“No quiero que la vean como un ser maligno, está claro que Dios nos da la vida y ella nos recoge, pero todos vamos para allá, vamos con ella, yo solo pido a la gente que se informe, porque ella no es mala, nos cuida” es lo que dice Jacobo, acerca de la celebración a la Santa Muerte, que realiza religiosamente cada 2 de noviembre.
Su devoción comenzó desde hace 18 años y actualmente, en su casa ubicada en Soledad de Graciano Sánchez, hay 30 imágenes de la Santa Muerte en todas sus versiones, como la de colores o la embarazada, la mayoría han sido adquiridas por él y su esposa, pero hay otras imágenes, que les han sido regaladas, pero son las menos.
Es el ritual que realiza cada 2 de noviembre, cuenta que cada una de las imágenes se baña, se viste, se arreglan pues, para la fiesta que se les realiza, el ritual incluye una misa, danzantes, música y comida para quienes acuden, todo dicen, es en un ambiente familiar, pues no permiten que gente externa se acerque, para evitar que quieran realizar algún trabajo, que llamó como “negro”.
“Cada año le arreglamos su altar, el que tenemos actualmente, que está más grande, tiene tres años, y se le trae su manzana, su vino, sus flores, todo por la gran fe que le tenemos, porque nos ayudó en varias situaciones difíciles, críticas, de la familia, como son enfermedades, desde ese momento, creció nuestra fe hacia ella”, contó.
Sobre el gasto que realiza para esta fiesta, indicó que varía, pero en comida se gasta alrededor de 5 mil pesos, más 4 mil 500 de la danza y otros 5 mil en música, aunque hay otros gastos que llegan a salir, sin embargo asegura que toda la inversión que hacen en ella, la regresa, pues tiene mucha salud y mucho trabajo, que es lo único que pide.
Además de la Santa Muerte, Jacobo también tiene en su altar a Jesús Malverde, además de Pancho Villa, a quienes también veneran.