/ domingo 1 de octubre de 2023

Opinión | Y ME LLEGO…

Y me llegó la edad, silenciosa sin avisar, pero… qué es la edad sino solamente un número, aunque debo aclarar que hay viejos jóvenes, jóvenes viejos y viejos en serio, por lo que tener edad no es algo que deba preocuparnos, más bien ocuparnos, ocuparnos en adquirir hábitos adecuados para vivir acorde a los tiempos y el reloj para que el tiempo que tengamos asignado en este planeta tierra vivamos de la mejor manera posible y aunque no hay reglas ni libros que nos enseñen a vivir bien, a pesar de la cantidad de libros con consejos para vivir bien que existen, cada cabeza es un mundo y cada cuerpo tiene sus bemoles especialmente en la edad de oro como elegantemente se le llama ahora a la vejez.


Usted, ha vivido o se olvidó de vivir y la edad le cayó de sopetón por correr sin parar, sin amar de verdad, engañándose al esperar mejores tiempos, tener más dinero, menos trabajo o mejor trabajo y al final, olvidóse de vivir y ahora está queriendo robar al tiempo para descubrir algo nuevo sin saber que no hay nada nuevo bajo el río, vivió viviendo y esperando aplausos o reconocimientos para al final, ahora que cae la tarde sobre usted se da cuenta que se olvidó de vivir y que mucho tiempo jugó con sus sentimientos y cuántas veces más, con los de otros, cuánto tiempo dedicó a trabajar pensando que cuando reuniera lo necesario pararía y olvidó de vivir y convivir con quienes son Importantes para usted.

Actualmente nuestro entorno determina mucho del cómo vivir y mientras nuestros padres envejecían con dignidad y honor, ahora envejecemos con ganas de seguir viviendo, tal vez la equivocación se encuentra en la poca aceptación que nos tenemos al observar nuestro cuerpo, cara y pelo al espejo y darnos cuenta que por más ejercicio que hagamos y tratamientos para cara, brazos y demás partes de nuestro cuerpo, la edad está ahí, pagamos, hacemos, en ocasiones sufrimos sin comprender que la palabra clave es aceptación, porque los años ahí están y las marcas del paso del tiempo continúan apareciendo, por eso debemos aceptarnos como somos en cada etapa de vida, tratando de vernos bien, pero reconociendo que a mis sesenta o setenta o más ni puedo ni debo pensar que me voy a ver de treinta, aceptar que el clima ha cambiado y el aire que respiramos no es el que nuestros padres respiraron y la comida que ellos comieron jamás será igual a la que nosotros comemos, que el ejercicio que hicimos de jóvenes se refleja en nuestro caminar y ser y nunca se es demasiado viejo para empezar sin exagerar y más vale hacer treinta minutos de rutina diaria que quitar y poner comida, comprender que cada persona tiene sus ciclos de sueño y debe reconocer consejos sin tomarlos como dogma de fe.

Aunque no seamos monjes tibetanos, tal vez, podríamos practicar diez a 30 minutos de meditación diaria para hacer visualizaciones que nos permitan relajarnos y ver lo que realmente queremos para vivir para entonces darte cuenta que tu mundo cambió, qué hay gente nueva en tu entorno y la dejas entrar, que en ocasiones te alejas de otros y tus crisis existenciales van pasando para darte cuenta que la felicidad está aquí y ahora, que lo que ayer hizo que tu alma llorara o perdiera su rumbo hoy te causa indiferencia o amor, que así es la vida porque vivir es lo único que tenemos por hacer y no como ocasiones sino como un debo vivir diariamente con ganas, por eso hoy, sin importar si tienes 10, 30 u 80 años, acepta el reto de viajar por la vida sin miedos, deja de ser espectador de la vida participa en ella, no esperes a la próxima vida, deja de buscar la perfección, porque la vida es imperfecta como tú lo eres, visualízate a los 85 años, obsérvate en retrospección y decídete a vivir hoy, mientras lo haces y te equivocas, demuéstrate que vives mientras yo te espero en angeldesofia@yahoo.com,mx Gracias.

Y me llegó la edad, silenciosa sin avisar, pero… qué es la edad sino solamente un número, aunque debo aclarar que hay viejos jóvenes, jóvenes viejos y viejos en serio, por lo que tener edad no es algo que deba preocuparnos, más bien ocuparnos, ocuparnos en adquirir hábitos adecuados para vivir acorde a los tiempos y el reloj para que el tiempo que tengamos asignado en este planeta tierra vivamos de la mejor manera posible y aunque no hay reglas ni libros que nos enseñen a vivir bien, a pesar de la cantidad de libros con consejos para vivir bien que existen, cada cabeza es un mundo y cada cuerpo tiene sus bemoles especialmente en la edad de oro como elegantemente se le llama ahora a la vejez.


Usted, ha vivido o se olvidó de vivir y la edad le cayó de sopetón por correr sin parar, sin amar de verdad, engañándose al esperar mejores tiempos, tener más dinero, menos trabajo o mejor trabajo y al final, olvidóse de vivir y ahora está queriendo robar al tiempo para descubrir algo nuevo sin saber que no hay nada nuevo bajo el río, vivió viviendo y esperando aplausos o reconocimientos para al final, ahora que cae la tarde sobre usted se da cuenta que se olvidó de vivir y que mucho tiempo jugó con sus sentimientos y cuántas veces más, con los de otros, cuánto tiempo dedicó a trabajar pensando que cuando reuniera lo necesario pararía y olvidó de vivir y convivir con quienes son Importantes para usted.

Actualmente nuestro entorno determina mucho del cómo vivir y mientras nuestros padres envejecían con dignidad y honor, ahora envejecemos con ganas de seguir viviendo, tal vez la equivocación se encuentra en la poca aceptación que nos tenemos al observar nuestro cuerpo, cara y pelo al espejo y darnos cuenta que por más ejercicio que hagamos y tratamientos para cara, brazos y demás partes de nuestro cuerpo, la edad está ahí, pagamos, hacemos, en ocasiones sufrimos sin comprender que la palabra clave es aceptación, porque los años ahí están y las marcas del paso del tiempo continúan apareciendo, por eso debemos aceptarnos como somos en cada etapa de vida, tratando de vernos bien, pero reconociendo que a mis sesenta o setenta o más ni puedo ni debo pensar que me voy a ver de treinta, aceptar que el clima ha cambiado y el aire que respiramos no es el que nuestros padres respiraron y la comida que ellos comieron jamás será igual a la que nosotros comemos, que el ejercicio que hicimos de jóvenes se refleja en nuestro caminar y ser y nunca se es demasiado viejo para empezar sin exagerar y más vale hacer treinta minutos de rutina diaria que quitar y poner comida, comprender que cada persona tiene sus ciclos de sueño y debe reconocer consejos sin tomarlos como dogma de fe.

Aunque no seamos monjes tibetanos, tal vez, podríamos practicar diez a 30 minutos de meditación diaria para hacer visualizaciones que nos permitan relajarnos y ver lo que realmente queremos para vivir para entonces darte cuenta que tu mundo cambió, qué hay gente nueva en tu entorno y la dejas entrar, que en ocasiones te alejas de otros y tus crisis existenciales van pasando para darte cuenta que la felicidad está aquí y ahora, que lo que ayer hizo que tu alma llorara o perdiera su rumbo hoy te causa indiferencia o amor, que así es la vida porque vivir es lo único que tenemos por hacer y no como ocasiones sino como un debo vivir diariamente con ganas, por eso hoy, sin importar si tienes 10, 30 u 80 años, acepta el reto de viajar por la vida sin miedos, deja de ser espectador de la vida participa en ella, no esperes a la próxima vida, deja de buscar la perfección, porque la vida es imperfecta como tú lo eres, visualízate a los 85 años, obsérvate en retrospección y decídete a vivir hoy, mientras lo haces y te equivocas, demuéstrate que vives mientras yo te espero en angeldesofia@yahoo.com,mx Gracias.