/ domingo 14 de enero de 2024

Un camino hacia el Dios | «Me propuse estudiar toda la teología de la Iglesia para hacerla amar»

El Venerable P. Moisés Lira Serafín, nació en Tlatempa, barrio de Zacatlán, Puebla, el 16 de septiembre de 1893.

En 1914, a los 21 años, conoció al Venerable P. Félix de Jesús Rougier. Fue el primero en ingresar a la congregación de Misioneros del Espíritu Santo, en la fundación el 25 de diciembre de este año.

Desde el inicio de su formación religiosa manifestó su deseo de ser santo. Dios lo llamó a vivir la pequeñez por el camino de la Cruz: «Mi alma, luchando por ser pequeñita, confiada en los brazos de Jesús […] y muy hijo de María» (Carta al P. Félix, 21/XI/1920).

El 4 de febrero de 1917, a los 24 años, en la Ciudad de México, emitió su profesión religiosa como primer Misionero del Espíritu Santo.

El 14 de mayo de 1922, a los 29 años, fue ordenado sacerdote en la ciudad de Morelia, Michoacán. El P. Félix Rougier, lo presentó como un auténtico Misionero del Espíritu Santo: «Fíjense en Moisés, lo tenéis como modelo, es el primer profeso de la Congregación. Tiene el Espíritu de la Congregación». (Cartas de Concepción Cabrera de Armida al P. Félix Rougier y a Misioneros del Espíritu Santo, p. 152, en: Moisés Lira Serafín, Emilia de Jesús Massimí Wingert, mcmi, Tomo 2, México, 2000, p. 25).

El dinamismo de su ministerio sacerdotal se manifestó en la atención a los enfermos, hasta el grado de ser contagiado de viruela negra, su caridad la ejerció sin límites, su apostolado era la bondad. Visitaba a los presos a quienes les llevó el consuelo de Jesús Eucaristía. Tuvo un gran carisma como director espiritual en el confesionario.

Se distinguió en el apostolado con los niños, formó numerosos grupos de acólitos e impulsó la catequesis, así como la promoción de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.

Desarrolló un ministerio intenso en plena persecución religiosa arriesgando la vida. Con el objetivo de protegerlo y hacerlo continuar la formación teológica, fue enviado a Roma de 1926 a 1928. Estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana y algunos cursos en la Pontificia Universidad Angelicum. Se propuso «estudiar toda la teología de la Iglesia para hacerla amar; pero sobre todo saborearla en el silencio del recogimiento a los pies del Maestro». (Carta al P. Félix 8/II/1929). En esta etapa sufrió una crisis espantosa, superándola con la fe y la confianza de un niño en los brazos de su Padre Dios, hizo voto de abandono, a favor de la Iglesia y lo renovó cada año.

Si deseas colaborar con la causa de canonización del Venerable Siervo de Dios P. Moisés Lira Serafín, sea con tu donativo o con la difusión, comunícate con nosotras.

secretariageneralmcmi@gmail.com

El Venerable P. Moisés Lira Serafín, nació en Tlatempa, barrio de Zacatlán, Puebla, el 16 de septiembre de 1893.

En 1914, a los 21 años, conoció al Venerable P. Félix de Jesús Rougier. Fue el primero en ingresar a la congregación de Misioneros del Espíritu Santo, en la fundación el 25 de diciembre de este año.

Desde el inicio de su formación religiosa manifestó su deseo de ser santo. Dios lo llamó a vivir la pequeñez por el camino de la Cruz: «Mi alma, luchando por ser pequeñita, confiada en los brazos de Jesús […] y muy hijo de María» (Carta al P. Félix, 21/XI/1920).

El 4 de febrero de 1917, a los 24 años, en la Ciudad de México, emitió su profesión religiosa como primer Misionero del Espíritu Santo.

El 14 de mayo de 1922, a los 29 años, fue ordenado sacerdote en la ciudad de Morelia, Michoacán. El P. Félix Rougier, lo presentó como un auténtico Misionero del Espíritu Santo: «Fíjense en Moisés, lo tenéis como modelo, es el primer profeso de la Congregación. Tiene el Espíritu de la Congregación». (Cartas de Concepción Cabrera de Armida al P. Félix Rougier y a Misioneros del Espíritu Santo, p. 152, en: Moisés Lira Serafín, Emilia de Jesús Massimí Wingert, mcmi, Tomo 2, México, 2000, p. 25).

El dinamismo de su ministerio sacerdotal se manifestó en la atención a los enfermos, hasta el grado de ser contagiado de viruela negra, su caridad la ejerció sin límites, su apostolado era la bondad. Visitaba a los presos a quienes les llevó el consuelo de Jesús Eucaristía. Tuvo un gran carisma como director espiritual en el confesionario.

Se distinguió en el apostolado con los niños, formó numerosos grupos de acólitos e impulsó la catequesis, así como la promoción de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.

Desarrolló un ministerio intenso en plena persecución religiosa arriesgando la vida. Con el objetivo de protegerlo y hacerlo continuar la formación teológica, fue enviado a Roma de 1926 a 1928. Estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana y algunos cursos en la Pontificia Universidad Angelicum. Se propuso «estudiar toda la teología de la Iglesia para hacerla amar; pero sobre todo saborearla en el silencio del recogimiento a los pies del Maestro». (Carta al P. Félix 8/II/1929). En esta etapa sufrió una crisis espantosa, superándola con la fe y la confianza de un niño en los brazos de su Padre Dios, hizo voto de abandono, a favor de la Iglesia y lo renovó cada año.

Si deseas colaborar con la causa de canonización del Venerable Siervo de Dios P. Moisés Lira Serafín, sea con tu donativo o con la difusión, comunícate con nosotras.

secretariageneralmcmi@gmail.com