- Vaya nuestro reconocimiento a los "Ángeles de la salud", dijo el líder espiritual
Las enfermeras merecen todo nuestro reconocimiento, admiración, respeto, pero sobre todo nuestro agradecimiento por la gran labor que hacen en estos tiempos en los que la salud es lo más primordial en el ser humano, pues teniendo salud, ya es para darle gracias a Dios, y pedirle que nunca nos falte, pues sin salud no podemos rendir al 100% en nuestras responsabilidades y compromisos del día a día, que debemos cumplir en los diversos aspectos de nuestra vida, dado que la salud es esencial en todo ser vivo, por lo que sin salud no podemos hacer nada, y es precisamente cuando pensamos en la gran labor realizada por nuestras enfermeras, también llamadas “ángeles de la salud” que nos cuidan en nuestra enfermedad, nos atienden de la mejor forma posible y con muy buena disposición y voluntad”.
“Ellas cuidan de sus pacientes, y ¡¡vaya qué son pacientes!!, la verdad mi admiración y profundo respeto, pues se les reconoce que hay pacientes que no resisten estar internados, que no soportan estar en una cama canalizados con suero, sangre, hemodiálisis, etc., sin embargo, ellas de forma sabia, prudente, amorosa e incluso tiernamente ayudan a sus pacientes a sobrellevar estos momentos adversos de dolor y prueba, donde demuestran su gran amor a su vocación de servicio, su amor a la profesión y cumplen con la misión que Dios les ha concedido al ser enfermeras”.
“Sus sacrificios son muchos en arduas horas de trabajo, de día o de noche, según el turno que les toque cubrir, y sus renuncias a un momento de relax también son de reconocer”.
“Dios les retribuya el bien realizado a los pacientes y bendiga siempre a todos los que cuidan a alguien enfermo, porque son auténticos “Ángeles de la caridad y de la salud”, no sólo me refiero a las enfermeras, sino también a los camilleros, socorristas y voluntarios y a todos aquellos que velan por la salud de alguien con evidente amor y paciencia, sea o no su familiar, pues a imitación de “El Buen Samaritano” hacen la caridad, viven el Evangelio de Cristo bendito y reflejan el gran amor de Dios en quien padece alguna enfermedad, lo que desde luego Dios no se los dejará sin recompensa”, dijo el jerarca católico.