/ domingo 14 de julio de 2019

Hablemos de Cine

Dolor y gloria, Pedro Almodóvar

Esta semana estamos de suerte, el estreno de una película del cineasta español Pedro Almodóvar es un acontecimiento para el cinéfilo que sabe de las cualidades del director manchego en su extensa filmografía.

Almodóvar está por cumplir 70 años y parece estar en su mejor momento creativo, en este su último filme Dolor y gloria el realizador mira a su interior, se mira al espejo y desarrolla una historia lo más parecida a su propia vida, haciéndolo de una manera pausada, desnudando sus debilidades y deseos escondidos.

  • Director: Pedro Almodóvar
  • Guión: Pedro Almodóvar
  • Fotografía: José Luis Alcaine
  • Música: Alberto Iglesias
  • Género: Drama
  • País: España, 2019.

Intérpretes: Antonio Banderas (Salvador Mello), Penélope Cruz (mamá de Salvador, joven), Asier Etxendia (Alberto Crespo), Leonardo Sbaraglia (Federico), Julieta Serrano (mamá de Salvador, anciana), Cecilia Roth (Zulema), Nora Navas (Mercedes), Asier Flores (Salvador, de niño).

Dolor y gloria retrata a un otrora famoso y reconocido cineasta español en plena crisis creativa, solitario, y amargado, sin afecto alguno que lo consuele y lo saque del dolor del alma que lo atormenta además de los terribles dolores físicos que lo aquejan.

Ese hombre solitario y enfermo se llama Salvador Mallo (un Antonio Banderas excelente) a quien sus amigos intentan sacarlo de su vida ermitaña con la esperanza de que recupere la alegría de vivir.

Un buen motivo llega, la academia de cine española ha restaurado una película de Mallo filmada 32 años antes y los organizadores quieren que el veterano director sea quien la presente ante el público.

Salvador, de entrada, rechaza la idea pero el homenaje empieza a inquietarlo y un primer paso es buscar a Alberto Crespo, su actor principal de aquella película con quien tuvo muchas diferencias y no se ven desde entonces.

Con Alberto aflorarán los recuerdos pero también los reproches además de experiencias nuevas como empezar a drogarse con heroína como una manera de mitigar el dolor y refugiarse en la nostalgia de su pasado, de los tiempos idos. Eso nos llevará a la niñez de Salvador, ese niño inquieto e inteligente, que se nutre del cobijo de su madre ante un padre ausente que se pierde a diario buscando cómo salir de la pobreza en que viven.

Ese niño único en la familia, pronto mostrará su gusto por el cine, lo manifiesta siempre ante una madre un poco desconcertada que no presta mayor atención a los reclamos del chico, ocupada en cómo sostener lo precario de la casa.

Pero ese niño también siente el despertar de sensaciones secretas, que parecen explotar de su más íntimo ser cuando ve a Eduardo, un joven albañil que se desnuda ante él sin sospechar lo que está provocando en el interior del muchacho.

Con el tiempo, ese chico fuera de lo común, se hará famoso, su pasión por el cine lo llevará muy lejos y el éxito y el reconocimiento de los demás lo acompañarán aunque, poco a poco, aparecerá el desdén se irá apoderando de él, la muerte de su madre y la ruptura de su gran amor no hacen más que acrecentar su ausencia de creatividad que lo ponen al borde de una crisis existencial atrapado en su depresión y con sus achaques a flor de piel.

Esto nos llevará a dos temas torales del filme y que han sido constantes en la obra de Almodóvar, la homosexualidad y la presencia de la madre en las vidas de sus personajes, en este caso, en la vida del propio director, ya que Salvador Mallo, representa su álter ego, el resumen de muchos pasajes de su vida, de sus debilidades, deseos y frustraciones.

Ese gran amor de su vida se llama Federico con el que vivió años de mutuo afecto y pasión, pero que la vida los terminó llevando por diferentes caminos en el que Federico se fue a otro país, se enamoró de una mujer con la que tuvo hijos y, que de repente, se presenta ante Salvador, en un recuento de daños y de halagos mutuos, que se funden en un apasionado beso que sella aquello que jamás volverá.

Su madre, por su parte, estará siempre presente con él. Ella se encargará de nutrirlo de anhelos y esperanzas, de deseos frustrados y hasta de reproches cuando ella ya enferma, lo increpa echándole en cara lo mal hijo que ha sido para ella.

Los momentos que vive Salvador con su madre (unas espléndidas Penélope Cruz y Julieta Serrano), ya sea de niño o de adulto, son de lo mejor del filme. Esa férrea y bella mujer que lo parió estará con él en su formación y ya anciana y enferma, será para Salvador como su refugio, su confidente y alguien a quien cuidar como quien intenta cuidarse a sí mismo, como una manera de reencontrarse consigo mismo.

Cine intimista, tal vez el más personal del director español que a la vez habla del cine mismo, en un ejercicio lleno de sutilezas, de referencias a otros filmes, además de mostrar las miserias, amores y desencuentros que arrastra todo ser humano.

Larga vida para este cineasta que es un enorme referente del cine español y que llega con Dolor y gloria a su filme 21, esperando que esta cinta sea el inicio de una nueva etapa plena en renovación de ideas que perduren por mucho tiempo. No deje de verla.

ernestorobledo@hotmail.com

Dolor y gloria, Pedro Almodóvar

Esta semana estamos de suerte, el estreno de una película del cineasta español Pedro Almodóvar es un acontecimiento para el cinéfilo que sabe de las cualidades del director manchego en su extensa filmografía.

Almodóvar está por cumplir 70 años y parece estar en su mejor momento creativo, en este su último filme Dolor y gloria el realizador mira a su interior, se mira al espejo y desarrolla una historia lo más parecida a su propia vida, haciéndolo de una manera pausada, desnudando sus debilidades y deseos escondidos.

  • Director: Pedro Almodóvar
  • Guión: Pedro Almodóvar
  • Fotografía: José Luis Alcaine
  • Música: Alberto Iglesias
  • Género: Drama
  • País: España, 2019.

Intérpretes: Antonio Banderas (Salvador Mello), Penélope Cruz (mamá de Salvador, joven), Asier Etxendia (Alberto Crespo), Leonardo Sbaraglia (Federico), Julieta Serrano (mamá de Salvador, anciana), Cecilia Roth (Zulema), Nora Navas (Mercedes), Asier Flores (Salvador, de niño).

Dolor y gloria retrata a un otrora famoso y reconocido cineasta español en plena crisis creativa, solitario, y amargado, sin afecto alguno que lo consuele y lo saque del dolor del alma que lo atormenta además de los terribles dolores físicos que lo aquejan.

Ese hombre solitario y enfermo se llama Salvador Mallo (un Antonio Banderas excelente) a quien sus amigos intentan sacarlo de su vida ermitaña con la esperanza de que recupere la alegría de vivir.

Un buen motivo llega, la academia de cine española ha restaurado una película de Mallo filmada 32 años antes y los organizadores quieren que el veterano director sea quien la presente ante el público.

Salvador, de entrada, rechaza la idea pero el homenaje empieza a inquietarlo y un primer paso es buscar a Alberto Crespo, su actor principal de aquella película con quien tuvo muchas diferencias y no se ven desde entonces.

Con Alberto aflorarán los recuerdos pero también los reproches además de experiencias nuevas como empezar a drogarse con heroína como una manera de mitigar el dolor y refugiarse en la nostalgia de su pasado, de los tiempos idos. Eso nos llevará a la niñez de Salvador, ese niño inquieto e inteligente, que se nutre del cobijo de su madre ante un padre ausente que se pierde a diario buscando cómo salir de la pobreza en que viven.

Ese niño único en la familia, pronto mostrará su gusto por el cine, lo manifiesta siempre ante una madre un poco desconcertada que no presta mayor atención a los reclamos del chico, ocupada en cómo sostener lo precario de la casa.

Pero ese niño también siente el despertar de sensaciones secretas, que parecen explotar de su más íntimo ser cuando ve a Eduardo, un joven albañil que se desnuda ante él sin sospechar lo que está provocando en el interior del muchacho.

Con el tiempo, ese chico fuera de lo común, se hará famoso, su pasión por el cine lo llevará muy lejos y el éxito y el reconocimiento de los demás lo acompañarán aunque, poco a poco, aparecerá el desdén se irá apoderando de él, la muerte de su madre y la ruptura de su gran amor no hacen más que acrecentar su ausencia de creatividad que lo ponen al borde de una crisis existencial atrapado en su depresión y con sus achaques a flor de piel.

Esto nos llevará a dos temas torales del filme y que han sido constantes en la obra de Almodóvar, la homosexualidad y la presencia de la madre en las vidas de sus personajes, en este caso, en la vida del propio director, ya que Salvador Mallo, representa su álter ego, el resumen de muchos pasajes de su vida, de sus debilidades, deseos y frustraciones.

Ese gran amor de su vida se llama Federico con el que vivió años de mutuo afecto y pasión, pero que la vida los terminó llevando por diferentes caminos en el que Federico se fue a otro país, se enamoró de una mujer con la que tuvo hijos y, que de repente, se presenta ante Salvador, en un recuento de daños y de halagos mutuos, que se funden en un apasionado beso que sella aquello que jamás volverá.

Su madre, por su parte, estará siempre presente con él. Ella se encargará de nutrirlo de anhelos y esperanzas, de deseos frustrados y hasta de reproches cuando ella ya enferma, lo increpa echándole en cara lo mal hijo que ha sido para ella.

Los momentos que vive Salvador con su madre (unas espléndidas Penélope Cruz y Julieta Serrano), ya sea de niño o de adulto, son de lo mejor del filme. Esa férrea y bella mujer que lo parió estará con él en su formación y ya anciana y enferma, será para Salvador como su refugio, su confidente y alguien a quien cuidar como quien intenta cuidarse a sí mismo, como una manera de reencontrarse consigo mismo.

Cine intimista, tal vez el más personal del director español que a la vez habla del cine mismo, en un ejercicio lleno de sutilezas, de referencias a otros filmes, además de mostrar las miserias, amores y desencuentros que arrastra todo ser humano.

Larga vida para este cineasta que es un enorme referente del cine español y que llega con Dolor y gloria a su filme 21, esperando que esta cinta sea el inicio de una nueva etapa plena en renovación de ideas que perduren por mucho tiempo. No deje de verla.

ernestorobledo@hotmail.com

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