* La lista de expresiones presidenciales famosas fue desplegada durante el encuentro con medios

* El frío amanecer en la XII Zona Militar, no amainó el buen ánimo de AMLO y la sonrisa de Carreras

* Periodistas madrugadores trasladados en camiones “vintage”, de cortejo fúnebre

En un enorme patio del Cuartel de la XII Zona Militar, se montó el escenario. Un toldo blanco, luces, cámaras, micrófonos, soldados por todas partes. Más de 150 periodistas de medios “nacionales” y locales, haciendo antesala desde las 5.30 de la mañana cerca del acceso principal por la avenida Juárez.

El presidente de la República apareció por el lado derecho del tapanco, vestido elegantemente, sin chamarra ni abrigo, tal vez con ropa térmica, porque parecía que el intenso frio no le molestaba. Estaba acompañado de los secretarios de Seguridad, de la Defensa Nacional y de Marina, así como del gobernador Juan Manuel Carreras, enchamarrado y sin corbata. Más atrás, el alcalde Xavier Nava con sus carpetitas de proyectos.

Y empezó el show de la mañanera. “Lo que diga mi dedito”, “estoy en huelga”, “amor y paz”, “mi pañuelo blanco”, “los conservadores están nerviosos”, “no somos los mismos ni iguales”, “esto ya cambió”, fueron algunas de las frases que usó ante diversos temas, para sacarle la vuelta. Decir mucho y no decir nada, es la estrategia.

Los periodistas fueron citados a las 4.45 de la mañana en la Plaza de Los Fundadores. Ahí, frente al edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se les entregó su pegote que decía “SEDENA PRENSA”. Luego se les indicó que subieran a los “autobuses”, que en realidad eran viejos camiones urbanos de los que se utilizan en los cortejos fúnebres para trasladar a los asistentes de la Funeraria al Panteón.

Tras un corto recorrido por las calles vacías, las unidades apenas llegaron al Cuartel. En el primer patio, apenas cruzando una de las puertas, se instalaron sillas y cuatro islas con café, galletas, refrescos y agua. Quince minutos antes de las siete de la mañana, empezó el recorrido rumbo al encuentro con el Presidente, que, para entonces, estaba terminando su reunión de seguridad nacional.

Las instrucciones fueron precisas para reporteros, fotógrafos y reporteros, sobre cómo conducirse durante la conferencia de prensa. Los responsables de prensa no notaron que se les colaron amlovers, reporfans, activistas y golpeadores políticos profesionales. Dividieron a la “prensa nacional” de la local, términos obsoletos cuando hoy en día cualquier medio de comunicación puede ser hasta “mundial”.

El maestro del espectáculo, como lo calificó el semanario británico The Economist, hizo gala de su experiencia. Condujo, dijo lo que quiso y evadió los temas escabrosos, como por ejemplo, su postura frente a la aspiración de su secretario de Educación Esteban Moctezuma de ser gobernador de San Luis Potosí. “Estoy en huelga”, respondió y sacó su pañuelito blanco.

Se dejó querer por los “reporfans” y aprovechó el pase a gol para patearlo, en temas ´de corrupción, apoyos a personas de escasos recursos y proyectos para la zona huasteca en materia de reforestación. Criticó a quienes los tachan de antifeminista definiéndose como “humanista-pacifista” y como si fuera una serie de Netflix, dejó para la próxima temporada inversiones en materia de movilidad como vías alternas a la carretera 57. “Eso lo estamos afinando con el gobernador, pero lo vamos a atender”.

Fue una hora con 45 minutos aproximadamente que se fueron volando, porque el presidente habló de corridito, como lo prometió. Además, al final, alguien le antojó un zacahuil huasteco y se le hizo agua la boca, por lo que prometió ir en busca de una porción, aunque en realidad, el frio ya le empezaba a calar. No se sacó las manos de los bolsillos, como al principio.

Mientras todo esto transcurría, en la última silla del presídium, el alcalde Xavier Nava con un traje oscuro, hojas y carpetas sobre sus piernas, temblando en algunos momentos y en otros posando para sus fotógrafos y camarógrafos o haciéndole plática al jefe de la Guardia Nacional, volteaba de vez en cuando a ver al presidente en el momento que recordaba a su abuelo el doctor Nava, refiriéndose a las luchas democráticas que encabezó.

El propio presidente dio por terminada la mañanera, con el argumento de que hacía frío y tenía que irse a Mexquitic. Surgieron entonces por todos lados los “amlovers” pidiéndole la selfie a lo que amablemente accedió. Y se fue, con la misión cumplida de una función más.

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