"La identidad y el papel de la mujer, en la familia, en la sociedad y en la Iglesia ha conocido notables cambios, y en general, la participación y la responsabilidad de las mujeres ha ido creciendo".
"Esto lo hemos visto en el curso de los últimos decenios, junto a otras transformaciones culturales y sociales" dijo el arzobispo de San Luis Potosí, monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe.
El jerarca católico recién llegado de visitar al santo padre, el papa Francisco, indicó:
"La mujer, con su ser, su vida, ternura, docilidad, sensibilidad, pensamiento, inteligencia, palabras y obras, ha ofrecido a lo largo de la historia una contribución invaluable a favor de la vida y el progreso, de la familia y de la humanidad, de nuestra patria y de nuestro San Luis, a pesar de los obstáculos y de las adversidades que han tenido que enfrentar a través de los siglos".
"Por eso, todos y cada uno de nosotros debemos esforzarnos por alcanzar un mundo en el que cada mujer pueda ejercer sus derechos y vivir en una sociedad sin violencia ni discriminación".
"Para lograr todo esto, es importante proponer procesos que, partiendo de la verdad sobre la persona y su naturaleza social, tiendan a fortalecer su identidad, dones, capacidades, confianza, visión y protagonismo, en orden a su propio desarrollo y a generar cambios positivos en la sociedad".
"El descarte es una de las tentaciones de la sociedad actual, por eso, impulsemos especialmente en nuestra vida familiar una cultura que favorezca la vida misma de la Mujer, su dignidad, derechos y deberes que debe tener toda persona, y que brinde al mundo femenino, oportunidades de educación, salud, respeto, trabajo, participación social y política; y un desarrollo integral del que ninguna sea excluida y se preparen así para las tareas de las que son capaces al igual que los varones.
De esta manera, dándole su lugar a la mujer, estaremos haciendo fuerte a la humanidad, enriqueciéndola con la grandeza y aporte del "genio femenino".
"El aporte de la mujer en nuestra sociedad y particularmente en la vida y misión de la Iglesia a lo largo de toda la historia merece una alta valoración".
Necesitamos seguir haciendo camino para que su identidad y misión en el mundo, aparezcan en todo su esplendor.
Por último, el líder espiritual, envió su bendición con todo su amor, cariño, aprecio sincero admiración y profundo respeto a todas y cada una de las mujeres potosinas, a quienes pidió velar, defender, proteger, amar y cuidar su pureza, no sólo de su cuerpo, sino también de su alma, espíritu, mente y corazón y ofrecérsela a Dios nuestro Señor, que no escatimó en dejarnos en María Santísima a un digno y ejemplar prototipo de mujer redimida, la "Nueva Eva", nuestra Madre Santísima.
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