El “Bosque de la Vida” es regado cada semana, pero también acuden padres de familia a procurar los árboles que han adoptado y que les fue entregado tras el nacimiento de sus bebés.
Otras familias se han desentendido de los árboles que llevan el nombre de sus hijos, por lo que se exhorta a que acudan a regarlos, en cada oportunidad que tengan.
El “Bosque de la Vida” se ubica en el camino a la presa San José, se creó el año pasado y crece a la par de cada nacimiento que se reporta en la capital potosina, alrededor de 600 cada mes.
De acuerdo con el DIF Municipal, padres de familia acuden a regar los árboles –cada uno de los cuales cuenta con una placa con el nombre del recién nacido-, y hay otros que no se presentan; el programa estableció que por cada nacimiento registrado se plantará un árbol, colocando a cada uno de ellos, el nombre del niño o la niña o sus iniciales, bajo el consentimiento de sus padres.
Se insistió en que cada semana el “Bosque de la Vida” –considerado como reserva ecológica- es regado, para lo cual se utiliza agua tratada; se recordó que el objetivo es ayudar en la ecología, tener agua, que los niños, los bebés que nazcan, se desarrollen junto con el árbol, es decir, el “Bosque de la Vida” es un símbolo de la esperanza y de la renovación.
Todos los árboles son del vivero municipal, y se trata de las especies de fresno, pino greggi, pino piñonero, encino, yuca, jacaranda, mezquite y huizache; el más alto tiene una altura de dos metros.
Asimismo, se acude a darle mantenimiento, a recoger excedentes, como sucedió el pasado fin de semana que con el apoyo de la fundación Fomento al Desarrollo Potosino, se acudió a fijar placas y regar árboles como parte de su modelo de comunidad terapéutica.
Cabe citar que el “Bosque de la Vida” de la capital potosina trascendió y la alcaldía de La Paz, Baja California, lo tomó como modelo para emprender allá el “Bosque de la Niñez”, con la diferencia de que plantan un árbol por cada menor que ingresa al jardín de niños.