/ domingo 1 de enero de 2023

Magna Festividad-solemnidad de la Virgen María como Madre de Dios en la S.I. Catedral

Ejemplo a seguir para toda mujer y para todo creyente, sobre todo en estos tiempos en que se vive una pérdida de valores humanos y cristianos: Rector de Catedral, Presbitero Francisco Javier Espinoza Ayala

“La Santísima Virgen María es Madre, es modelo, intercesora, es ejemplo, figura de la Iglesia y prototipo a seguir de toda mujer y de todo creyente, no nada más es ejemplo para las mujeres, sino para toda persona, porque en ella se condensas todas las virtudes, justamente en ella ese cántico que ella hace del Magníficat cuando exalta la grandeza de Dios, es una síntesis de lo que hizo en ella, y Dios obró en Ella, porque estuvo abierta a la voluntad del Omnipotente”.

“Ella hace la invitación a todo ser humano a abrirse a la voluntad de Dios para que Él actúe en nosotros, pues fue lo que Ella hizo, es el ejemplo a seguir para toda mujer y para todo creyente, sobre todo en estos tiempos en que se vive una grave crisis de valores humanos y cristianos, por esta razón, tenemos mucho que aprender de nuestra Madre Santísima que celebramos como Madre de Dios y Madre nuestra, mujer llena del Espíritu Santo, sabia, prudente, humilde, sencilla, sabia, pudorosa, fiel discípula y misionera de Jesucristo”.

Así lo señaló el Presbítero Francisco Javier Espinoza Ayala Rector, Sacristán Mayor, Lirtugo y Ceremoniero de la S.I. Catedral metropolitana potosina, quien presidió la Misa solemne de María como Madre de Dios en dicho recinto, en ausencia del Arzobispo de San Luis Potosí, Católico, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, a quien le fue imposible presidir.

El Rector de Catedral indicó que este dogma Mariano es el más antiguo de la Iglesia Católica, que se dio en el Concilio de Éfeso, y justamente se ubica al inicio del año civil como una guía que ojalá lo sea para todos y cada uno de nosotros, no solamente para las mujeres.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

SOBRE LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA COMO MADRE DE DIOS

La solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es la primera fiesta mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación -el 1º de enero- del templo "Santa María Antigua" en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma.

La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de "María, Madre de Dios" (Theotókos) que han sido encontradas en las catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la misa en tiempos de las persecuciones.

Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la fiesta mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este concilio, en el que se proclamó solemnemente a María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario -luego del Concilio Vaticano II- se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.

De esta manera, esta fiesta mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empiezan el año pidiendo la protección de la Virgen María.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

El Concilio de Éfeso

En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: "¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses". Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso -la ciudad donde la virgen pasó sus últimos años- e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: "Se dirá: ¿la virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el verbo viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la eternidad... Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir que nació de mujer".

Madre del Niño Dios

"He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra"

Es desde ese fiat, hágase que Santa María respondió firme y amorosamente al Plan de Dios; gracias a su entrega generosa Dios mismo se pudo encarnar para traernos la reconciliación, que nos libra de las heridas del pecado.

La doncella de Nazareth, la llena de gracia, al asumir en su vientre al niño Jesús, la segunda persona de la Trinidad, se convierte en la Madre de Dios, dando todo de sí para su hijo; vemos pues que todo en ella apunta a su hijo Jesús.

Es por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida de Jesús, ayudándonos a conformarnos con él y poder decir como el apóstol "vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí".

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

“La Santísima Virgen María es Madre, es modelo, intercesora, es ejemplo, figura de la Iglesia y prototipo a seguir de toda mujer y de todo creyente, no nada más es ejemplo para las mujeres, sino para toda persona, porque en ella se condensas todas las virtudes, justamente en ella ese cántico que ella hace del Magníficat cuando exalta la grandeza de Dios, es una síntesis de lo que hizo en ella, y Dios obró en Ella, porque estuvo abierta a la voluntad del Omnipotente”.

“Ella hace la invitación a todo ser humano a abrirse a la voluntad de Dios para que Él actúe en nosotros, pues fue lo que Ella hizo, es el ejemplo a seguir para toda mujer y para todo creyente, sobre todo en estos tiempos en que se vive una grave crisis de valores humanos y cristianos, por esta razón, tenemos mucho que aprender de nuestra Madre Santísima que celebramos como Madre de Dios y Madre nuestra, mujer llena del Espíritu Santo, sabia, prudente, humilde, sencilla, sabia, pudorosa, fiel discípula y misionera de Jesucristo”.

Así lo señaló el Presbítero Francisco Javier Espinoza Ayala Rector, Sacristán Mayor, Lirtugo y Ceremoniero de la S.I. Catedral metropolitana potosina, quien presidió la Misa solemne de María como Madre de Dios en dicho recinto, en ausencia del Arzobispo de San Luis Potosí, Católico, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, a quien le fue imposible presidir.

El Rector de Catedral indicó que este dogma Mariano es el más antiguo de la Iglesia Católica, que se dio en el Concilio de Éfeso, y justamente se ubica al inicio del año civil como una guía que ojalá lo sea para todos y cada uno de nosotros, no solamente para las mujeres.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

SOBRE LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA COMO MADRE DE DIOS

La solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es la primera fiesta mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación -el 1º de enero- del templo "Santa María Antigua" en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma.

La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de "María, Madre de Dios" (Theotókos) que han sido encontradas en las catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la misa en tiempos de las persecuciones.

Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la fiesta mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este concilio, en el que se proclamó solemnemente a María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario -luego del Concilio Vaticano II- se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.

De esta manera, esta fiesta mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empiezan el año pidiendo la protección de la Virgen María.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

El Concilio de Éfeso

En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: "¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses". Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso -la ciudad donde la virgen pasó sus últimos años- e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: "Se dirá: ¿la virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el verbo viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la eternidad... Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir que nació de mujer".

Madre del Niño Dios

"He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra"

Es desde ese fiat, hágase que Santa María respondió firme y amorosamente al Plan de Dios; gracias a su entrega generosa Dios mismo se pudo encarnar para traernos la reconciliación, que nos libra de las heridas del pecado.

La doncella de Nazareth, la llena de gracia, al asumir en su vientre al niño Jesús, la segunda persona de la Trinidad, se convierte en la Madre de Dios, dando todo de sí para su hijo; vemos pues que todo en ella apunta a su hijo Jesús.

Es por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida de Jesús, ayudándonos a conformarnos con él y poder decir como el apóstol "vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí".

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

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