“Lo que más necesitamos es que haya justicia y más oportunidades para todos, para que salgan adelante todos, y pido a nuestra Madre Santísima de Guadalupe por las madres de familia que tienen a sus hijos perdidos, para que el consuelo de la fe las lleve a no perder la esperanza de que un día regresarán ellos y ellas al hogar y que termine ya la maldad y las muertes injustas de tantas personas”.
Así lo señaló a pregunta expresa de “El Sol de San Luis”, el Arzobispo Emérito de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, previo a que celebrara la Misa solemne en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, en la Basílica-Santuario, agregando:
“Es mucho el dolor y sufrimiento de esas pobres madres de familia mientras no encuentren a sus hijas e hijos, y a quienes les lloran desesperadamente; por eso le pedimos hoy a nuestra Madre Santísima que nos envíe un signo de luz y de esperanza, para no perder la fe y sobre todo que donde se encuentren sus hijos perdidos en lugares lejanos, extraviados, o si ya han sido victimizados, que nuestro Padre Dios los tenga en su Gloria y Reino, porque todas esas muertes son martiriales, sea como sea son muertes martiriales”, dijo el Arzobispo Emérito con un dejo de suma tristeza en sus ojos.
“Que mi Padre Dios los premie con la Vida eterna y los ayude, porque sólo él sabe lo que esos hombres cargaron en sus corazones. No nos debe importar qué hayan cargado: maldad o injusticia, amor, o todo lo que ellos lleven, en Dios encuentren lo que no encontraron entre nosotros: amor, misericordia, paz, perdón, sobre todo amor”.
Indicó: “Vengo a celebrar muy contento, unido a todas las familias, especialmente por aquellas a las que más sufren situaciones, que sólo Dios sabe lo que cargan en su corazón, y le pido mucho a nuestro Padre Dios, que por intercesión de nuestra Madre Santísima, escuche las súplicas de cada uno de nosotros, muchos desde donde se encuentren, y que refrende este día 12 de diciembre, esas hermosas palabras, “No Estoy Yo aquí que Soy Tu Madre”, pues Ella quiso tener un templo y yo creo que el mejor templo es el de cada uno de nosotros, cuando movidos por la fe, la esperanza y sobre todo por el amor, la buscamos a Ella y a nuestros hermanos, nos buscamos unos a otros para servirnos, ayudarnos, apoyarnos con fraternidad, y por supuesto amarnos verdaderamente como hijos de Dios”.
Recordó con entrañable alegría: “Aquí nací, a dos cuadras de este recinto mariano, mi Madre me dio la vida, yo soy de esta hermosa Parroquia, aquí me formé y me forjé en la espiritualidad y apostolados, para servir a mi amada Iglesia Potosina y entrar al Seminario, y aquí celebré Misas ya ordenado Sacerdote y después siendo Rector, ahora, me sigue acogiendo como Arzobispo Emérito, por eso es una gran bendición tener como Patrona a la siempre Virgen de Guadalupe”, pero bueno, pues como dice la canción, el tiempo pasa, y ahora sigo aquí a pesar de todo este tiempo que ha pasado, a partir de que Dios me llamó a los 11 añitos, en ésta mi parroquia y entré al Seminario que estuvo aquí mismo instalado en esta Basílica”.