/ viernes 9 de julio de 2021

Entorno Empresarial

De la economía mixta al estatismo

El Gobierno promueve el estatismo por diversas razones. Porque los gobernantes creen que hay funciones que no puede cumplir la sociedad, debido a su valor estratégico, a su falta de rentabilidad.

También interviene a pedido de la sociedad, que suele descubrir necesidades propias que son a su juicio tan justas que merecen que las paguen el resto de los habitantes. Y también interviene por mesianismo.

La gente suele estar muy conforme en primera instancia con estas tareas, como hemos visto.

Pero a diferencia de las empresas estatales, las empresas privadas tienen que dar ganancias. No suelen ponerse felices si su personal se dedica a pagar sobreprecios o a comprar servicios que no se prestan. Muchas de las extranjeras tienen reglas muy duras contra la corrupción al Estado y la colusión con funcionarios públicos.

Y algo muy importante: los privados pueden y deben ser puestos en competencia, que es un buen mecanismo para que las empresas se autocontrolen y se controlen mutuamente.

En los tiempos de los malos gobiernos en México se dio un populismo depredador.

Aún estamos lejos de resolver nuestros grandes problemas institucionales, sociales y económicos, pero si antes, la posibilidad de enfrentarlos y resolverlos, era una ilusión, un sueño o una promesa, hoy está en nuestras capacidades, hoy podemos dar un gran salto adelante para superarlos.

En los buenos tiempos había una economía mixta. En los malos tiempos el estatismo se convertía en un lastre. Esta experiencia es útil para recordar.

Por fin estábamos aprendiendo a crear riqueza, base esencial del bienestar, estamos viendo cómo, con la inversión privada que se multiplica a lo largo y ancho del país, junto con la inversión pública en las regiones, que se hacia posible gracias al crecimiento de la economía, se empezaba a transformar nuestro perfil.

El Estado no puede cumplir con sus funciones básicas en educación, salud, seguridad e inversión pública. Todavía tenemos ejemplos vivos de empresas públicas que causan mucho daño. Hoy día adolecemos de limitaciones graves en la lucha contra la pobreza y la inseguridad. Es una locura querer un Estado empresario.

El estatismo en México fue la puerta más corta al estancamiento económico y la disfuncionalidad social. Los mexicanos lo hemos superado con gran sufrimiento.

De la economía mixta al estatismo

El Gobierno promueve el estatismo por diversas razones. Porque los gobernantes creen que hay funciones que no puede cumplir la sociedad, debido a su valor estratégico, a su falta de rentabilidad.

También interviene a pedido de la sociedad, que suele descubrir necesidades propias que son a su juicio tan justas que merecen que las paguen el resto de los habitantes. Y también interviene por mesianismo.

La gente suele estar muy conforme en primera instancia con estas tareas, como hemos visto.

Pero a diferencia de las empresas estatales, las empresas privadas tienen que dar ganancias. No suelen ponerse felices si su personal se dedica a pagar sobreprecios o a comprar servicios que no se prestan. Muchas de las extranjeras tienen reglas muy duras contra la corrupción al Estado y la colusión con funcionarios públicos.

Y algo muy importante: los privados pueden y deben ser puestos en competencia, que es un buen mecanismo para que las empresas se autocontrolen y se controlen mutuamente.

En los tiempos de los malos gobiernos en México se dio un populismo depredador.

Aún estamos lejos de resolver nuestros grandes problemas institucionales, sociales y económicos, pero si antes, la posibilidad de enfrentarlos y resolverlos, era una ilusión, un sueño o una promesa, hoy está en nuestras capacidades, hoy podemos dar un gran salto adelante para superarlos.

En los buenos tiempos había una economía mixta. En los malos tiempos el estatismo se convertía en un lastre. Esta experiencia es útil para recordar.

Por fin estábamos aprendiendo a crear riqueza, base esencial del bienestar, estamos viendo cómo, con la inversión privada que se multiplica a lo largo y ancho del país, junto con la inversión pública en las regiones, que se hacia posible gracias al crecimiento de la economía, se empezaba a transformar nuestro perfil.

El Estado no puede cumplir con sus funciones básicas en educación, salud, seguridad e inversión pública. Todavía tenemos ejemplos vivos de empresas públicas que causan mucho daño. Hoy día adolecemos de limitaciones graves en la lucha contra la pobreza y la inseguridad. Es una locura querer un Estado empresario.

El estatismo en México fue la puerta más corta al estancamiento económico y la disfuncionalidad social. Los mexicanos lo hemos superado con gran sufrimiento.