/ domingo 12 de noviembre de 2023

Opinión | «Efectos del recogimiento o silencio interior»

«Desde luego, la paz, el contento, haced la prueba y lo veréis – enseña el padre Moisés – Ejemplo: voy a ver ¿Por qué me siento inquieto?, ¿es una pena que Dios me manda? Está bueno, ¿qué voy a hacer? La voy a quitar. ¿Cómo? Con nuestro Señor. Una humillación delante de medio mundo: "Señor ¡qué pena! La acepto por ti, te la ofrezco". "Me abandono y ya no pienso más al cabo tú sabes lo que hice y por qué dispones esto". Y tratar de pensar en otra cosa y ocuparse de otra cosa. Vuelve el pensamiento, volver a repetirle a nuestro Señor: "te lo doy, Señor". De nuevo vuelve la preocupación: "Te lo doy, porque esta pena o preocupación me distrae de ti". Así tendremos la paz, la paz verdadera, la paz de Dios.

Otro efecto de los principales de esta práctica ¿sabéis cuál es? Es que nos vacía de nosotros mismos. Dios llena el alma que está vacía de sí misma.

Con el recogimiento interior echamos fuera todos los "monigotes" que tenemos, y sobre todo, nuestro "yo" y ¿qué quedará de criaturas? Nada, porque si cortamos de raíz, no nos ocuparemos de ellas, se vacía el alma y queda Dios.

Una vez que yo le aconsejaba a una monjita, a veces ya tienen muchos años de vida religiosa, me encuentro en su camino y veo andan muy complicadas en su vida espiritual y dicen: Yo trabajo en los estados místicos o cosa por el estilo y hago esto y lo otro. No señor, me hace favor de quitar todo eso. Después de un tiempo, esa religiosa me dice: "¡Ay! Padre, siento que en mi pobrecita alma usted metió la mano como si se hubiera metido hasta adentro y hubiera arrancado todo. Me siento muy libre, con todas mis facultades orientadas hacia Dios". El recogimiento dispone el alma y viene la gracia de Dios, porque ese vacío lo llena Dios.

Otro efecto del recogimiento es quitarnos sufrimientos inútiles, no penséis en todo lo que os intranquiliza, ni en lo que más os haga sufrir. Recordando la pena, la herida se abre más y Dios no lo quiere, esto es del demonio o de nosotros mismos. El recogimiento interior nos hace sufrir menos pero sobre todo nos da la paz y corta la soberbia.

Hay que cortar, no te veas, ni pienses en algo que te inquiete, tenemos que ver a Dios. Pongamos por ejemplo que nos viene una pena, un golpe en la cabeza, una humillación: Señor, por ti, te lo doy. Ahora ¿qué voy a hacer con el golpe? Según tu voluntad ¿qué hago? Ponte tantito alcohol, me lo pongo y ya lo dejamos. Así nos vaciamos de criaturas y de nosotros mismos.»

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de ser reconocido por la Iglesia como santo. Encomiéndate a su intercesión y si Dios quiere, pronto pueda la Iglesia declararlo beato y luego santo. Comunica gracias y favores a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada: secretariageneralmcmi@gmail.com

«Desde luego, la paz, el contento, haced la prueba y lo veréis – enseña el padre Moisés – Ejemplo: voy a ver ¿Por qué me siento inquieto?, ¿es una pena que Dios me manda? Está bueno, ¿qué voy a hacer? La voy a quitar. ¿Cómo? Con nuestro Señor. Una humillación delante de medio mundo: "Señor ¡qué pena! La acepto por ti, te la ofrezco". "Me abandono y ya no pienso más al cabo tú sabes lo que hice y por qué dispones esto". Y tratar de pensar en otra cosa y ocuparse de otra cosa. Vuelve el pensamiento, volver a repetirle a nuestro Señor: "te lo doy, Señor". De nuevo vuelve la preocupación: "Te lo doy, porque esta pena o preocupación me distrae de ti". Así tendremos la paz, la paz verdadera, la paz de Dios.

Otro efecto de los principales de esta práctica ¿sabéis cuál es? Es que nos vacía de nosotros mismos. Dios llena el alma que está vacía de sí misma.

Con el recogimiento interior echamos fuera todos los "monigotes" que tenemos, y sobre todo, nuestro "yo" y ¿qué quedará de criaturas? Nada, porque si cortamos de raíz, no nos ocuparemos de ellas, se vacía el alma y queda Dios.

Una vez que yo le aconsejaba a una monjita, a veces ya tienen muchos años de vida religiosa, me encuentro en su camino y veo andan muy complicadas en su vida espiritual y dicen: Yo trabajo en los estados místicos o cosa por el estilo y hago esto y lo otro. No señor, me hace favor de quitar todo eso. Después de un tiempo, esa religiosa me dice: "¡Ay! Padre, siento que en mi pobrecita alma usted metió la mano como si se hubiera metido hasta adentro y hubiera arrancado todo. Me siento muy libre, con todas mis facultades orientadas hacia Dios". El recogimiento dispone el alma y viene la gracia de Dios, porque ese vacío lo llena Dios.

Otro efecto del recogimiento es quitarnos sufrimientos inútiles, no penséis en todo lo que os intranquiliza, ni en lo que más os haga sufrir. Recordando la pena, la herida se abre más y Dios no lo quiere, esto es del demonio o de nosotros mismos. El recogimiento interior nos hace sufrir menos pero sobre todo nos da la paz y corta la soberbia.

Hay que cortar, no te veas, ni pienses en algo que te inquiete, tenemos que ver a Dios. Pongamos por ejemplo que nos viene una pena, un golpe en la cabeza, una humillación: Señor, por ti, te lo doy. Ahora ¿qué voy a hacer con el golpe? Según tu voluntad ¿qué hago? Ponte tantito alcohol, me lo pongo y ya lo dejamos. Así nos vaciamos de criaturas y de nosotros mismos.»

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de ser reconocido por la Iglesia como santo. Encomiéndate a su intercesión y si Dios quiere, pronto pueda la Iglesia declararlo beato y luego santo. Comunica gracias y favores a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada: secretariageneralmcmi@gmail.com