/ domingo 28 de febrero de 2021

¿En dónde está tu corazón?

No es fácil saber, dónde hemos puesto el corazón. Porque la razón acalla lo que siente el corazón; y eso no nos permite saber, a quién estamos amando.

El corazón es un músculo que fue hecho para amar. Por eso, un corazón que ama, es un corazón saludable.

Pero el corazón, necesita estar constantemente monitoreado; porque es muy vulnerable, y cuando menos acordamos, ya cambió de dirección.

Y para saber, por dónde anda el corazón, es importante descubrir dónde se encuentra tu tesoro.

Ya lo dice Jesús: “Porque dónde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.(Mt.6,21).

Lo que más importa, es descubrir: ¿Qué tesoro, hemos elegido para empeñar el corazón? Porque hay tesoros que lastiman y destruyen. Y por eso, éstos no se pueden considerar tesoros.

Y como dicen algunos, el corazón es ciego. Por eso necesitamos abrir los ojos, para no equivocarnos a la hora de entregar el corazón.

Es mejor, atender a lo que Dios nos recomienda: “Amontonaos más bien tesoros en el cielo, dónde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben”.(Mt.6, 20).

Pon tu corazón en lo que es seguro, no ames lo que no perdura; porque el amar lo que no es permanente, te vas a acarrear muchas tristezas

No es fácil saber, dónde hemos puesto el corazón. Porque la razón acalla lo que siente el corazón; y eso no nos permite saber, a quién estamos amando.

El corazón es un músculo que fue hecho para amar. Por eso, un corazón que ama, es un corazón saludable.

Pero el corazón, necesita estar constantemente monitoreado; porque es muy vulnerable, y cuando menos acordamos, ya cambió de dirección.

Y para saber, por dónde anda el corazón, es importante descubrir dónde se encuentra tu tesoro.

Ya lo dice Jesús: “Porque dónde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.(Mt.6,21).

Lo que más importa, es descubrir: ¿Qué tesoro, hemos elegido para empeñar el corazón? Porque hay tesoros que lastiman y destruyen. Y por eso, éstos no se pueden considerar tesoros.

Y como dicen algunos, el corazón es ciego. Por eso necesitamos abrir los ojos, para no equivocarnos a la hora de entregar el corazón.

Es mejor, atender a lo que Dios nos recomienda: “Amontonaos más bien tesoros en el cielo, dónde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben”.(Mt.6, 20).

Pon tu corazón en lo que es seguro, no ames lo que no perdura; porque el amar lo que no es permanente, te vas a acarrear muchas tristezas