/ miércoles 5 de diciembre de 2018

$ Justos $

Hablar de justicia es meterse en un berenjenal en el que es fácil extraviarse. Ciertamente que el mundo de los números es complejo, pero de pronto se entiende y clarifica cuando se explica con sencillez. ¿Será porque los números son matemáticamente justos? Veamos lo siguiente: El presupuesto asignado al Poder Judicial para el año 2018 fue, en números cerrados, de $5,635 millones; al Consejo de la Judicatura Federal $61,838 millones; al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación $3,893 millones. Toda esta danza de millones traduce, para no cegarnos, el que un ministro de la Suprema Corte reciba, ya sin impuestos, 4 millones 659 mil pesos anualmente; o sea: $388,250 al mes.

La SCJN, por conducto de su presidente, ha señalado que reducirán en su gasto aproximadamente el 15% para el año 2019. Indican que reducirán la compra de vehículos, equipamiento informativo, gastos protocolarios, vestuario, gastos deportivos, entremeses, viáticos, etc., etc., y remata la SCJN: “No bajarán los salarios”. Dicen más: “… para no comprometer la independencia de los juzgadores y seguir al servicio de la impartición de justicia de los mexicanos”.

Dicho en otras palabras, sin tantos malabares: “me pagas mucho porque la tentación para venderme también es mucha. Somos jueces porque pagan bien, no por un principio de justicia”. Esta es una proyección evidente y clara del sentir de la suprema corte: “Si nos vamos a la iniciativa privada, ¿quién podrá defender a los mexicanos…?” Estos díceres de los $justos$ nos recuerdan a Diógenes, el filósofo nacido en una colonia Griega, quien se pasó parte de la vida con un candil encendido buscando a un hombre honesto…, y no pudo encontrarlo.

La verdad es que los mexicanos de a pie sabemos que la justicia es vendida y comprada por quien puede. Y empatado con esta realidad, los jueces, magistrados y ministros quieren seguir con un salario de burocracia dorada.

Los estados de la república no cantan tan mal las rancheras. Ahí están los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, haciendo y deshaciendo en sus virreinatos. Personalmente no he tenido tratos ni contacto con el Poder Judicial de la Federación, más si he tenido hartos encuentros del tercer tipo con el poder judicial en San Luis Potosí y en diferentes estados de la república… Ahí, hablar de justicia es hablar de agua hedionda, drenaje pues… Les cuento tres casos de los muchos que hemos visto y vivido de cerca... y No quedaba más que excarcelar a personas inocentes con las únicas armas que había. ―Es de preguntarse: si esto se ve y hace a nivel aldeano, estatal, ¿qué no se hará a nivel de procesos federales?―

Les platico: el hermano de una amiga estaba preso en una cárcel distrital en el estado de Guanajuato. Había sido procesado por robo, asalto, intento de homicidio y otros delitos más. Tenía sentencia por 14 años, ahí en esa cárcel distrital… La ruina se acercaba. A más de la pena y dolor había que pagar alimentos, defensa, protección etc..., en fin. Hablé con la jueza y dijo que ya había sentencia, que no se podía hacer nada. Me vio, sentencio: “Usted es nuevo. Vea el expediente. Dígale al otro abogado que se lo muestre”… Un fajito de dólares, sonrisas y al final señaló: “Venga mañana. Tengo que hablar con el M.P.” Al otro día, temprano, saludos y otro fajito porque el Ministerio Público se hacía remolón. Le sugerí una fuga, esa cárcel es una casa vieja. “Pónganlo en la esquina, me lo llevo y se acabó…” Así se hizo, y los años restantes de encarcelamiento injusto se trocaron por dos fajitos de billetes verdes…lueguito les platico más.

Hablar de justicia es meterse en un berenjenal en el que es fácil extraviarse. Ciertamente que el mundo de los números es complejo, pero de pronto se entiende y clarifica cuando se explica con sencillez. ¿Será porque los números son matemáticamente justos? Veamos lo siguiente: El presupuesto asignado al Poder Judicial para el año 2018 fue, en números cerrados, de $5,635 millones; al Consejo de la Judicatura Federal $61,838 millones; al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación $3,893 millones. Toda esta danza de millones traduce, para no cegarnos, el que un ministro de la Suprema Corte reciba, ya sin impuestos, 4 millones 659 mil pesos anualmente; o sea: $388,250 al mes.

La SCJN, por conducto de su presidente, ha señalado que reducirán en su gasto aproximadamente el 15% para el año 2019. Indican que reducirán la compra de vehículos, equipamiento informativo, gastos protocolarios, vestuario, gastos deportivos, entremeses, viáticos, etc., etc., y remata la SCJN: “No bajarán los salarios”. Dicen más: “… para no comprometer la independencia de los juzgadores y seguir al servicio de la impartición de justicia de los mexicanos”.

Dicho en otras palabras, sin tantos malabares: “me pagas mucho porque la tentación para venderme también es mucha. Somos jueces porque pagan bien, no por un principio de justicia”. Esta es una proyección evidente y clara del sentir de la suprema corte: “Si nos vamos a la iniciativa privada, ¿quién podrá defender a los mexicanos…?” Estos díceres de los $justos$ nos recuerdan a Diógenes, el filósofo nacido en una colonia Griega, quien se pasó parte de la vida con un candil encendido buscando a un hombre honesto…, y no pudo encontrarlo.

La verdad es que los mexicanos de a pie sabemos que la justicia es vendida y comprada por quien puede. Y empatado con esta realidad, los jueces, magistrados y ministros quieren seguir con un salario de burocracia dorada.

Los estados de la república no cantan tan mal las rancheras. Ahí están los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, haciendo y deshaciendo en sus virreinatos. Personalmente no he tenido tratos ni contacto con el Poder Judicial de la Federación, más si he tenido hartos encuentros del tercer tipo con el poder judicial en San Luis Potosí y en diferentes estados de la república… Ahí, hablar de justicia es hablar de agua hedionda, drenaje pues… Les cuento tres casos de los muchos que hemos visto y vivido de cerca... y No quedaba más que excarcelar a personas inocentes con las únicas armas que había. ―Es de preguntarse: si esto se ve y hace a nivel aldeano, estatal, ¿qué no se hará a nivel de procesos federales?―

Les platico: el hermano de una amiga estaba preso en una cárcel distrital en el estado de Guanajuato. Había sido procesado por robo, asalto, intento de homicidio y otros delitos más. Tenía sentencia por 14 años, ahí en esa cárcel distrital… La ruina se acercaba. A más de la pena y dolor había que pagar alimentos, defensa, protección etc..., en fin. Hablé con la jueza y dijo que ya había sentencia, que no se podía hacer nada. Me vio, sentencio: “Usted es nuevo. Vea el expediente. Dígale al otro abogado que se lo muestre”… Un fajito de dólares, sonrisas y al final señaló: “Venga mañana. Tengo que hablar con el M.P.” Al otro día, temprano, saludos y otro fajito porque el Ministerio Público se hacía remolón. Le sugerí una fuga, esa cárcel es una casa vieja. “Pónganlo en la esquina, me lo llevo y se acabó…” Así se hizo, y los años restantes de encarcelamiento injusto se trocaron por dos fajitos de billetes verdes…lueguito les platico más.

ÚLTIMASCOLUMNAS
viernes 06 de marzo de 2020

Antena

Javier Zapata Castro

jueves 27 de diciembre de 2018

Los reyes vagos

Javier Zapata Castro

miércoles 19 de diciembre de 2018

$ JUSTOS $

Javier Zapata Castro

miércoles 12 de diciembre de 2018

Justos

Javier Zapata Castro

miércoles 05 de diciembre de 2018

$ Justos $

Javier Zapata Castro

miércoles 28 de noviembre de 2018

Noche Panteonera

Javier Zapata Castro

miércoles 14 de noviembre de 2018

Sabia virtud de conocer…

Javier Zapata Castro

miércoles 31 de octubre de 2018

Noche panteonera

Javier Zapata Castro

Cargar Más