/ miércoles 28 de noviembre de 2018

Noche Panteonera

El 31 de octubre pasado, les platiqué de la noche aquella en que la pandilla, como era costumbre, tomo la decisión de brincar la barda y pasear dentro del panteón del Saucito. De esto hace tantos años que quien esto escribe cursaba el primer año de secundaria. Les decía que estando adentro y después de corretear y hacer lo acostumbrado. Por ahí, sentados sobre un par de tumbas. Alguien propuso el quedarnos a pasar la noche ahí mismo…finalmente solo yo me quedé, supuestamente a dormir. Empezaba a obscurecer y busque el sitio para pasar la noche.

Automáticamente fui al sitio más conocido y común, el frondoso pirul por el que nos descolgábamos de la barda hacia dentro del panteón. Y así, en el previo anochecer –obscurecer del cementerio me pude hacer un mullido colchón con las ramas blandas del pirul (cogollos) igualmente pude tener a la mano otro gran montos que pensé servirían como sábana, cobija y lápida.

En aquella lejanía de años, nadie en secundaria usaba reloj. De manera que el tiempo, ahí dentro, siguió transcurriendo a su paso. Sin más prisa que el ver al segundo persiguiendo al minuto, este, a la hora y las horas al día…el sol a la luna. In sécula seculórum.

Por lo mismo no puedo precisar la hora en la que unas luces, provenientes de unas lámparas manuales, desde lejos se venían acercando. Finalmente se detuvieron frente a lo que después vi era una tumba múltiple, antigua, 6 fosas y una sola plancha mirando las estrellas. Muy apropiada para el ejercicio que sobre de ella hicieron.

Sobra decir que cautelosamente me acerqué y vi como uno de ellos se acostaba sobre de la gran plancha que cubría las tumbas. Las lámparas fueron apagadas y pasaron a iluminarse con velas grandes y también colocaron veladoras…en ese acto tres de ellos hablaron idioma desconocido. Solo fue claramente repetida la palabra “muerte”. El sujeto acostado tenía tapada la cara, a éste le descubrieron brazos y piernas al parecer solo para, con una vela gruesa, quemarle los bellos de las extremidades. El sujeto, quieto, ni Paulo ni maulo…medios abrazos, extraños saludos y como llegaron se fueron. Silenciosos y alumbrando el camino con sus lámparas de mano.

Al paso del tiempo supe que vi un ritual masónico.-Se han modernizado, ahora ya tienen un mausoleo amplio y luz eléctrica. Ahí, en el panteón del Saucito-.

De regreso a mi guarida vi un gran mausoleo blanco -por cierto, nunca he comprendido el por qué todo tiene que tender al color blanco en un cementerio ¿por qué no pintar lápidas y cruces de colores? En fin, el mausoleo era nuevo, tenía y seguramente aún conserva una gran cruz blanca en la parte superior. Ahí trepado se veía a quien supongo era un espíritu, tenían la estatura de un hombre adulto. Éste, se columpiaba pasándose de lado a lado de la trabe horizontal de la cruz, sentándose en el vertical, en fin, haciendo malabares. Ahí aprendí el que hay espíritus que hacen lo que se les da su regalada gana.

El tiempo seguía adelante,-como animal de carga que tiene bien aprendido el paso y lugar a donde siempre va, avanzando sin mirar para los lados…de pronto una lámpara, solo una, llamó mi atención. Me acuclille y vi el rumbo que seguía, pronto se detuvo e inicié el acercamiento, eran dos mujeres y el silencio reinante permitió escuchar las palabras “aquí es”. Inmediatamente se pusieron a excavar al pie de una tumba, aquello era tierra blanda y pronto hicieron una minitumba y ahí depositaron un envoltorio. Constantemente aluzaban la excavación, volvieron a tapara el agujero

Una de ellas apisonó la tierra pisando fuerte y maldiciendo, la otra mujer defeco y orino sobre de la tierra apisonada…se fueron sin prender la lámpara, la misma blancura de las lapidas rompía la negritud de la noche…además parecía que ya conocían el camino. Al paso del tiempo supe que fui testigo de lo que llaman “magia con entierro”. -3 cosas vi esa noche panteonera-.

El 31 de octubre pasado, les platiqué de la noche aquella en que la pandilla, como era costumbre, tomo la decisión de brincar la barda y pasear dentro del panteón del Saucito. De esto hace tantos años que quien esto escribe cursaba el primer año de secundaria. Les decía que estando adentro y después de corretear y hacer lo acostumbrado. Por ahí, sentados sobre un par de tumbas. Alguien propuso el quedarnos a pasar la noche ahí mismo…finalmente solo yo me quedé, supuestamente a dormir. Empezaba a obscurecer y busque el sitio para pasar la noche.

Automáticamente fui al sitio más conocido y común, el frondoso pirul por el que nos descolgábamos de la barda hacia dentro del panteón. Y así, en el previo anochecer –obscurecer del cementerio me pude hacer un mullido colchón con las ramas blandas del pirul (cogollos) igualmente pude tener a la mano otro gran montos que pensé servirían como sábana, cobija y lápida.

En aquella lejanía de años, nadie en secundaria usaba reloj. De manera que el tiempo, ahí dentro, siguió transcurriendo a su paso. Sin más prisa que el ver al segundo persiguiendo al minuto, este, a la hora y las horas al día…el sol a la luna. In sécula seculórum.

Por lo mismo no puedo precisar la hora en la que unas luces, provenientes de unas lámparas manuales, desde lejos se venían acercando. Finalmente se detuvieron frente a lo que después vi era una tumba múltiple, antigua, 6 fosas y una sola plancha mirando las estrellas. Muy apropiada para el ejercicio que sobre de ella hicieron.

Sobra decir que cautelosamente me acerqué y vi como uno de ellos se acostaba sobre de la gran plancha que cubría las tumbas. Las lámparas fueron apagadas y pasaron a iluminarse con velas grandes y también colocaron veladoras…en ese acto tres de ellos hablaron idioma desconocido. Solo fue claramente repetida la palabra “muerte”. El sujeto acostado tenía tapada la cara, a éste le descubrieron brazos y piernas al parecer solo para, con una vela gruesa, quemarle los bellos de las extremidades. El sujeto, quieto, ni Paulo ni maulo…medios abrazos, extraños saludos y como llegaron se fueron. Silenciosos y alumbrando el camino con sus lámparas de mano.

Al paso del tiempo supe que vi un ritual masónico.-Se han modernizado, ahora ya tienen un mausoleo amplio y luz eléctrica. Ahí, en el panteón del Saucito-.

De regreso a mi guarida vi un gran mausoleo blanco -por cierto, nunca he comprendido el por qué todo tiene que tender al color blanco en un cementerio ¿por qué no pintar lápidas y cruces de colores? En fin, el mausoleo era nuevo, tenía y seguramente aún conserva una gran cruz blanca en la parte superior. Ahí trepado se veía a quien supongo era un espíritu, tenían la estatura de un hombre adulto. Éste, se columpiaba pasándose de lado a lado de la trabe horizontal de la cruz, sentándose en el vertical, en fin, haciendo malabares. Ahí aprendí el que hay espíritus que hacen lo que se les da su regalada gana.

El tiempo seguía adelante,-como animal de carga que tiene bien aprendido el paso y lugar a donde siempre va, avanzando sin mirar para los lados…de pronto una lámpara, solo una, llamó mi atención. Me acuclille y vi el rumbo que seguía, pronto se detuvo e inicié el acercamiento, eran dos mujeres y el silencio reinante permitió escuchar las palabras “aquí es”. Inmediatamente se pusieron a excavar al pie de una tumba, aquello era tierra blanda y pronto hicieron una minitumba y ahí depositaron un envoltorio. Constantemente aluzaban la excavación, volvieron a tapara el agujero

Una de ellas apisonó la tierra pisando fuerte y maldiciendo, la otra mujer defeco y orino sobre de la tierra apisonada…se fueron sin prender la lámpara, la misma blancura de las lapidas rompía la negritud de la noche…además parecía que ya conocían el camino. Al paso del tiempo supe que fui testigo de lo que llaman “magia con entierro”. -3 cosas vi esa noche panteonera-.

ÚLTIMASCOLUMNAS
viernes 06 de marzo de 2020

Antena

Javier Zapata Castro

jueves 27 de diciembre de 2018

Los reyes vagos

Javier Zapata Castro

miércoles 19 de diciembre de 2018

$ JUSTOS $

Javier Zapata Castro

miércoles 12 de diciembre de 2018

Justos

Javier Zapata Castro

miércoles 05 de diciembre de 2018

$ Justos $

Javier Zapata Castro

miércoles 28 de noviembre de 2018

Noche Panteonera

Javier Zapata Castro

miércoles 14 de noviembre de 2018

Sabia virtud de conocer…

Javier Zapata Castro

miércoles 31 de octubre de 2018

Noche panteonera

Javier Zapata Castro

Cargar Más