El color rojo de la pitaya, el morado de los garambullos, el rosa mexicano de los llamados chilitos de biznaga, incluso el verde del chile piquín, son colores que poco a poco van desapareciendo de los mercados y tianguis, debido a que las nuevas generaciones ya no saben que son y solo son consumidos por adultos mayores.
Así lo reconoce doña Lupita, una mujer que desde hace años se instala casa lunes en Soledad de Graciano Sánchez para vender estos productos que dice, encuentra en el monte para poder vender, lo cual le permiten ayudar a mantener a su familia, por lo que busca fomentar que las niñas y los niños los prueben y que les agarren el gusto.
“Desde hace años nos dedicamos a la venta de lo que encontramos en el monte, como las pitayas, los garambullos, los chilitos de la biznaga, pero cada vez menos gente los compra, ya son los adultos mayores los que los conocen, entonces lo que yo hago es inculcarles el gusto a los niños, darles pruebas, ofrecerles garambullos, decirles que son uvas, para que luego pidan” dijo doña Lupita.
Quien dijo que los productos que vende son traídos de zonas cercadas a la capital y a Soledad, como son las pitayas, que explicó ahorita están en temporada y provienen del cactus, al igual que el garambullo, por lo que los tiene a la venta, aunque reconoció que de continuar las lluvias, podría bajar su producción.
Además también vende los conocidos como chilitos de biznaga, los cuales tienen un sabor agridulce, los tradicionales “borrachitos”, chile piquín y tomatillo verde, que se da de forma silvestre y que también es recolectado para su venta.
También ofrece otros productos traídos de la huasteca, como es el piloncillo natural, es decir viene directamente de caña de azúcar, velas y hasta una miel preparada con diferentes hierbas frescas, útiles para tratar enfermedades como la tos, entre otras respiratorias.