La pandemia del coronavirus es el desafío más complejo en el último siglo: rememora la gripe española, en 1918; y ha provocado un desplome económico en China, Estados Unidos y Europa mayor que el ocurrido durante los primeros meses de la Gran Depresión, a fines de los años veinte.
Los gobiernos han privilegiado contener el contagio, imponiendo estrategias de aislamiento social y sana distancia pero esas medidas propiciaron la desaceleración económica, primero y luego una crisis.
“Muchas personas han perdido sus empleos, y por tanto no tienen ingresos para realizar sus compras básicas. Otros se ven forzados a incumplir las restricciones porque si se detienen dañarán las cadenas de abastecimiento y el sistema de pagos; la factura ha sido alta, tenemos quiebra masiva de empresas, especialmente de los pequeños empresarios”, señaló el maestro Luis Isaac Rojas Montes, presidente de Patria Nueva.
“Muchos comerciantes se fueron a la ruina por la falta de actividad económica, no vendieron, no tuvieron para pagar sus compromisos de renta, ni a sus proveedores”.
Indicó que las políticas públicas elegidas deben controlar ambas, “la crisis sanitaria y la crisis económica, porque el virus puede matar, pero una mayor pobreza también”.
Los bancos deben liberar líneas de financiamiento con tasas bajas para contener los problemas de liquidez y reducir la cartera vencida. Más flexibilidad en la carga fiscal, “porque en esta etapa la preocupación principal debe ser el cómo, porque el demonio está en los detalles. Pequeñas diferencias pueden alentar la recuperación o el fracaso”.
Para el maestro Luis Isaac Rojas la banca comercial no ha entendido el escenario social en esa pandemia, sigue prestando caro y siempre con requisitos imposibles para quienes verdaderamente necesitan liquidez; para los de abajo, la masa, se olvidan de la fuerza de la economía.
“Es posible proveer créditos con seguros grupales. El foco sería grupos de empresas asociadas a una actividad, como restaurantes que podrían obtener un crédito con facilidades de pago y en el cual los miembros, en conjunto, se comprometen a pagar. Lo mismo en estéticas, tiendas de abarrotes, mecánicos, hojalaterias, panaderías, etc”.
Los objetivos son dos garantizar entre todos el ejercicio del dinero y al diversificar el riesgo de no pago entre ellas, no sería necesario que todas se recuperen con la misma intensidad para sobrevivir.
“Nadie sabemos cómo terminará todo esto. Pero sí sabemos que políticas bien diseñadas e implementadas reducirán la probabilidad de una catástrofe económica”.
Te recomendamos el podcast ⬇️