/ domingo 16 de junio de 2024

Opinión | Una semana y no pasa nada

Se cumplió una semana del incidente en el antro Rich, donde dos jóvenes perdieron la vida y otros quince resultaron heridos tras caer de un tercer piso, un evento que atrajo fuertemente los reflectores en la comunidad y que puso en evidencia el desorden y la ineficacia del gobierno municipal que bajo la gestión de Enrique Galindo, simplemente ha demostrado que la corrupción y la falta de control son la característica de su gobierno. Este episodio lamentable no solo destaca la negligencia de los dueños del local, sino también la falta de responsabilidad de las autoridades municipales, que permiten la operación sin control de varios sitios en los que además se permite el ingreso de menores y el consecuente consumo de alcohol.

Mientras el alcalde

estaba más enfocado en su campaña política para buscar la reelección, dejó un municipio desorganizado y vulnerable. Los antros y otros establecimientos nocturnos operan sin restricción, bajo la mirada cómplice de sus colaboradores en las áreas de Comercio y Protección Civil, quienes no cumplían con su deber de supervisar y regular estos lugares adecuadamente. Este desorden administrativo culminó en la tragedia del antro Rich, donde a estas alturas, todavía existen algunos jóvenes que luchan por salvar su vida en un hospital.

El sobrecupo extremo en el antro, la ruptura de un barandal de cristal y la caída fatal de varios jóvenes fueron el resultado directo de la negligencia y del flagrante incumplimiento de las normas básicas de seguridad, permitiendo que el lugar se convirtiera en una trampa mortal, una situación permitida por la omisión deliberada de las autoridades municipales, quienes prefirieron estar festejando el triunfo de la reelección que dedicarse a hacer su trabajo, justo en las horas de mayor afluencia a estos sitios.

Tras el incidente, la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC) clausuró tres nuevos antros en condiciones similares. Sin embargo, estas acciones reactivas no son suficientes. Es imperativo que las autoridades municipales, bajo la dirección de Galindo, implementen controles preventivos estrictos y constantes para garantizar la seguridad de los asistentes a estos establecimientos.

Las investigaciones por parte de la Fiscalía General del Estado avanzan, y la sociedad espera que estas indagatorias no queden en la impunidad. Los dueños del antro Rich y las autoridades municipales que permitieron su funcionamiento sin los debidos permisos deben rendir cuentas, aunque seguramente Galindo y sus colaboradores se excusarán en una serie de cuestiones legales para justificar que el antro en mención no fue sujeto a revisión, al igual que muchos otros que funcionan en la misma condición, es decir, sin autorización.

La seguridad en los espacios de entretenimiento nocturno debe ser una prioridad innegociable. Los jóvenes que buscan un momento de esparcimiento no deberían enfrentar riesgos que pongan en peligro su vida y si bien el tema es responsabilidad de todos, hay una norma y una ley en el que la autoridad es la primer responsable de hacerla acatar para que los propietarios de estos locales, cumplan todas las normativas y se proteja a los asistentes.

Este triste episodio en el antro Rich debe servir como un llamado de atención urgente. La regulación y vigilancia estricta de los antros y otros lugares de entretenimiento no es un lujo, sino una necesidad imperativa para salvaguardar la vida en este caso de los jóvenes y las autoridades municipales, tienen la responsabilidad de prevenir que tragedias como esta se repitan. No se puede permitir que la negligencia y la falta de control cobren nuevas vidas.

Ahora que Enrique Galindo retoma el gobierno municipal, enfrenta el reto monumental de poner orden en un municipio caótico. Deberá fortalecer a su Dirección de Protección Civil para que las medidas de prevención sean constantes y efectivas, además de su Dirección de Comercio y otras áreas involucradas en el otorgamiento de permisos, que deberán actuar con integridad y transparencia, evitando ser cómplices de la impunidad a cambio de sobornos.

En resumen, el desastre en el antro Rich no es solo una tragedia aislada, sino un síntoma del desorden y la corrupción que imperan bajo la gestión actual. Es crucial que se implementen cambios significativos y se tomen acciones decisivas para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos.

X @lozano_ray

Se cumplió una semana del incidente en el antro Rich, donde dos jóvenes perdieron la vida y otros quince resultaron heridos tras caer de un tercer piso, un evento que atrajo fuertemente los reflectores en la comunidad y que puso en evidencia el desorden y la ineficacia del gobierno municipal que bajo la gestión de Enrique Galindo, simplemente ha demostrado que la corrupción y la falta de control son la característica de su gobierno. Este episodio lamentable no solo destaca la negligencia de los dueños del local, sino también la falta de responsabilidad de las autoridades municipales, que permiten la operación sin control de varios sitios en los que además se permite el ingreso de menores y el consecuente consumo de alcohol.

Mientras el alcalde

estaba más enfocado en su campaña política para buscar la reelección, dejó un municipio desorganizado y vulnerable. Los antros y otros establecimientos nocturnos operan sin restricción, bajo la mirada cómplice de sus colaboradores en las áreas de Comercio y Protección Civil, quienes no cumplían con su deber de supervisar y regular estos lugares adecuadamente. Este desorden administrativo culminó en la tragedia del antro Rich, donde a estas alturas, todavía existen algunos jóvenes que luchan por salvar su vida en un hospital.

El sobrecupo extremo en el antro, la ruptura de un barandal de cristal y la caída fatal de varios jóvenes fueron el resultado directo de la negligencia y del flagrante incumplimiento de las normas básicas de seguridad, permitiendo que el lugar se convirtiera en una trampa mortal, una situación permitida por la omisión deliberada de las autoridades municipales, quienes prefirieron estar festejando el triunfo de la reelección que dedicarse a hacer su trabajo, justo en las horas de mayor afluencia a estos sitios.

Tras el incidente, la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC) clausuró tres nuevos antros en condiciones similares. Sin embargo, estas acciones reactivas no son suficientes. Es imperativo que las autoridades municipales, bajo la dirección de Galindo, implementen controles preventivos estrictos y constantes para garantizar la seguridad de los asistentes a estos establecimientos.

Las investigaciones por parte de la Fiscalía General del Estado avanzan, y la sociedad espera que estas indagatorias no queden en la impunidad. Los dueños del antro Rich y las autoridades municipales que permitieron su funcionamiento sin los debidos permisos deben rendir cuentas, aunque seguramente Galindo y sus colaboradores se excusarán en una serie de cuestiones legales para justificar que el antro en mención no fue sujeto a revisión, al igual que muchos otros que funcionan en la misma condición, es decir, sin autorización.

La seguridad en los espacios de entretenimiento nocturno debe ser una prioridad innegociable. Los jóvenes que buscan un momento de esparcimiento no deberían enfrentar riesgos que pongan en peligro su vida y si bien el tema es responsabilidad de todos, hay una norma y una ley en el que la autoridad es la primer responsable de hacerla acatar para que los propietarios de estos locales, cumplan todas las normativas y se proteja a los asistentes.

Este triste episodio en el antro Rich debe servir como un llamado de atención urgente. La regulación y vigilancia estricta de los antros y otros lugares de entretenimiento no es un lujo, sino una necesidad imperativa para salvaguardar la vida en este caso de los jóvenes y las autoridades municipales, tienen la responsabilidad de prevenir que tragedias como esta se repitan. No se puede permitir que la negligencia y la falta de control cobren nuevas vidas.

Ahora que Enrique Galindo retoma el gobierno municipal, enfrenta el reto monumental de poner orden en un municipio caótico. Deberá fortalecer a su Dirección de Protección Civil para que las medidas de prevención sean constantes y efectivas, además de su Dirección de Comercio y otras áreas involucradas en el otorgamiento de permisos, que deberán actuar con integridad y transparencia, evitando ser cómplices de la impunidad a cambio de sobornos.

En resumen, el desastre en el antro Rich no es solo una tragedia aislada, sino un síntoma del desorden y la corrupción que imperan bajo la gestión actual. Es crucial que se implementen cambios significativos y se tomen acciones decisivas para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos.

X @lozano_ray