/ miércoles 14 de noviembre de 2018

Sabia virtud de conocer…

Una regalía de Renato Leduc en ese poema: “Sabia virtud de conocer el tiempo…”. Olga Sánchez Cordero, próxima secretaria de gobernación, presentó ante el poder legislativo la iniciativa para legalizar el uso de la marihuana. Claro está que expone y sustenta su petición, pero los argumentos son tan simplones, chatos, romos y elementales que más parecen reglas para inscribirse en una carrera de maratón que iniciará en el parque de Morales y terminará dando tres vueltas a la Plaza de Armas.

Menciona la próxima secretaria de gobernación, entre otras elementales y bobitas reglas: “Una persona podrá llevar consigo hasta 30 gramos de cannabis, podrá cultivar hasta 20 plantas (olvidó señalar si en el jardín o en el patio), cosechar como máximo hasta 480 gramos al año (olvidó indicar si se deberá hacer una fogata en caso de haber excedentes)”. Dice que se podrán asociar hasta 150 personas, pero que se deberá respetar el ordenamiento de que solo se pueden producir 480 gramos por socio (es decir: 72 kgs por año). ¿Un sembrador produciendo 480 gramos por año? ¿Una sociedad de sembradores de yerba limitándose a 72 kilogramos por año? ¡Cómo para morir de risa por el chiste, si no fuera tan preocupante!

Por supuesto que elementalmente se hace mención a los menores de edad, puntualizando: “No se podrá emplear a menores de 18 años en actividades de comercio, distribución, donación, regalo, venta y suministro de producto de cannabis”. ¡Se exprimió la sesera la próxima secretaria! Ante tanta sabiduría, Salomón enrojecería de pena y envidia, estoy bien seguro.

Vale la pena señalar que, al parecer, los encargados de esta aberración laboraran en el “Instituto Mexicano de Regulación y Control de Cannabis”.

A bote pronto, se me ocurre que todo este proyecto se sustentó en la genialidad que indica: “Si no puedes detener la producción y venta de la mariguana, ¡pues despenalízala! ¡De cualquier forma los gringos ya están produciendo la propia!”

Siguen la cocaína, los opiáceos y un sinfín de mercaderías adictivas que se irán presentando cada día, cada año... Sabia virtud de conocer el tiempo.

Corría el año de 2013 y el gobierno del Uruguay aprobaba el uso en libertad de la yerba. Las estadísticas señalaban y señalan que el 63% de los uruguayos no estaba de acuerdo con la medida. Ahora, en el 2018, el 41% continúa en desacuerdo. Se supone que una de las causas para que no se haya incrementado el % de aprobación en forma más sustancial, es el hecho de que la misma cantidad de mariguana ilegal incautada, hoy por hoy, es semejante a la que se retenía en los meses del año 2012, un año antes de la legalización.

¿Será que en México, con la legalización se terminará el tráfico de la mariguana? Lo que va a ocurrir, dado que la cola del crimen organizado está bien enroscada, es que se incrementaran las extorsiones, asaltos y secuestros. Se continuará con el tráfico de cocaína, opiáceos y día con día surgirán nuevas drogas, preferencialmente de laboratorio…

Ignoran porque quieren, o, más bien, voltean la cara… ¡Porque, ¿quién realmente no sabe que la drogadicción proviene de la pobreza, la ignorancia, el desempleo, los hogares deshechos, la inducción proveniente de los cuadros de poder hacia el pueblo para que viva, imite una vida agringada, de ese país que pasó de la barbarie a la civilización sin pasar por la cultura?!

A grosso modo, la mariguana es sustituida por la heroína y la cocaína y luego por las anfetaminas, y desde hace cosa de 6 años por la “flakka”, quien va por el primer puesto en consumo; más barata, más duradero su efecto. Es lo que busca un adicto o alguien en vías de serlo y que se inició con mariguana.

Colombia terminó con el espacio conocido como el Bronks, pero los adictos pronto encuentran otro refugio. En Sao Paulo, Brasil, el Barrio de la Luz es tierra de adictos. Ya prácticamente fue abandonado por quienes no lo son. Se conoce como “Crakolandia”. También le dicen “Ciudad de Zombis”.

Creo que los magistrados de la Suprema Corte viven en el limbo, avecindados con doña Olga Sánchez; al igual los diputados y senadores. Ahí no escucharon ni supieron de la pareja de adictos a la “flakka” que le comieron parte de las manos y pies a un indigente.


Una regalía de Renato Leduc en ese poema: “Sabia virtud de conocer el tiempo…”. Olga Sánchez Cordero, próxima secretaria de gobernación, presentó ante el poder legislativo la iniciativa para legalizar el uso de la marihuana. Claro está que expone y sustenta su petición, pero los argumentos son tan simplones, chatos, romos y elementales que más parecen reglas para inscribirse en una carrera de maratón que iniciará en el parque de Morales y terminará dando tres vueltas a la Plaza de Armas.

Menciona la próxima secretaria de gobernación, entre otras elementales y bobitas reglas: “Una persona podrá llevar consigo hasta 30 gramos de cannabis, podrá cultivar hasta 20 plantas (olvidó señalar si en el jardín o en el patio), cosechar como máximo hasta 480 gramos al año (olvidó indicar si se deberá hacer una fogata en caso de haber excedentes)”. Dice que se podrán asociar hasta 150 personas, pero que se deberá respetar el ordenamiento de que solo se pueden producir 480 gramos por socio (es decir: 72 kgs por año). ¿Un sembrador produciendo 480 gramos por año? ¿Una sociedad de sembradores de yerba limitándose a 72 kilogramos por año? ¡Cómo para morir de risa por el chiste, si no fuera tan preocupante!

Por supuesto que elementalmente se hace mención a los menores de edad, puntualizando: “No se podrá emplear a menores de 18 años en actividades de comercio, distribución, donación, regalo, venta y suministro de producto de cannabis”. ¡Se exprimió la sesera la próxima secretaria! Ante tanta sabiduría, Salomón enrojecería de pena y envidia, estoy bien seguro.

Vale la pena señalar que, al parecer, los encargados de esta aberración laboraran en el “Instituto Mexicano de Regulación y Control de Cannabis”.

A bote pronto, se me ocurre que todo este proyecto se sustentó en la genialidad que indica: “Si no puedes detener la producción y venta de la mariguana, ¡pues despenalízala! ¡De cualquier forma los gringos ya están produciendo la propia!”

Siguen la cocaína, los opiáceos y un sinfín de mercaderías adictivas que se irán presentando cada día, cada año... Sabia virtud de conocer el tiempo.

Corría el año de 2013 y el gobierno del Uruguay aprobaba el uso en libertad de la yerba. Las estadísticas señalaban y señalan que el 63% de los uruguayos no estaba de acuerdo con la medida. Ahora, en el 2018, el 41% continúa en desacuerdo. Se supone que una de las causas para que no se haya incrementado el % de aprobación en forma más sustancial, es el hecho de que la misma cantidad de mariguana ilegal incautada, hoy por hoy, es semejante a la que se retenía en los meses del año 2012, un año antes de la legalización.

¿Será que en México, con la legalización se terminará el tráfico de la mariguana? Lo que va a ocurrir, dado que la cola del crimen organizado está bien enroscada, es que se incrementaran las extorsiones, asaltos y secuestros. Se continuará con el tráfico de cocaína, opiáceos y día con día surgirán nuevas drogas, preferencialmente de laboratorio…

Ignoran porque quieren, o, más bien, voltean la cara… ¡Porque, ¿quién realmente no sabe que la drogadicción proviene de la pobreza, la ignorancia, el desempleo, los hogares deshechos, la inducción proveniente de los cuadros de poder hacia el pueblo para que viva, imite una vida agringada, de ese país que pasó de la barbarie a la civilización sin pasar por la cultura?!

A grosso modo, la mariguana es sustituida por la heroína y la cocaína y luego por las anfetaminas, y desde hace cosa de 6 años por la “flakka”, quien va por el primer puesto en consumo; más barata, más duradero su efecto. Es lo que busca un adicto o alguien en vías de serlo y que se inició con mariguana.

Colombia terminó con el espacio conocido como el Bronks, pero los adictos pronto encuentran otro refugio. En Sao Paulo, Brasil, el Barrio de la Luz es tierra de adictos. Ya prácticamente fue abandonado por quienes no lo son. Se conoce como “Crakolandia”. También le dicen “Ciudad de Zombis”.

Creo que los magistrados de la Suprema Corte viven en el limbo, avecindados con doña Olga Sánchez; al igual los diputados y senadores. Ahí no escucharon ni supieron de la pareja de adictos a la “flakka” que le comieron parte de las manos y pies a un indigente.


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