La Última Cena (primera Eucaristía), el lavatorio de los pies, la institución del Sacerdocio Ministerial, el mandamiento del amor y el servicio, la traición de Judas, la oración en el huerto de los olivos en Getsemaní, es lo que celebramos este Jueves Santo, por lo que el Presbítero, Maestro Francisco Javier Espinoza Ayala, Rector, Liturgo y Sacristán Mayor de la S.I. Catedral, exhorta a la Misa solemne de la Cena del Señor que presidirá el Arzobispo de San Luis Potosí, este Jueves 06 de Abril a las 17:00 horas, donde también lavará los píes de 12 fieles que representarán a los 12 Apóstoles.
Indicó que hay mucho más que una limpieza de pies detrás de este acontecimiento, pues Jesús quiere mostrarnos con el lavatorio de humildad que el amor va unido al servicio, que una entrega enamorada y generosa no tiene límites, como la que nos demuestra Jesús, que se entrega a cada uno de nosotros por amor; cuando hay amor nada es indigno. Jesús vino al mundo a servir, no a ser servido y a eso mismo nos llama a cada cristiano.
Con el lavatorio Jesús también quiere que entendamos la necesidad de la limpieza interior -del alma- antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo; limpieza que no es posible alcanzar si Él mismo no nos lava con su preciosísima Sangre divina que nos purifica. Nos confirma la necesidad del Sacramento del perdón.
También recalca que quienes no tienen pecados mortales deben confesar con frecuencia sus faltas, por eso Jesús le dijo a Pedro “el que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies”. Pero necesita esa limpieza para poder estar cada día más cerca de Dios.
En el lavatorio de los pies, Cristo limpia nuestra suciedad con agua; en la Cruz lava con su Sangre nuestros pecados. No había otra forma de hacerlo, para eso vino Jesús al mundo, para servir y entregarse a la muerte para abrirnos las puertas del Cielo.
El Jueves Santo tiene muchos significados y simbolismos en los que debemos meditar, celebramos la última cena ¡y también la primera Misa!, es decir, la Institución de la Eucaristía.
Jesús se queda con nosotros en un trocito de pan para que podamos acudir a Él, recibirle, amarle, adorarle, darle gracias, es la prueba definitiva y plena de lo mucho que nos ama. ¡No se va, se queda con cada uno de nosotros!.