con la participación activa y la confrontación de ideas, no con la evasión y las tácticas sucias.

X @lozano_ray