/ lunes 4 de enero de 2021

Educación y Sindicalismo

Un viejo que ya se muere,

un niño que nace ya

Yo no se si envejeciendo yo te haces más joven tú.

A TRESCIENTOS SESENTA y cinco días y “cacho”, por aquello del año bisiesto, de haber comenzado una nueva vida para el sacro calendario gregoriano o para el no menos sacro calendario maya (365.2425 y 365.2422 respectivamente) que, en coincidencia, comparten la misma cantidad de tiempo que la actual, no importando la distancia de ¡miles de años!, todo un cúmulo de sucesos, a cual más cuál menos faustos e infaustos se escribieron en las largas páginas de nuestra historia, la suya, la vuestra, la de él o ella, la de aquel o aquellos, la de todos, la del planeta mismo o del propio Universo.

REPETICIÓN DE HECHOS en la historia dejando lecciones de amor y de ternura, de cariño y de besos sin importar edades, ni tiempos, ni lugares, ni estaturas; hemos repetido las palabras de los viejos acendrando sus vivencias para analizar sus logros, sus triunfos, sus dolencias; hemos vivido con los nuestros en un hogar que creció o crece en su momento retumbando en sus rincones las palabras, los gritos, las risas, los llantos, los juegos o las travesuras de aquellos que están viviendo la misma vida de otros.

¿DÓNDE ESTÁ ESE Dios que al hombre cuida?, ¿ es acaso el asesino o violador que llevamos dentro?, ¿está acaso en los pobres que deambulan en los tiraderos de basura?, ¿se encuentra en las mansiones palaciegas en donde hoy se escancian los manjares?, ¿está en el sueldo misérrimo integrado al obrero de espaldas encorvadas?, ¿se representa en la magnificencia de los ropajes seglares?, ¿se repite su efigie en las cuentas bancarias o en el oro y joyas de los ricos?

CASAS Y MANSIONES palaciegas en las que el político mal uso a Dios departen en tres escancias voluptuosa las viandas que los dineros les dejó en el viejo año que termina; chozas, casas de cartón, cuartos malolientes, donde se asignan los cuerpos adheridos por el frío mientras que las entrañas gruñen por tan sólo el aire que llevan dentro o en las que sólo mendrugos alimentan de tiempo en tiempo los maduros o infantiles cuerpos en un contraste con la anterior, pero, en ambos mundos del rico o del proletario el del abolengo o el del paria, del que todo lo tiene o del que nada cuenta, para ambos sucedió a su alrededor lo mismo, bajo el ulular de la tempestad del tiempo o del pasar apocalíptico de muertes por la pandemia.

HOY, CUANDO COMIENZA este nuevo año pensemos en que bajo el cielo no hay nada perfecto y que todo estará en paz cuando entendamos que todos somos hermanos bajo un solo Creador del Universo. Por hoy, perdonar esta filosofía y ojalá en verdad sea un ¡feliz Año Nuevo!

Un viejo que ya se muere,

un niño que nace ya

Yo no se si envejeciendo yo te haces más joven tú.

A TRESCIENTOS SESENTA y cinco días y “cacho”, por aquello del año bisiesto, de haber comenzado una nueva vida para el sacro calendario gregoriano o para el no menos sacro calendario maya (365.2425 y 365.2422 respectivamente) que, en coincidencia, comparten la misma cantidad de tiempo que la actual, no importando la distancia de ¡miles de años!, todo un cúmulo de sucesos, a cual más cuál menos faustos e infaustos se escribieron en las largas páginas de nuestra historia, la suya, la vuestra, la de él o ella, la de aquel o aquellos, la de todos, la del planeta mismo o del propio Universo.

REPETICIÓN DE HECHOS en la historia dejando lecciones de amor y de ternura, de cariño y de besos sin importar edades, ni tiempos, ni lugares, ni estaturas; hemos repetido las palabras de los viejos acendrando sus vivencias para analizar sus logros, sus triunfos, sus dolencias; hemos vivido con los nuestros en un hogar que creció o crece en su momento retumbando en sus rincones las palabras, los gritos, las risas, los llantos, los juegos o las travesuras de aquellos que están viviendo la misma vida de otros.

¿DÓNDE ESTÁ ESE Dios que al hombre cuida?, ¿ es acaso el asesino o violador que llevamos dentro?, ¿está acaso en los pobres que deambulan en los tiraderos de basura?, ¿se encuentra en las mansiones palaciegas en donde hoy se escancian los manjares?, ¿está en el sueldo misérrimo integrado al obrero de espaldas encorvadas?, ¿se representa en la magnificencia de los ropajes seglares?, ¿se repite su efigie en las cuentas bancarias o en el oro y joyas de los ricos?

CASAS Y MANSIONES palaciegas en las que el político mal uso a Dios departen en tres escancias voluptuosa las viandas que los dineros les dejó en el viejo año que termina; chozas, casas de cartón, cuartos malolientes, donde se asignan los cuerpos adheridos por el frío mientras que las entrañas gruñen por tan sólo el aire que llevan dentro o en las que sólo mendrugos alimentan de tiempo en tiempo los maduros o infantiles cuerpos en un contraste con la anterior, pero, en ambos mundos del rico o del proletario el del abolengo o el del paria, del que todo lo tiene o del que nada cuenta, para ambos sucedió a su alrededor lo mismo, bajo el ulular de la tempestad del tiempo o del pasar apocalíptico de muertes por la pandemia.

HOY, CUANDO COMIENZA este nuevo año pensemos en que bajo el cielo no hay nada perfecto y que todo estará en paz cuando entendamos que todos somos hermanos bajo un solo Creador del Universo. Por hoy, perdonar esta filosofía y ojalá en verdad sea un ¡feliz Año Nuevo!