"La dignidad del hombre; la sociedad concebida como condición y escenario para que la persona humana realice sus destinos; la autoridad como sagrada obligación de servicio, y el derecho como realización del bien común en el que se conjugan las libertades y la autoridad, la seguridad y la justicia".
Con éste pensamiento de Manuel Gómez Morín que representa en buena parte mi ideología política y por tanto, mi guía en todo lo que hago, quiero agradecer a la gran cadena periodísticaOEM, en especial a Doña Paquita Ramos de Vázquez y a Don Francisco Torres Vázquez, al Sol de San Luis y a su director Ricardo Ortega Camberos y por supuesto, a todas sus lectoras y lectores, por darme la oportunidad de estar cerca de ellos, informarles e interactuar de manera puntual, los avances del trabajo y resultados que como legisladora del Partido Acción Nacional, representante del séptimo distrito local en nuestro querido San Luis Potosí, y ahora Presidenta de la Junta Directiva del Congreso del Estado, vamos alcanzando.
A partir de hoy, tengo la gran posibilidad y responsabilidad de estar cerca de las y los ciudadanos a través de este espacio de manera quincenal, en donde quisiera, como siempre, dejar abierta mi disponibilidad de participar de forma coordinada por quien así lo quiera, necesite o interese en el debate de las ideas para construir una mejor comunidad, por lo que espero que estas palabras escritas puedan abonar a cumplir con un proceso de comunicación efectiva y tener un espacio abierto de retroalimentación con quienes lean esta colaboración.
Soy una mujer potosina, nacida orgullosamente en el barrio de Tequis, con la suerte de realizar todos mis estudios en esta ciudad gracias al esfuerzo de mis padres; me formé como Licenciada en Derecho por la Universidad Marista y después, con la idea de seguir formándome profesionalmente, busqué y tuve la posibilidad de estudiar y profundizar en diversas materias de mi interés tales como: los medios alternativos para la solución de controversias, el servicio a la ciudadanía, la legislación, la administración municipal y el federalismo, la calidad para la administración pública, el liderazgo femenino y la oratoria, entre otros temas.
Pero mi interés de dedicarme a la política tiene su origen como muchos cambios, en un momento de crisis, el cual me gustaría particularmente compartirles. Esta experiencia que tuve en los inicios de mi adolescencia el 1 de enero de 1986, me marcó y a la vez, fortaleció mi intención de activismo a favor del respeto a la justicia, a las libertades y a los derechos civiles y políticos.
La convicción familiar en ese entonces era participar y señalarnuestro desacuerdo con el sistema político vigente durante muchas décadas en nuestro país y que en nuestro estado, había dejado retraso, subdesarrollo, pobreza y sobre todo, una falta de respeto a la voluntad de la ciudadanía al impedir la conformación de instituciones que garantizaran la democracia.Ese día, fui con mi abuela, mi madre y dos tías a la plaza de armas a participar y señalar la imposición que el sistema pretendía concretar y estando en el quiosco, a punto de acercarnos a platicar con Don Salomón H. Rangel, que era unode los líderes de este y muchos otros movimientos, de repente escuché gritar a las personas y al mismo tiempo, verlas correr con pánico, percatándome que una turba de hombres con varasde bambú como armas y que no sabíamos de donde habían salido, golpeaban y perseguían a quienes estábamos apoyando esa manifestación de ideas.
Esos hombres que sin importar sexo, edad o condición física, seguían golpeando y aventando gas lacrimógeno a las personas, creando un terror indescriptible en quienes ahí estábamos, con la angustia de no saber bien a bien porque estaban realizando esa barbarie, sin poder ayudar a quienes veíamos que ya en el suelo seguían siendo golpeados y sin saber que hacer entre esa extraña realidad que provoca el miedo, de no poder correr y a la vez querer salir huyendo y ponerse a salvo.
En la revuelta, dejamos de ver a mis tías y a mi madre, y como pudimos, mi abuela y yo, corrimos hacia la calle de Madero buscando un lugar donde ponernos a salvo: fueron los metros y la carrera más angustiosa y más larga que he tenido en mi vida, pero afortunadamente fue en las oficinas del Arzobispado, en donde conseguimos cobijo y un lugar para sentirnos seguras, llegando unos minutos más tarde mi mamá y mis tías que se había quedado a intentar ayudar, sin suerte, a algunas personas que había visto tiradas y lesionadas por los golpes recibidos. Esta experiencia marcó mi vida y forjó una base sólida que me ha permitido conjugar mi ideología con mi activismo, con mis convicciones y con la realidad y puesta en marcha de lo que he querido sea congruente en mi vida de activista, miembro del Partido Acción Nacional, servidora pública y ahora Legisladora.
A partir de la vivencia compartida, fortalecí mis principios y mi intención de aportar mi trabajo y energías de forma permanente para consolidar la democracia, la gobernabilidad, la transparencia, el desarrollo social y humano, la igualdad y la equidad, la no violencia, el cuidado del medio ambiente y muchas otros temas en los que pretendo seguir trabajando de la mano con la ciudadanía. Espero que en este espacio podamos crear un verdadero intercambio y si me lo permiten, como lo mencioné al inicio de esta colaboración, compartir a partir de este medio, los resultados, ideas y propuestas que vayan surgiendo con el trabajo que día con día hacemos por nuestro querido San Luis Potosí.
Muchas gracias por su atención y lectura. Sigámonos cuidando por favor. Nos leemos en quince días.