/ lunes 13 de junio de 2022

Seguridad ante todo

Por cada palo dado hay que poner candado.

POR SI LAS moscas y para llevar un control más efectivo de asistencia laboral, las instancias de vigilancia de la Sege han implementado un programa de admisión a sus instalaciones; la puesta de “puertas de control” en las entradas principales del edificio central tienen como propósito principal el “vigilar” el acceso de personal laborante en él pues se dice, se arguye, se rumora, se corre el chisme de que bastantes trabajadores se convertían en pájaros y una vez checada la entrada en los apartados electrónicos exprofeso, se salían y no volvían hasta terminada la jornada. ¡Y vaya el gasto erogado por la Sege! con la implementación de aparatos de control.

Y SI SE quiere saber quién trabaja y quien no en las oficinas internas de la sede laboral, que hace a diario y si permanece en su área, salvo los jefes, entreguesele a cada laborante una agenda en la cual registre sus actividades. Hágase esto y se verá si cada empleado desempeña la labor para la cual fue asignado pues es cierto que gran cantidad de puestos son desempeñados con menoscabo de actividades mientras otros se exceden de ello.

EN FIN, LA Coordinación de Recursos Materiales implementó los nuevos controles de acceso y permanencia en puertas principales del edificio sede de la Sege esperando con ello lograr la permanencia laboral cuando menos a horas de servicio. Si esto se lleva a efecto en cada centro de trabajo no habrá necesidad de reporte continuo de faltas de asistencia ni tampoco de “recuperación” por faltas de asistencia de lo cual hay bastante y no se sabe a donde van a dar. Los descuentos se aplican, la vigilancia sigue.

ES CIERTO, LA pandemia dejó como consecuencia el deterioro mental tanto de alumnos como de maestros pero más que nada en padres de familia a los que se les trastocó la vida al tener que cambiar el modus vivendi hogareño. Los maestros son los que han soportado, la carga resultante del factor “enfermedad” pues en los dos años de hacinamiento de alumnos en los hogares y la falta en las escuelas, despedazo los programas, los planes, los proyectos en cada grado, en cada escuela, en cada zona. No, no hay hasta ahorita una actividad investigadora firme, concreta, efectiva, de las consecuencias sociales, económicas, culturales pero sobre todo didácticas en cada alumno, en cada escuela, en cada zona; es decir, aún no se sabe el impacto real de lo acontecido con la pandemia. El maestro se ha traumado y aún está batallando para ubicar al alumno en el nivel de aprendizaje en qué quedó durante la “contaminación”.

APENAS ESTAMOS A 30 días exactamente para que se termine el “año escolar” 2021-2022 y para que venga la “entrega de boletas de evaluación” que yo no sé cómo van a estar aunque la Sep federal ha dicho que el pase será automático. 30 días de labor restante, con una “descarga y un consejo técnico” y el ciclo se terminó. Sancochado, a medias ya cuarto, sin aprendizajes definidos, con alto grado de reprobación, ausentismo y decepción, con alumnos, maestros y padres de familia alterados, defraudados, cansados y demás “ados”, pero con el ánimo de empezar de nuevo en el 2022-2023.

Por cada palo dado hay que poner candado.

POR SI LAS moscas y para llevar un control más efectivo de asistencia laboral, las instancias de vigilancia de la Sege han implementado un programa de admisión a sus instalaciones; la puesta de “puertas de control” en las entradas principales del edificio central tienen como propósito principal el “vigilar” el acceso de personal laborante en él pues se dice, se arguye, se rumora, se corre el chisme de que bastantes trabajadores se convertían en pájaros y una vez checada la entrada en los apartados electrónicos exprofeso, se salían y no volvían hasta terminada la jornada. ¡Y vaya el gasto erogado por la Sege! con la implementación de aparatos de control.

Y SI SE quiere saber quién trabaja y quien no en las oficinas internas de la sede laboral, que hace a diario y si permanece en su área, salvo los jefes, entreguesele a cada laborante una agenda en la cual registre sus actividades. Hágase esto y se verá si cada empleado desempeña la labor para la cual fue asignado pues es cierto que gran cantidad de puestos son desempeñados con menoscabo de actividades mientras otros se exceden de ello.

EN FIN, LA Coordinación de Recursos Materiales implementó los nuevos controles de acceso y permanencia en puertas principales del edificio sede de la Sege esperando con ello lograr la permanencia laboral cuando menos a horas de servicio. Si esto se lleva a efecto en cada centro de trabajo no habrá necesidad de reporte continuo de faltas de asistencia ni tampoco de “recuperación” por faltas de asistencia de lo cual hay bastante y no se sabe a donde van a dar. Los descuentos se aplican, la vigilancia sigue.

ES CIERTO, LA pandemia dejó como consecuencia el deterioro mental tanto de alumnos como de maestros pero más que nada en padres de familia a los que se les trastocó la vida al tener que cambiar el modus vivendi hogareño. Los maestros son los que han soportado, la carga resultante del factor “enfermedad” pues en los dos años de hacinamiento de alumnos en los hogares y la falta en las escuelas, despedazo los programas, los planes, los proyectos en cada grado, en cada escuela, en cada zona. No, no hay hasta ahorita una actividad investigadora firme, concreta, efectiva, de las consecuencias sociales, económicas, culturales pero sobre todo didácticas en cada alumno, en cada escuela, en cada zona; es decir, aún no se sabe el impacto real de lo acontecido con la pandemia. El maestro se ha traumado y aún está batallando para ubicar al alumno en el nivel de aprendizaje en qué quedó durante la “contaminación”.

APENAS ESTAMOS A 30 días exactamente para que se termine el “año escolar” 2021-2022 y para que venga la “entrega de boletas de evaluación” que yo no sé cómo van a estar aunque la Sep federal ha dicho que el pase será automático. 30 días de labor restante, con una “descarga y un consejo técnico” y el ciclo se terminó. Sancochado, a medias ya cuarto, sin aprendizajes definidos, con alto grado de reprobación, ausentismo y decepción, con alumnos, maestros y padres de familia alterados, defraudados, cansados y demás “ados”, pero con el ánimo de empezar de nuevo en el 2022-2023.