Lo que más desechan las personas en la vía pública son, ahora, los cubrebocas. También restos de comida, sobre todo en el centro de la ciudad. Las colillas de cigarro son otro desecho recurrente.
“La verdad es que la gente no es limpia, no está acostumbrada a dejar la basura en la papeleras; la tiran en el piso o en algún rincón, pero ahí estamos nosotros para recogerla”, señala Braulio, trabajador de Aseo Público.
Lamenta que los transeúntes tiren los cubrebocas en vía pública “porque no sabemos si están infectados”, aunque asegura que cuenta con capacitación para la recolección de desechos sanitarios.
Igual explica Pablo, recolector asignado también al Centro Histórico desde hace seis años. “Nos capacitaron para la pandemia, también nos proporcionan cubrebocas y gel (antibacterial),”.
Dijo saber que el año pasado hubo compañeros que enfermaron de Covid-19, pero dijo ignorar si se contagiaron en el desempeño de su trabajo.
“Recoger la basura que tira la gente es, de por sí, riesgoso, más ahora con esto de la pandemia”, señala. Sin embargo, el “trabajo es el trabajo”; dice que aparte de los desechos sanitarios, son los restos de comida lo que más se desecha. Frituras, vasos de elote, y otros son dejados en el piso, en las jardineras de las plazas. Sin embargo, a veces hay su recompensa cuando se trata de recoger lo que, generalmente por descuido se cae al piso: billetes o monedas, algunas alhajas y otros objetos de valor. Braulio asegura que, cuando hay posibilidad de localizar al dueño, se le regresa la pertenencia y, si no, “pues va para la bolsa”.
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