/ sábado 25 de agosto de 2018

Yoga y Vida Saludable

El séptimo de los ocho pasos de yoga de Patanjali es Dhyana o la meditación profunda. Este es un estado de introspección aún más profundo, en el cual los pensamientos se han callado hemos recorrido de lo exterior, las sensaciones, las emociones, el cuerpo, los latidos, las imágenes, los pensamientos hasta llegar a la parte profunda del Ser.

Esta meditación o contemplación interior, es la técnica para alcanzar el samadhi, para ello debe ser callado el pensamiento, de modo que la conciencia absoluta quede libre de toda sobreimposición. Ya no es la mente controlando el cuerpo, el pensamiento o las sensaciones este es un estado diferente a la vigilia que en sánscrito se le denomina jagrat.

Esta conciencia transpersonal busca ir más allá de la persona, del individuo, sin disolverlo, incluyéndolo, y en esta práctica por medio de la observación hacia el interior. Lo transpersonal se refiere a poder observar al individuo que eres, el cuerpo, los pensamientos, las sensaciones y las emociones sin engancharte, simplemente como un observador. Y además se trasciende a la persona que eres para fundirte con todo y con el todo, desde la contemplación interior puedes ser más que una persona, una Conciencia que lo abarca todo.

Existen diferentes formas de lograr esta profundización en el ser o la contemplación. Para Isaacson“dhyana es un estado alterado y al mismo tiempo natural en que somos nosotros mismos y mucho más. Supone la total abstracción y desconexión, y en realidad no tiene nada de soñador. Es, sobre todo un estado de extraordinaria conciencia.

Este es un estado natural, que se logra sin estrés ni apego. Para liberar la mente es preciso no apegarse a la libertad. Cuando la mente que mora en el corazón, libre de la dependencia de los objetos, se vuelve no existente, ése es el estado supremo. De acuerdo con Ramiro Calle, debe “observarse siempre, hasta que la mente que mora en el corazón llegue a disolverse. Eso es la sabiduría, eso es la meditación. El resto tan sólo son meras especulaciones”.

Llegar a disolver la mente y luego la mente que mora en el corazón es una ardua tarea. Por lo que Dhyana es ir más allá del conocimiento y del ser mismo, es lograr una sabiduría al unirse con el todo por medio de una mente despierta y de una práctica continua.

Así es que el yogui o yoguini debe practicar constantemente para lograr este estadio de Dhyana o contemplación interior.

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El séptimo de los ocho pasos de yoga de Patanjali es Dhyana o la meditación profunda. Este es un estado de introspección aún más profundo, en el cual los pensamientos se han callado hemos recorrido de lo exterior, las sensaciones, las emociones, el cuerpo, los latidos, las imágenes, los pensamientos hasta llegar a la parte profunda del Ser.

Esta meditación o contemplación interior, es la técnica para alcanzar el samadhi, para ello debe ser callado el pensamiento, de modo que la conciencia absoluta quede libre de toda sobreimposición. Ya no es la mente controlando el cuerpo, el pensamiento o las sensaciones este es un estado diferente a la vigilia que en sánscrito se le denomina jagrat.

Esta conciencia transpersonal busca ir más allá de la persona, del individuo, sin disolverlo, incluyéndolo, y en esta práctica por medio de la observación hacia el interior. Lo transpersonal se refiere a poder observar al individuo que eres, el cuerpo, los pensamientos, las sensaciones y las emociones sin engancharte, simplemente como un observador. Y además se trasciende a la persona que eres para fundirte con todo y con el todo, desde la contemplación interior puedes ser más que una persona, una Conciencia que lo abarca todo.

Existen diferentes formas de lograr esta profundización en el ser o la contemplación. Para Isaacson“dhyana es un estado alterado y al mismo tiempo natural en que somos nosotros mismos y mucho más. Supone la total abstracción y desconexión, y en realidad no tiene nada de soñador. Es, sobre todo un estado de extraordinaria conciencia.

Este es un estado natural, que se logra sin estrés ni apego. Para liberar la mente es preciso no apegarse a la libertad. Cuando la mente que mora en el corazón, libre de la dependencia de los objetos, se vuelve no existente, ése es el estado supremo. De acuerdo con Ramiro Calle, debe “observarse siempre, hasta que la mente que mora en el corazón llegue a disolverse. Eso es la sabiduría, eso es la meditación. El resto tan sólo son meras especulaciones”.

Llegar a disolver la mente y luego la mente que mora en el corazón es una ardua tarea. Por lo que Dhyana es ir más allá del conocimiento y del ser mismo, es lograr una sabiduría al unirse con el todo por medio de una mente despierta y de una práctica continua.

Así es que el yogui o yoguini debe practicar constantemente para lograr este estadio de Dhyana o contemplación interior.

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