Como el título de la famosa canción “Yo soy rielera, tengo mi Juan, Él es mi amado, yo soy su querer, Siempre me dice cuando se va, Adiós, mi rielera, ya se va tu Juan” este nombre lleva la tradicional comedor “La Rielera” pionera en el Mercado Hidalgo desde 1945.
Al entrar al lugar se perciben los aromas de las tortillas de maíz recién hechas, el asado de los chiles rellenos con mole, el caldo de res y pollo acompañados de arroz, costilla en salsa con frijolitos, y las tradicionales enchiladas potosinas, que apapachan el corazón de sus clientes acompañadas de Aguas típicas de Tamarindo, café y refrescos.
Cinco generaciones han llevado este bello negocio, han visto desfilar familias enteras de las cuatro regiones del Estado, personajes de la política, como el Dóctor Salvador Nava Martínez, trabajadores importantes de la vida ferrocarrilera en San Luis Potosí, turistas nacionales y extranjeros que buscan satisfacer el paladar con la tradicional comida mexicana, en entrevista exclusiva para esta casa editorial, la propietaria María del Refugio Soriano Silva, compartió con gran orgullo ser la encargada de llevar este exitoso negocio familiar desde hace 35 años.
Su abuela la señora María del Refugio Tovar Soriano, oriunda de la Ciudad del Maíz, S.L.P fue una de las pioneras del Mercado Hidalgo en 1945 cuando fue inaugurado, “Mi abuela ocupó esta caseta número 10 de la Rielera, en los tiempos del ferrocarril en San Luis Potosí, mi abuela le vendía a todos desde el nivel de un super intendente hasta un trabajador de vía y pobladores de diversos municipios”.
“Esta tradición y bendición llegó a mi vida por lo cual me hice cargo del negocio y continúo vendido comidita casera con la ayuda de mi familia, ofrecemos platillos típicos preparados con gran pasión que llevan el sazón ya conocido por los potosinos”.
Españoles, argentinos, Hondureños, Peruanos, y de otros países de Sudamérica han deleitado el paladar en “La Rielera”, “Los americanos no comen mucho chile, sin embargo los visitantes extranjeros nos dan la preferencia para comer rico, se dice que si quieres conocer la comida autentica debes de ir a sus mercados populares”.
Aseguró que sobreviven ya que en la actualidad existe gran competencia en venta de alimentos sobre todo del ambulantaje, “Gracias a Dios seguimos y la preferencia de los potosinos, nos avala tantos años ofreciendo lo mejor”.
La plantilla laboral está integrada por sus tres hijas, Claudia, Adriana y Lucero son la cuarta generación que llevan el negocio y el cocinero Ricardo Martínez además su nieto Arnoldo Vargas Soriano y yerno Arnoldo Vargas Barrios son propietarios del comedor “El Tepeyac” convirtiéndose en la quinta generación en mantener este negocio con una visión nueva y moderna.
María del Refugio aseguró que ante la pandemia por Covid_19 la han pasado muy mal, han sufrido fuertes pérdidas económicas, el mercado lució con un panorama triste y desolado “No contamos con apoyo municipal y estatal, ninguno, por meses no tuvimos clientes, y con la presión de pagar los gastos en servicios públicos, hubo negocios que por completo cerraron; esto es nuestra vida de aquí nos mantenemos, de aquí comemos, es nuestra única entrada, aguantamos se vendiera lo que se vendiera y a darle vuelta al negocio, aunque saliera poquito no dejamos de abrir”.
Denunció que aun existe gente que no utiliza el cubrebocas en el interior del Mercado, “se acabó la euforia de los protocolos de higiene y la gente se relajó”. Sin embargo en su negocio se cuenta en las mesas del lugar con gel antibacterial para la clientela. “Como ya la mayoría estamos vacunados piensan que no va pasar nada y eso esta mal”. Así mismo lamentó la muerte de varios compañeros a causa de esta terrible enfermedad, “es muy triste y delicada esta situación, pero tenemos fe que todo va mejorar y saldremos victoriosos”.
Por último dio a conocer que le han querido comprar su negocio, sin embargo ella se ha negado ya que tiene un valor incalculable y sentimental , está consciente que fue un negocio que le costó a su abuela ella lo levantó desde cero “yo les inculco a mis hijos y nieto que le tengan amor al negocio, es de herencia y tradición, nadie le puede llegar al precio, no hay nadie quien me lo pague, estoy enfrente de este patrimonio desde 1980, le tengo cariño a este trabajo”.
Desde niña ella jugaba abajo del mostrador de la fonda, su Papá fue hijo único de su abuela pionera, “así nos criamos en el mercado aquí pasamos nuestra niñez, adolescencia, la juventud aquí la hicimos y madurez, llega la vejez pero con buenas vivencias y satisfacción”.
Por décadas, su familia y ella de 68 años de edad trabajan diariamente de lunes a domingo con una jornada de 12 horas, de las 8 de la mañana a 8 de la tarde ofreciendo la mejor comida típica de San Luis Potosí y seguirán saliendo adelante como ellos saben.
