/ domingo 4 de febrero de 2024

LA ALGARABÍA DE MARVELY COSTANZO ¿CUÁNTO CUESTA LA DEMOCRACIA EN MÉXICO?

Querida familia lectora, les tengo una pregunta ¿se han preguntado cuánto cuesta la democracia en nuestro país? Suponiendo que la respuesta es que nunca te has preguntado eso y que quizá creas que no te interesa; te tengo la siguiente información que quizá te haga reflexionar al respecto.

El costo económico de la democracia es altísimo, por tres razones principales:

Los recursos económicos utilizados para llevar a cabo las elecciones son cientos de millones de pesos destinados a partidos políticos y a la operación de las campañas de los candidatos. Es dinero que bien podría utilizarse en sectores más importantes como, salud, educación, seguridad entre muchos otros.

Cada vez que una persona y su grupo llegan al poder realizan un plan de trabajo diferente al anterior. Costumbre que impide el crecimiento continuo en el ámbito económico municipal, estatal o nacional. Esto repercute directamente en el funcionamiento de la industria, el comercio y los servicios, y merma en los ingresos de los trabajadores.

La corrupción se genera cuando un grupo de funcionarios asumen su cargo, y saben que solo podrán conservarlo durante un tiempo determinado, sea su labor mala o excelente. En consecuencia, en vez de administrar los bienes y recursos monetarios del Estado, se dedica a buscar la forma de lucrar para sí mismo y así asegurar el futuro de su familia.

En la actualidad se privilegia a la democracia sobre cualquier otro valor social y se considera que un gobierno no tiene legitimidad, ni sus actos validez, si no son sancionados por la sociedad en su conjunto. No obstante, en contrasentido a este principio, no se permite a la sociedad actuar en el proceso de toma de decisiones porque el nuestro no es un sistema de democracia directa sino representativa y, obviamente, en la actualidad nuestros políticos no representan al pueblo sino a intereses particulares.

Algo más que estoy segura de que te volará la cabeza es que; en nuestra democracia tenemos libertad para padecer hambre, pero no para comer lo que queramos. Tenemos libertad para ser ignorantes, pero no para culminar los estudios que deseamos. Tenemos libertad para ser asaltados o asesinados, pero no para ser protegidos. Para enfermarnos, pero no para ser sanados. Para pagar servicios estatales, pero no para recibirlos. Para elegir a nuestros representantes, pero no para exigir que nos representen.

En pocas palabras, esas libertades son nuestras esclavitudes. Gracias por leerme, agradezco mucho que la compartas y te espero en mis redes sociales @MarvelyCostanzo.

Querida familia lectora, les tengo una pregunta ¿se han preguntado cuánto cuesta la democracia en nuestro país? Suponiendo que la respuesta es que nunca te has preguntado eso y que quizá creas que no te interesa; te tengo la siguiente información que quizá te haga reflexionar al respecto.

El costo económico de la democracia es altísimo, por tres razones principales:

Los recursos económicos utilizados para llevar a cabo las elecciones son cientos de millones de pesos destinados a partidos políticos y a la operación de las campañas de los candidatos. Es dinero que bien podría utilizarse en sectores más importantes como, salud, educación, seguridad entre muchos otros.

Cada vez que una persona y su grupo llegan al poder realizan un plan de trabajo diferente al anterior. Costumbre que impide el crecimiento continuo en el ámbito económico municipal, estatal o nacional. Esto repercute directamente en el funcionamiento de la industria, el comercio y los servicios, y merma en los ingresos de los trabajadores.

La corrupción se genera cuando un grupo de funcionarios asumen su cargo, y saben que solo podrán conservarlo durante un tiempo determinado, sea su labor mala o excelente. En consecuencia, en vez de administrar los bienes y recursos monetarios del Estado, se dedica a buscar la forma de lucrar para sí mismo y así asegurar el futuro de su familia.

En la actualidad se privilegia a la democracia sobre cualquier otro valor social y se considera que un gobierno no tiene legitimidad, ni sus actos validez, si no son sancionados por la sociedad en su conjunto. No obstante, en contrasentido a este principio, no se permite a la sociedad actuar en el proceso de toma de decisiones porque el nuestro no es un sistema de democracia directa sino representativa y, obviamente, en la actualidad nuestros políticos no representan al pueblo sino a intereses particulares.

Algo más que estoy segura de que te volará la cabeza es que; en nuestra democracia tenemos libertad para padecer hambre, pero no para comer lo que queramos. Tenemos libertad para ser ignorantes, pero no para culminar los estudios que deseamos. Tenemos libertad para ser asaltados o asesinados, pero no para ser protegidos. Para enfermarnos, pero no para ser sanados. Para pagar servicios estatales, pero no para recibirlos. Para elegir a nuestros representantes, pero no para exigir que nos representen.

En pocas palabras, esas libertades son nuestras esclavitudes. Gracias por leerme, agradezco mucho que la compartas y te espero en mis redes sociales @MarvelyCostanzo.