/ jueves 13 de junio de 2024

¡Cristo es la Respuesta! | El Buen Padre Celestial

Juan 1:11-13

Por Víctor Hugo Guel González

En vísperas de celebrar el día del padre, deseo hablar de un tema que pudiera resultar polémico o controversial; pero si lo vemos a la luz de la Palabra de Dios, esto resulta ser muy claro y posible de entender.

Lo primero que debemos de entender, es que no todos somos hijos de Dios; muchas personas suponen o piensan que todos somos hijos de Dios y que por lo tanto, Él es el Padre de todo ser humano; eso suena bien, pero no es lo que la Biblia enseña. En Juan 1:11-13 dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Aquí nos dice, que la única manera en que podemos ser hijos de Dios, es creyendo y recibiendo al Señor Jesús como nuestro Salvador, y al hacerlo, Él se constituye como nuestro Padre.

Quiero centrarme en este tema de cómo recibir y creer en Jesús como nuestro Salvador. Primeramente, hay que reconocer cuál es nuestra condición delante de Dios, y en Romanos 3:10 al 12 dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. En Romanos 3:23 también dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. La realidad es que todos los seres humanos somos pecadores.

En segundo lugar, hay que entender que nuestro pecado trae consecuencias, no debemos pensar que podemos pecar y que no pasa nada. En Romanos 6:23ª dice: “Porque la paga del pecado es muerte…”, aquí no se refiere a la muerte física, sino a la muerte espiritual o la muerte segunda que menciona Apocalipsis 21;8 que dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Allí menciona que aun los mentirosos tendrán parte en ese lugar, que en otras palabras es el infierno.

Gloria a Dios hay un remedio para esta condenación, pues en Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Es creyendo en Cristo, quien murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día para darnos la salvación y vida eterna. Recibiendo a Cristo como nuestro salvador, seremos librados de la condenación eterna y para poder ir a la gloria, a la presencia de Dios por la eternidad. También podemos tener una relación preciosa con Dios, pues por causa de Cristo, al haberlo recibido y al creer en su nombre, eso nos da el derecho de ser hijos de Dios, y con eso Él será nuestro buen Padre celestial.

Juan 1:11-13

Por Víctor Hugo Guel González

En vísperas de celebrar el día del padre, deseo hablar de un tema que pudiera resultar polémico o controversial; pero si lo vemos a la luz de la Palabra de Dios, esto resulta ser muy claro y posible de entender.

Lo primero que debemos de entender, es que no todos somos hijos de Dios; muchas personas suponen o piensan que todos somos hijos de Dios y que por lo tanto, Él es el Padre de todo ser humano; eso suena bien, pero no es lo que la Biblia enseña. En Juan 1:11-13 dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Aquí nos dice, que la única manera en que podemos ser hijos de Dios, es creyendo y recibiendo al Señor Jesús como nuestro Salvador, y al hacerlo, Él se constituye como nuestro Padre.

Quiero centrarme en este tema de cómo recibir y creer en Jesús como nuestro Salvador. Primeramente, hay que reconocer cuál es nuestra condición delante de Dios, y en Romanos 3:10 al 12 dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. En Romanos 3:23 también dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. La realidad es que todos los seres humanos somos pecadores.

En segundo lugar, hay que entender que nuestro pecado trae consecuencias, no debemos pensar que podemos pecar y que no pasa nada. En Romanos 6:23ª dice: “Porque la paga del pecado es muerte…”, aquí no se refiere a la muerte física, sino a la muerte espiritual o la muerte segunda que menciona Apocalipsis 21;8 que dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Allí menciona que aun los mentirosos tendrán parte en ese lugar, que en otras palabras es el infierno.

Gloria a Dios hay un remedio para esta condenación, pues en Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Es creyendo en Cristo, quien murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día para darnos la salvación y vida eterna. Recibiendo a Cristo como nuestro salvador, seremos librados de la condenación eterna y para poder ir a la gloria, a la presencia de Dios por la eternidad. También podemos tener una relación preciosa con Dios, pues por causa de Cristo, al haberlo recibido y al creer en su nombre, eso nos da el derecho de ser hijos de Dios, y con eso Él será nuestro buen Padre celestial.