Soledad de Graciano Sánchez.- El emblemático Jardín Hidalgo, lugar donde antes había árboles que databan de fines del siglo XIX, bancas recubiertas de pedacería de vidrio y cerámicas y piso de mosaico, así lucía hasta junio de 1980, poco antes de ser remodelado. Hoy en día una pandemia mundial ha trastocado el principal punto de reunión de los soledenses.
Sin embargo la vida comercial en los alrededores se resiste al coronavirus, los establecimientos de todos los giros permanecen abiertos en el actual semáforo epidemiológico en color rojo.
Son los adultos mayores, de acuerdo a lo observado, los que más se resisten a respetar el área acordonada, se sienten en las bancas o en las jardineras, también se observaron algunas familias con niños en los alrededores que acuden a consumir.
Medidas sanitarias son imprescindibles para cada cliente que ingresa a los mismos, dulcerias, panaderias, tiendas de ropa, zapaterías, artículos para celular, farmacias, tiendas de abarrotes, todos llevan a cabo los protocolos higiénicos ya conocidos.
En el caso del comercio ambulante o semifijo, como los tradicionales comerciantes de gelatinas siguen acudiendo al primer cuadro de la ciudad; pero ante un Jardín Hidalgo acordonado ya no se pueden sentar para ofrecer su producto; aunque por ratos se sientan, se vuelven a poner de pie y caminan empujando su carreta buscando clientes.
Lo mismo ocurre con los vendedores de tamales, quienes acostumbran en su recorrido, llegar a la plaza y estacionarse en algún punto por si llegan consumidores.
La movilidad es más fácil para el mercader de ‘gorditas’ al horno, que con su triciclo anda por los alrededores de la plaza principal y otros puntos. Pero todos, buscan en el primer cuadro de la ciudad buenas ventas, pese a las restricciones.
Un poco de historia: El Monumento
El nombre Jardín Hidalgo, viene del monumento a Miguel Hidalgo que se ubica en el centro del sitio, y que no es el original. De acuerdo al libro 250 Años de Identidad, hacia el año 1926 se inauguró el antiguo monumento que vino a ser sustituido por el actual 11 años más tarde, ya que se deterioró por los efectos climáticos.
La escultura original era más robusta que la actual, se apoyaba sobre un basamento de planta cuadrangular adornado con alto relieve en forma de flor de lis, y alrededor existía una fuente.
Cuentan personas que vivieron durante la época que en medio de sus piernas los insectos formaban un panal y cada año, en septiembre, tenían que subir a retirarlo, aunado a que, a los soledenses de antaño no les gustaba el monumento de aquella figura.
Posteriormente con motivo de los festejos conmemorativos del año 2010, el monumento actual fue restaurado y se modificó su orientación; antes miraba hacia el templo parroquial, actualmente su vista es a Palacio Municipal.
La Plaza
En cuanto a la plaza principal, como también se le conoce al Jardín Hidalgo, en el periodo del Presidente Municipal, Samuel Narvaez (1928-1929) se electrificó, cuyo alumbrado subsistió hasta 1959, año en que fue sustituido por uno más moderno.
Luego, entre 1978 y 1982, el Jardín Hidalgo y sus alrededores tuvieron una franca transformación; fue en 1982 cuando se remodeló, retirándose los viejos árboles que impedían la buena visibilidad del conjunto arquitectónico de la Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, plantandose los actuales.
Se construyó también en el ángulo norte, la explanada que puede reunir a más de tres mil personas. Mientras que en 1986, para proteger a los peatones del lugar y a los visitantes, se suspendió el flujo vehicular frente al atrio del templo en mención.
Así, del Primero de abril de 1987 al 30 de julio de 1988, es ampliada la plaza hacia el atrio de la parroquia para formar un solo conjunto, evitando el paso de vehículos para dar prioridad a los paseantes.