/ martes 2 de mayo de 2023

Educación y sindicalismo | Bajo la historia de un hecho

SI AQUELLOS QUE en el Teatro de la Paz gritaron denuestos a un usurpador de los derechos del pueblo en aquel 1901, pudieran ver lo que hoy sucede, quizá prorrumpirían en una maldición lanzando un escupitajo de coraje.

ERAN LAS ONCE cincuenta y cinco minutos de la mañana; sobre los patios de la prisión de Chicago se escuchaban los pasos lentos y seguros de cuatro hombres que caminaban hacia el patíbulo de la horca, atrás ya había quedado su compañero que en un arranque de valor prefirió quitarse la vida a entregarse al verdugo.

EN TANTO CAMINAN, las mentes de los cuatro grandes hombres, Spies, Fisher, Engel y Pearson recorren el camino que años atrás siguieron; recuerdan en su tiempo de muerte aquella maravillosa alborada de un primero de mayo cuando sobre las calles de Chicago avanzaron los contingentes de trabajadores para exigir como uno solo, un derecho, el derecho de ocho horas de trabajo, el fruto de aquellas luchas quedó marcado por siempre con cuatro hombres ahorcados, un suicida y tres más condenados a cadena perpetua, que quedaron como pago al odio brutal y a la sed de venganza de la burguesía ve entonces.

EL GRITO LIBERTARIO de Chicago, repercutió sobre los confines de América, llegó hasta los cuartos obscuros y socavones de las minas, llegó hasta los telares de Río Blanco y Orizaba y penetró muy hondo en las mentes y corazones de aquellos que ahí trabajaban, volvióse a encender la llama, y bajo la bandera de menos jornadas y pago justo y legal se levantan las banderas de huelga en los minerales de Cananea y Sonora, en los telares de Río Blanco y Orizaba, en las casas de costura de México y en las labores de cantera de Tlaxcala y Córdoba. La voz de los Flores Magón, de Horcasitas y de Chema González se escribe en el periódico REGENERACIÓN en donde se adoctrina a los trabajadores indicando el camino que deben de seguir para exigir protección y mejores prestaciones.

A ESAS EXIGENCIAS, responde la parte patronal con las armas, armas que fueron apoyadas por el gobierno de Díaz y su corte del partido político científico. En las minas de Cananea quedaron las huellas de sangre de aquellos trabajadores muertos por las armas de soldados americanos que violaron con permiso de Díaz el suelo patrio para acallar a los trabajadores. También fueron acalladas las voces de Río Blanco en donde la figura de Lucrecia Toriz se interpone ante las balas para salvar a su gente con quién murió más tarde… La huella de aquel primero de mayo de 1886 en Chicago se reviste de caracteres de luto, de honor y de gloria al ver los triunfos logrados a través de los años de lucha y de sangre. Quizá ahora los burgueses de entonces y los que queden se pudieran preguntar: ¿tenía razón el trabajador al pelear por su derecho?

Anexo 1.-¿Conocen acaso la historia de Flores Magón?

Anexo 2.-¿Celebra la Sege el primero de mayo?

Anexo 3.-¿Contempla sucalendario cívico?

SI AQUELLOS QUE en el Teatro de la Paz gritaron denuestos a un usurpador de los derechos del pueblo en aquel 1901, pudieran ver lo que hoy sucede, quizá prorrumpirían en una maldición lanzando un escupitajo de coraje.

ERAN LAS ONCE cincuenta y cinco minutos de la mañana; sobre los patios de la prisión de Chicago se escuchaban los pasos lentos y seguros de cuatro hombres que caminaban hacia el patíbulo de la horca, atrás ya había quedado su compañero que en un arranque de valor prefirió quitarse la vida a entregarse al verdugo.

EN TANTO CAMINAN, las mentes de los cuatro grandes hombres, Spies, Fisher, Engel y Pearson recorren el camino que años atrás siguieron; recuerdan en su tiempo de muerte aquella maravillosa alborada de un primero de mayo cuando sobre las calles de Chicago avanzaron los contingentes de trabajadores para exigir como uno solo, un derecho, el derecho de ocho horas de trabajo, el fruto de aquellas luchas quedó marcado por siempre con cuatro hombres ahorcados, un suicida y tres más condenados a cadena perpetua, que quedaron como pago al odio brutal y a la sed de venganza de la burguesía ve entonces.

EL GRITO LIBERTARIO de Chicago, repercutió sobre los confines de América, llegó hasta los cuartos obscuros y socavones de las minas, llegó hasta los telares de Río Blanco y Orizaba y penetró muy hondo en las mentes y corazones de aquellos que ahí trabajaban, volvióse a encender la llama, y bajo la bandera de menos jornadas y pago justo y legal se levantan las banderas de huelga en los minerales de Cananea y Sonora, en los telares de Río Blanco y Orizaba, en las casas de costura de México y en las labores de cantera de Tlaxcala y Córdoba. La voz de los Flores Magón, de Horcasitas y de Chema González se escribe en el periódico REGENERACIÓN en donde se adoctrina a los trabajadores indicando el camino que deben de seguir para exigir protección y mejores prestaciones.

A ESAS EXIGENCIAS, responde la parte patronal con las armas, armas que fueron apoyadas por el gobierno de Díaz y su corte del partido político científico. En las minas de Cananea quedaron las huellas de sangre de aquellos trabajadores muertos por las armas de soldados americanos que violaron con permiso de Díaz el suelo patrio para acallar a los trabajadores. También fueron acalladas las voces de Río Blanco en donde la figura de Lucrecia Toriz se interpone ante las balas para salvar a su gente con quién murió más tarde… La huella de aquel primero de mayo de 1886 en Chicago se reviste de caracteres de luto, de honor y de gloria al ver los triunfos logrados a través de los años de lucha y de sangre. Quizá ahora los burgueses de entonces y los que queden se pudieran preguntar: ¿tenía razón el trabajador al pelear por su derecho?

Anexo 1.-¿Conocen acaso la historia de Flores Magón?

Anexo 2.-¿Celebra la Sege el primero de mayo?

Anexo 3.-¿Contempla sucalendario cívico?