Los trabajadores empleados en la recolección de residuos del municipio están expuestos a diferentes riesgos, desde el contacto con objetos punzocortantes, material tóxico o, como ahora con el Covid-19, infeccioso.
No obstante, al ser un servicio básico esencial, la recolección de basura no se suspendió durante la contingencia sanitaria y ahora con la ‘nueva normalidad’, las labores siguen como cualquier otro día, incluso, dentro de la escala de reconocimiento social del trabajo, el último peldaño lo ocupa “el señor de la basura”.
Hoy en día, los recolectores de basura corren riesgos ante la presencia del virus mencionado, por el inadecuado manejo de desechos y la irresponsabilidad a la que pudieran recurrir algunos ciudadanos al arrojar desde guantes de látex y cubrebocas entre el resto de la demás basura y no se acostumbra haber separación de desechos.
A pesar de esta situaciones, José Ángel Navarro Cervantes, 49 años de edad, ejerce su trabajo diariamente desde hace cuatro años en el área de recolección dependiente de Servicios Municipales.
“Es un trabajo bonito atender a los ciudadanos, en estos dos meses -de contingencia- estuvimos trabajando, sin descanso, no podemos no recoger la basura, porque se genera más contaminación”, expresó.
Al momento de la entrevista llevaba guantes de hule en las manos, cubrebocas, aditamentos hoy por hoy primordiales, no obstante para los recolectores más, al tener contacto directo con desechos de todo tipo.
Hasta el momento, José Ángel está satisfecho con la labor que realiza, a pesar de que algunos ciudadanos no valoran su labor, “hay de todo, hay mucha gente que no entiende el trabajo, pero muchos también nos aplauden, mantenemos las calles limpias, esa es nuestra labor, recoger la basura de cada una de las familias que viven en este municipio”, destacó.
Su compañeros de ruta y chofer del camión o ‘tolva’ es José David Silva Martínez, quien tiene alrededor de 5 años laborando en esta área, ambos desempeñan, como el resto desus compañeros, un rol clave para el bienestar de la comunidad.
Su labor iniciar a las 06:00 de la mañana, hora en la que llegan a la base y revisan que la unidad se encuentre en óptimo estado para salir a trabajar, y recorrer kilómetros de calles de todas las colonias que abarca la cabecera municipal.
Son alrededor de 8 horas diarias de arduo trabajo bajo el rayo del sol o en jornadas de intensa lluvia, sorteando vehículos, sudando la gota gorda, y aún así, José David, dice: “ya me acostumbré, se me hace bien el trabajo, hay momentos buenos, sin importar las inclemencias del tiempo aquí estamos al pie del cañón”, expresó.
Agregó que su labor es brindar el servicio a los soledenses, quienes lo tratan en general bien, aunque reconoció que ciudadanos “de todos, pero por lo regular se portan bien, uno que otro intolerante”, indicó.
Es muy probable que ni siquiera se conozca a los trabajadores que semana a semana pasan por las viviendas, puerta por puerta, a recoger la basura que se deja el día de recolección, como estos dos padres de familia, de quienes dependen esposas e hijos y quienes mantienen los hogares, calles y callejones libres de los desperdicios creados por la vida cotidiana.