Una buena carretera asfaltada llena de sol y de verdor nos lleva de Puebla de los Ángeles a Zacatlán de las Manzanas, narra M. Emilia Massimí Wingert, mcmi. La vista se recrea en extensas llanuras color de esme#ralda: cebada, maíz, frijol y alfalfa. Vemos un arroyo que nace de entre los cerros y blancas casitas. Se ve algo de ganado en las llanuras y un acueducto de regadío; las casitas con sus árboles frutales, en especial manzano y sus techos de teja roja o azul, dan un tono alegre al campo.
Ya para llegar a Zacatlán, la carretera es un poco sinuosa, atraviesa el río La Marimba. En la parte más alta de la carretera un restaurante, El Mirador, es en verdad un mirador, desde donde se extiende la vista contemplando lo muy accidentado del suelo hasta el horizonte.
Siempre dentro de esta pintoresca naturaleza, surge la perspectiva del caserío de la ciudad de Zacatlán semi escondida entre tupidas arboledas; durante el día, los tejados reflejan los rayos solares que se convierten en diminutos soles que producen algo parecido a una lluvia de diamantes. Hemos llegado a la simpática y antigua ciudad de Zacatlán de las Manzanas.
Es un pintoresco lugar de la provincia mexicana, al que, en 1947 que visitamos a Doña Jovita Lira, hermana del P. Moisés (que aún vivía), pudimos decir que no había llegado aún el turismo; se respira todavía sencillez, pureza de costumbres y las numerosas y grandes cruces de madera que ostenta cada casa denotan esa fe ardiente, sincera, convencida que hemos mencionado. Entre los edificios de buena construc#ción es digno de mencionarse y de admirar el espléndido Palacio Municipal de fama en toda la región.
Hay dos templos: la Parroquia y el Templo del Convento de los Franciscanos, casi frente al Convento se encuentra una escuela que en tiempo del Virreinato de la Nueva España fue la Escuela Real; después de la Independencia de México fue la escuela de La Divina Providencia. Más tarde, Don Pedro Lira, papá del P. Moisés, era ahí profesor. Datos recabados en Zacatlán, Puebla en 1947, por M. Emilia en entrevista personal a Doña Jovita Lira, hermana mayor del próximo beato Moisés Lira Serafín.
Tlatempa es un barrio de Zacatlán, pintoresco y agradable por su tierra roja, su vegetación exuberante y su cielo azul; alegres pájaros trinan en los árboles y en el fondo de una barranca canta suavemente el río con sus aguas cristalinas.
Las casitas tienen todas sus terrenos que cultivar o su huerta con a cbundantes árboles frutales: duraznos, ciruelos, manzanos.
Son gente sencilla, sus rostros tienen buen color y dicen salud y vida. Sus espíritus revelan ser fuertes y de una decidida y firme voluntad. En todas las casas conservan un Crucifijo y una imagen de la Santísima Virgen.
Las muchachas van con sus cántaros a la cabeza a traer el agua. Son alegres y a la vez serias y formales, expresó Jovita Lira.