/ viernes 1 de marzo de 2024

Entorno Empresarial | México necesita un acceso equitativo a internet

En Latinoamérica, la brecha en telecomunicaciones es más notoria. El acceso a internet aumenta, pero ¿qué tan permisivo es este medio?

El acceso a Internet es fundamental para garantizar una participación equitativa de los ciudadanos.

Para poder asegurar estos derechos, deberían existir reglas y planes para que el acceso sea justo para todos.

El Internet y el derecho a estar informado tienen que ver con la difusión de conocimiento, temas de actualidad y participación ciudadana.

También es un medio de comunicación que les facilita ser consumidores y creadores.

Esto sugiere que la participación de los usuarios en Internet puede mejorar su calidad de vida e información.

Se necesita de tres actores para poder promover un acceso equitativo en el país: la participación del Estado, las plataformas y la ciudadana.

Los usos son desiguales y además están estratificados según características que preceden el internet mismo, como el nivel socioeconómico, incluso el género, etnia.

Entonces, los usos no son igualitarios y si estos no son comunes en sociedad, hay personas que extraen beneficios que no están disponibles para todos.

El internet se ha convertido hoy en una herramienta esencial, por lo que hay que asegurar su acceso equitativo para garantizar la inclusión de voces provenientes de diferentes grupos en la opinión pública.

Entre todas las desigualdades, la brecha digital es más notoria a medida que el progreso tecnológico avanza.

Existen nuevos desarrollos, pero no todos tienen acceso a dichas tecnologías, lo cual significa que se quedan estancados ya sea por género, clase económica, región y niveles de educación.

México se colocó como el país con el mayor crecimiento del comercio electrónico minorista a nivel mundial, de acuerdo con el Estudio de Venta Online de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO).

Paradójicamente, pese al avance en la población conectada a internet, los retos para conectar a las regiones rurales y las familias más pobres persisten. Se estima que sólo 3 de cada 10 hogares rurales tienen acceso a internet.

Esta realidad contrasta con las grandes ciudades de México, donde se ha logrado conectar casi a la totalidad de la población.

En contraste, en Chile más del 90% de la población tanto los más pobres como los más ricos tiene acceso a internet en el hogar. Esta es la brecha de desigualdad más corta de todos los países de la región.

Las regiones rurales, las comunidades indígenas y los hogares con menores ingresos enfrentan más obstáculos para hacer un uso efectivo y pleno del internet.

Aunque tener acceso a internet en casa no garantiza un uso pleno y eficaz de los espacios digitales, sí acerca a la población a la educación, el empleo, la información, la cultura y la recreación.

México, por su parte, conserva una brecha de desigualdad importante: 32% de los hogares más pobres y 79% de los más ricos cuentan con acceso a internet.

En Latinoamérica, la brecha en telecomunicaciones es más notoria. El acceso a internet aumenta, pero ¿qué tan permisivo es este medio?

El acceso a Internet es fundamental para garantizar una participación equitativa de los ciudadanos.

Para poder asegurar estos derechos, deberían existir reglas y planes para que el acceso sea justo para todos.

El Internet y el derecho a estar informado tienen que ver con la difusión de conocimiento, temas de actualidad y participación ciudadana.

También es un medio de comunicación que les facilita ser consumidores y creadores.

Esto sugiere que la participación de los usuarios en Internet puede mejorar su calidad de vida e información.

Se necesita de tres actores para poder promover un acceso equitativo en el país: la participación del Estado, las plataformas y la ciudadana.

Los usos son desiguales y además están estratificados según características que preceden el internet mismo, como el nivel socioeconómico, incluso el género, etnia.

Entonces, los usos no son igualitarios y si estos no son comunes en sociedad, hay personas que extraen beneficios que no están disponibles para todos.

El internet se ha convertido hoy en una herramienta esencial, por lo que hay que asegurar su acceso equitativo para garantizar la inclusión de voces provenientes de diferentes grupos en la opinión pública.

Entre todas las desigualdades, la brecha digital es más notoria a medida que el progreso tecnológico avanza.

Existen nuevos desarrollos, pero no todos tienen acceso a dichas tecnologías, lo cual significa que se quedan estancados ya sea por género, clase económica, región y niveles de educación.

México se colocó como el país con el mayor crecimiento del comercio electrónico minorista a nivel mundial, de acuerdo con el Estudio de Venta Online de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO).

Paradójicamente, pese al avance en la población conectada a internet, los retos para conectar a las regiones rurales y las familias más pobres persisten. Se estima que sólo 3 de cada 10 hogares rurales tienen acceso a internet.

Esta realidad contrasta con las grandes ciudades de México, donde se ha logrado conectar casi a la totalidad de la población.

En contraste, en Chile más del 90% de la población tanto los más pobres como los más ricos tiene acceso a internet en el hogar. Esta es la brecha de desigualdad más corta de todos los países de la región.

Las regiones rurales, las comunidades indígenas y los hogares con menores ingresos enfrentan más obstáculos para hacer un uso efectivo y pleno del internet.

Aunque tener acceso a internet en casa no garantiza un uso pleno y eficaz de los espacios digitales, sí acerca a la población a la educación, el empleo, la información, la cultura y la recreación.

México, por su parte, conserva una brecha de desigualdad importante: 32% de los hogares más pobres y 79% de los más ricos cuentan con acceso a internet.