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Beso de ángel, mezcal con higo, chongos, vino tinto y pétalos de rosa son los sabores que se han convertido en la insignia personal de la Heladería El Abuelo.
Un espacio donde sobresale la representativa forma de elaborar nieves artesanales , cómo se elaboraban en la Época de la Conquista. Un barril de madera, una pala, sus respectivas cubetas de aluminio son las herramientas básicas para hacer cada nieve.
Comenzando a batir cada ingrediente mientras la lámina de cada cubeta da vuelta alrededor de cientos de hielos con sal, para que se mantenga la temperatura y así comenzar a dar la consistencia cremosa y espesa de un buen Helado.
"En esta heladería se preparan más de 55 sabores. Todos gustados por los clientes, sin embargo son el beso de ángel y queso con zarzamora los que más piden y se llevan", comentaron las empleadas de este lugar.
Entrar a la Heladería El Abuelo, es dar una visita al pasado, su ambientación de México antiguo la hacen un espacio que invita a degustar los sabores más típicos y también por qué no, los más desconocidos.
Los precios son variados, ya que elaborar este tipo de nieves requiere mucho más tiempo de trabajo, todos hechos desde cero, desde muy temprano pues las cubetas de 8 litros se acaban aproximadamente cada dos horas.
En esta heladería, según lo referido por los encargados, se comenzó como muchos solo con algunos barriles y cubetas, después de algunos años crecieron hasta tener un aproximado de 10 sucursales, en dónde ahora cada día hacen más de 200 litros diarios de nieve.
Un helado que no a pasado de moda y que incluso hoy día, se mantiene en el gusto de la gente por sus inigualables sabores, pero sobretodo por su consistencia y la manera de realizarlos.
Cabe señalar que aquí no se utiliza ningún tipo de conservadores, todo es 100 por ciento natural, elementos que hacen que estás nieves estén repletas de frescura y calidad en sabor.
Esta Heladería tiene cuatro lustros de haberse dispuesto en este local, sin embargo son muchísimas décadas más las que la preceden.
La clientela llega al escuchar el movimiento oscilatorio de las cubetas de aluminio, la pala que mantiene homogénea aquella mezcla de crema frutos e ingredientes variados.
Sin duda son helados que por su sabor consistencia no tienen punto de comparación, pues en cada bocado se degusta el empeño y el trabajo de un negocio que mantiene viva la forma más icónica de hacer nieves en México.
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