Con más de 35 años de experiencia, Don Roberto Cruz se ha dedicado a la distintiva profesión de la Laudería, una carrera por muy pocos conocida pero tan necesaria para aquel amante e instrumentista de música.
La Lutería cómo también es conocida, es el arte de elaborar y reparar instrumentos musicales de cuerda, cómo lo son guitarras, violines, contrabajos y hasta laúdes.
Un trabajo que requiere conocimientos bastos y una mirada minuciosa, cómo la de Don Roberto que con sus manos expertas le devuelve la vida a instrumentos con gran historia.
"Yo comencé por la afición a la música y estudié la carrera universitaria de Laudería, la cual nada más se imparte en el estado de Querétaro, Xalapa y en la Escuela Nacional de Música".
Para Roberto Cruz el desempeño de su profesión se vio golpeado fuertemente por la llegada del covid 19, que lo mantuvo con escaso trabajo.
No obstante pudo superar este contratiempo luego de dos años, al tener clientela fiel y leal a su labor; una profesión selectiva que si bien no le requiere a atender a gran cantidad de músicos instrumentistas, su trabajo le demanda entregar semanas completas en llevar a cabo la reparación completa de algún instrumento de cuerda.
Este metódico laudero cuenta que su pasión por los grandes tríos de México y su música interpretativa lo llevaron a desarrollarse en este trabajo y en elegir está profesión, una labor que está inmersa en el mundo de la reflexión de la musicalidad.
"Siempre me gustó escuchar a Los Dandys, Los Tecolines y a Los Panchos, y su música me motivó a adentrarme a este mundo".
Don Roberto explica que la palabra Laudería proviene del Laúd que es un instrumento de cuerda y es de esta profesión se emanan otras especialidades como el Lutier que es aquel que sabe construir más de nueve instrumentos.
Ser Laudero requiere disciplina y entrega, y no muchas personas están preparadas para desarrollarse en esta área, menciona Roberto, pues es necesaria la paciencia y la observación.
"Muchos se aburren,vienen y preguntan pero al corto tiempo se van porque no son constantes porque es algo de mucha paciencia y se desesperan".
Es entonces que Roberto preservará sus conocimientos hasta el último de sus días, pues es el único de su familia que se ha dedicado a esta interesante profesión.
Su legado solo quedará en la impresión de sus huellas sobre aquella madera de pino del mástil de algún Laúd restaurado, o bien, en la escotadura de un gran Contrabajo.
Cada trabajo de reparación es completamente diferente y esto dependerá del grado de daño que presente cada instrumento.
Este experto laudero comparte que las reparaciones van desde cambiar maquinarias, barniz general o elaborar desde cero alguna pieza rota.
"No me dedico a una sola reparación, hago lo que sea necesario para que el instrumento quede en óptimas condiciones".
Los trabajos que realiza Don Roberto le conllevan mucho tiempo, pues la delicadeza de reparar cada daño del instrumento le obliga a ser meticuloso, dónde incluso puede tardar hasta meses en repararlos.
Las herramientas de trabajo que Roberto utiliza van desde gomas para pulir trastes, limas de diferentes tamaños, pinzas, cerruchos y cepillos llamados charquillas.
El material primario de este laudero, específica, no es para nada económico pues la reparación de instrumentos necesita una inversión considerable para que la factura de la calidad del trabajo se demuestre con un excelente acabado.
Dentro de su taller Roberto mantiene la secrecía de sus conocimientos en Laudería, como un refugio de aquellos instrumentos dañados que buscan un espacio para renacer y ser tocados de nuevo.
Ahí, en ese rincón situado sobre la Av. Damián Carmona, Roberto Cruz ha podido conocer grandes intérpretes de la música, pero sobre todo conectar con el alma de cada instrumento que le permite acercarse un poco a cada partitura y ejecución sonora que emite cada cuerda , traste , caja puente o boca de las guitarras y contrabajos.
"Lo mejor que me ha dejado está profesión es conocer a mucha gente famosa, convivir con ellos, cómo Los Panchos. Vienen músicos reconocidos a buscarme porque conocen mi trabajo y el amor que le tengo a la música. Me gusta mucho mi profesión ".